Los autores de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Massachusetts Lowell y de la Universidad Bautista de California (publicado en Physics of Fluids, 15 de diciembre de 2020) han llegado a la conclusión de que el uso de una máscara quirúrgica de tres capas previamente utilizada puede ser peor que no usar ninguna máscara.
Su estudio se centró en el efecto de las máscaras (tanto las nuevas como las antiguas) en el flujo de aire y en la inhalación y deposición de partículas en el tracto respiratorio, y demostraron que las máscaras alteraban de forma significativa la forma en que las partículas entraban en la nariz y la boca.
“Es natural pensar que usar una máscara, no importa si es nueva o vieja, siempre debe ser mejor que nada”, dijo el coautor del estudio, Jinxiang Xi. “Nuestros resultados muestran que esta creencia solo es cierta para las partículas mayores de cinco micrómetros, pero no para las partículas finas menores de dos micrómetros y medio”. Dado que los viriones Covid-19 tienen un tamaño entre 0,06 y 0,14 micrómetros, esto debería ciertamente darnos una pausa para pensar.
Sin embargo, eso no fue todo lo que el estudio encontró. Más críticamente, descubrieron que la acción misma de una máscara quirúrgica, al distribuir el flujo de aire a través de toda la máscara en lugar de un flujo dirigido hacia la nariz o la boca, en realidad mejoraba la respiración de los aerosoles, esas partículas responsables de la transmisión del coronavirus.
Los investigadores diseñaron un modelo computarizado de máscara facial basado en una persona que usaba una máscara facial quirúrgica plisada de tres capas y usaron métodos numéricos para rastrear el proceso de las partículas a través de las capas, investigando dónde se depositaban finalmente. Lo que encontraron fue que la velocidad a la que viajaban las partículas era menor que sin la máscara, y que esto en realidad promovía la inhalación de aerosoles en la nariz y eventualmente en el tracto respiratorio.
Cuando se compararon las máscaras nuevas con las máscaras usadas, los hallazgos también fueron inquietantes. Una nueva máscara podía filtrar alrededor del 65% de las partículas más grandes, pero una máscara usada solo alcanzaba una tasa de filtración del 25%. Tomando los hallazgos en combinación, la conclusión de los autores del estudio fue que usar una máscara usada es peor que no usar ninguna.
Cabe señalar que el estudio solo investigó la manera correcta o recomendada de usar una mascarilla facial, es decir, bien ajustada y que cubra completamente la nariz y la boca. Las máscaras mal ajustadas tendrán sin duda una tasa de filtro mucho menor.