Un estudio israelí, realizado este mes por investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU) y el Centro Médico Shamir, ha descubierto que la cantidad de anticuerpos en los pacientes recuperados de COVID-19 cambia según los grupos de edad, el sexo, los síntomas y el tiempo transcurrido desde la vacunación.
El estudio, publicado en Medrxiv, utilizó más de 26.000 muestras de sangre de pacientes recuperados del Coronavirus, tanto vacunados como no vacunados.
En el estudio se encontró una diferencia en la concentración de anticuerpos en la sangre entre hombres y mujeres vacunados.
En las mujeres de 51 años o más, el nivel de anticuerpos encontrado fue mayor que en los hombres de las mismas edades. El estudio explicó este hecho afirmando que podría estar relacionado con el nivel de la hormona del estrógeno en las mujeres de estas edades.
Además, se encontró una mayor concentración de anticuerpos en las mujeres a medida que envejecen a partir de los 51 años, aunque se observa un aumento de anticuerpos en los hombres desde una edad más temprana, alrededor de los 35 años.
El estudio señala que esta diferencia entre hombres y mujeres puede deberse a los cambios en los niveles de testosterona en los hombres y su efecto en el sistema inmunitario.
Entre las tendencias más notables encontradas en el estudio se encuentra que los individuos que recibieron dos dosis de la vacuna COVID-19 tienen cuatro veces más cantidad de anticuerpos que las personas que se recuperaron del virus, y una respuesta inmunitaria más fuerte en general.
Una alta concentración de anticuerpos en adultos jóvenes es, en la mayoría de los casos, el resultado de una respuesta inmunitaria fuerte, lo que contrasta con el mismo fenómeno observado en los ancianos, que indica una reacción excesiva del sistema inmunitario, asociada a enfermedades graves.
El estudio, dirigido por el jefe del Laboratorio de Genómica Computacional de la TAU, el profesor Noam Shomron, y la doctora Adina Bar Chaim, del Centro Médico Shamir, concluyó que, aunque es necesario seguir investigando, esperan que la correlación de la eficacia de las vacunas con la edad y el sexo pueda demostrarse con una medida fiable en el futuro.