El jueves, una empresa israelí de tecnología de gestión de aguas residuales anunció que un proyecto piloto que llevó a cabo para detectar brotes de coronavirus en las aguas residuales fue un éxito.
El proyecto fue llevado a cabo por la empresa Kando junto con investigadores de la Universidad Ben Gurion, el Technion y otras instituciones.
La empresa pudo identificar brotes en barrios y calles específicas, informó Kando en un comunicado.
Se pensaba que Ashkelon tenía un bajo nivel de infecciones, pero los investigadores encontraron “importantes restos de coronavirus en las aguas residuales municipales”.
El éxito del proyecto podría significar que el seguimiento del virus podría hacerse más eficientemente a través de las alcantarillas que a través de las pruebas a las personas, especialmente porque muchos individuos no muestran síntomas, explicó Kando.
Señalar los brotes podría ayudar a las autoridades a evitar las medidas de cierre de barrido, indicó la empresa.
Kando mencionó que estaba discutiendo la ampliación del proyecto con varias ciudades de Israel y de otros países.
Ari Goldfarb, fundador de Kando, fundó la empresa para localizar los residuos industriales en el laberíntico sistema municipal de alcantarillado de Ashkelon, pero puso sus miras en el virus cuando los pacientes con coronavirus fueron trasladados a un hotel de la ciudad que había sido tomado por el gobierno.
“Cuando llegó esta pandemia de la COVID-19, nos quedó claro que podemos usar este sistema, o este conocimiento, para dar una mejor visión” del virus, declaró a la AFP.
La empresa ha colocado una red de sensores, auto mostradores y controladores bajo las alcantarillas de Ashkelon, y utiliza algoritmos originales e inteligencia artificial para analizar sus datos.
En mayo, Kando se asoció con científicos y matemáticos de Israel, Europa y los Estados Unidos para embarcarse en un piloto de un mes de duración para determinar la precisión de la tecnología.
Los hallazgos, señaló Goldfarb, se ajustaron a los datos del Ministerio de Salud que muestran la amplitud y la ubicación casi exacta de los portadores de virus confirmados, incluyendo el hotel utilizado por los pacientes.
“Somos los únicos que podemos decir dónde está el brote y cuán grande es el brote en la ciudad”, manifestó Goldfarb.
Las aguas residuales también han sido probadas en ciudades como Melbourne, París, Tokio, Ámsterdam y Valencia y en el estado estadounidense de Massachusetts, aunque en su mayoría a pequeña escala y sin precisión.
Los sensores de alcantarilla de Kando pueden medir el flujo de aguas residuales y cuán lejos ha viajado, usando algoritmos para determinar el mejor momento para recoger muestras automáticamente.
Luego son analizadas en varios laboratorios, y los hallazgos instruyen a la empresa sobre la dirección a seguir dentro de las tuberías del sistema de alcantarillado para llegar a la fuente del virus, afirmó Goldfarb.
Científicos de todo el mundo ya han detectado coronavirus en las heces de los pacientes dentro de los sistemas de alcantarillado, pero solo pueden proporcionar una lectura general de la presencia del virus en una comunidad.
La tecnología de Kando puede ir más allá, según Goldfarb, al dar una localización más precisa de un brote, ayudando potencialmente a las autoridades a controlar las enfermedades.
La tecnología puede detectar el virus “en las aguas residuales de las personas asintomáticas, de modo que sabemos de un nuevo brote antes de que realmente se extienda”, reafirmó Goldfarb.
La tecnología de Kando ya ha demostrado su eficacia para ayudar a las autoridades a contener un brote de polio en el 2013 en la ciudad sureña de Hura, finalizó.