Una mujer israelí que se quedó embarazada con la ayuda de tratamientos de fertilidad descubrió que el feto que lleva no está relacionado genéticamente con ella ni con su marido, según un informe del Ministerio de Sanidad del miércoles.
El informe llegó al Ministerio de Sanidad desde el Hospital Assuta de Rishon LeZion, donde se estaban realizando las pruebas genéticas.
La transferencia de embriones es también la etapa final del proceso de fecundación in vitro (FIV). Un ciclo completo de FIV suele durar unas tres semanas. Requiere que la persona suprima su ciclo menstrual natural y se someta a tratamientos hormonales para estimular el crecimiento de los óvulos. A continuación, los profesionales extraen los óvulos y los fecundan en un laboratorio. En el mejor de los casos, se obtienen varios embriones viables, uno o dos de los cuales se implantan en el útero.
El proceso puede ser costoso y, para algunos, es muy agotador desde el punto de vista físico. Muchas personas pasan por varios ciclos antes de lograr un embarazo viable.
Cuando se hace intencionadamente, la implantación de un embrión no relacionado genéticamente en el útero de alguien que pretende quedarse embarazada se denomina gestación subrogada.
El Ministerio de Sanidad anunció además que se ha creado un comité de investigación para estudiar el incidente del feto no relacionado con la mujer que lo llevaba.