Los científicos israelíes que estudian un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia, muy, muy lejos, se topan con un misterio que ellos llaman “agujeros negros en llamas”. Consideramos que los agujeros negros en el espacio exterior no suelen exhibir llamas. Esto sucedió mientras buscaban una solución para la pregunta más importante: ¿cómo se hacen tan grandes los agujeros negros supermasivos, informaron el lunes en Nature Astronomy?
En febrero de 2017, All Sky Automated Survey para SuperNovae observó algo extraordinario: en el transcurso de varias semanas, la radiación emitida alrededor de un agujero negro súper masivo se volvió de repente 50 veces más brillante, en comparación con las observaciones a partir de 2004. Al principio, pensaron que el agujero que “de repente se encendió” había comido otra estrella.
Sin embargo, después de extensas observaciones, los investigadores dirigidos por el Dr. Benny Trakhtenbrot y el Dr. Iair Arcavi, ambos de la Universidad de Tel Aviv, concluyeron que el AT 2017bgt no había sido un eructo estelar. Observaron que el evento emitía un espectro de luz no observado antes en ese contexto. Ergo, concluyeron, habían observado una forma previamente desconocida de que enormes agujeros negros que se “alimentan” del universo.
Entonces, ¿qué fue? Parece que algo dramático le sucedió al gas que rodea el agujero negro, forzándolo a caer en el agujero, lo que, por cierto, había sido predicho por el Prof. Hagai Netzer de TAU más de 30 años antes.
“Ya en la década de 1980, predijimos que un agujero negro que tragara gas de su entorno podría producir los elementos de luz que se ven aquí”, dice Netzer. “Este nuevo resultado constituye la primera vez que el proceso fue visto en la práctica”.
Hay varios tipos de agujeros negros, dijo Trakhtenbrot a Haaretz. “Un agujero negro ‘normal’ es en lo que se convierten algunas estrellas cuando terminan su vida. Su masa es sobre la de la estrella original. Parece que las galaxias están atestadas de ellas. Luego están los agujeros negros supermasivos, que pueden ser millones o billones de veces más masivos que nuestro sol. Pensamos que se acurrucan en el centro de la mayoría de las galaxias”.
“Dondequiera que se haya revisado una galaxia, tiene un agujero negro supermasivo en su centro. Es solo que la ciencia no los ha comprobado todavía”, explica Trakhtenbrot. Sí, hay de un millón de veces la masa del Sol, justo en el corazón de nuestra propia Vía Láctea.
De todos modos, al observar su radiación, podemos ver que algunos agujeros negros crecen y otros no, explica Trakhtenbrot. No sabemos qué fue lo primero en este universo: agujeros negros más grandes o galaxias más grandes, o si crecieron juntos. Lo que importa es la habilidad de la galaxia dada para contener el agujero negro y “alimentarlo”. Esta pregunta más importante, de si los agujeros negros son “la gallina o el huevo”, sigue sin resolverse y es el foco de un estudio intenso.
En cuanto a la anomalía, según las observaciones, el agujero negro supermasivo en cuestión ha estado creciendo en masa durante un año. Podría continuar durante millones de años más, en cuyo caso sería un agujero negro supermasivo verdaderamente masivo.
Más de 20 astrónomos de los Estados Unidos, Chile, Polonia y más participaron en las observaciones y análisis, que utilizaron tres telescopios espaciales diferentes, incluido el nuevo telescopio NICER instalado a bordo de la Estación Espacial Internacional, declaró TAU. Una de las imágenes ultravioletas obtenidas durante el frenesí de adquisición de datos resultó ser la millonésima imagen tomada por el Observatorio Swift de Neil Gehrels, un evento celebrado por la NASA que opera esta misión espacial.