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Este experimento de visión resolvió un debate filosófico de siglos de antigüedad

25 de agosto de 2020
Este experimento de visión resolvió un debate filosófico de siglos de antigüedad

Fotografía de Ryan DeBerardinis / Shutterstock

Imagina que estás mirando una alcantarilla a unos pasos de distancia en la calle. Parece circular, pero esto se debe a una impresionante maquinaria perceptiva en tu mente. El patrón de luz en tu ojo, en la retina, tiene, por supuesto, la forma de una elipse.

La razón por la que vemos un círculo, cuando el ojo tiene una elipse, se debe a una variedad de pistas visuales y a nuestro conocimiento del mundo. Cómo hace esto tu mente es un proceso fascinante que ha sido explorado durante décadas por los científicos de la visión.

Pero hay una pregunta persistente: ¿cuánto tiempo se aferra tu mente a la elipse? Hay dos visiones extremas. La primera es que la forma elíptica se abandona al principio del proceso visual, reemplazada por la creencia de que la tapa de la alcantarilla es circular, junto con su orientación, color, etc. El otro extremo es que tu mente se aferra a la forma elíptica, y simultáneamente sientes la elipse mientras percibes el círculo. Lo que plantea una pregunta que los filósofos han discutido durante cientos de años: ¿alguna vez escapamos de la perspectiva desde la que vemos el mundo?

Un reciente artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences, publicado en junio, sugiere que no, nunca escapamos. “Concluimos”, escribieron los investigadores, “que los objetos tienen un carácter dual notablemente persistente: su forma objetiva ‘allá afuera’ y su forma perspectiva ‘desde aquí’”. En nueve experimentos, el psicólogo Jorge Morales, el filósofo Alex Bax y el científico cognitivo Chaz Firestone mostraron que la imagen elíptica en la parte posterior del ojo probablemente se queda con nosotros.

Los investigadores presentaron a la gente imágenes de monedas tituladas en varios ángulos. Cuando se mira directamente, la imagen del ojo es de un círculo. Cuando se inclina, una elipse. A la gente también se le mostraron imágenes similares a las monedas que en realidad eran elípticas. A los sujetos se les mostraban dos a la vez, y se les pedía que eligieran, lo más rápido posible, cuál era realmente la elíptica.

¿Cómo prueba esto si la forma elíptica del ojo persiste en el sistema visual? Bueno, cuando dos cosas son más similares, toma más tiempo distinguirlas. Por ejemplo, si tuvieras que elegir qué letra es una b, sería más rápido si la otra letra fuera una z y más lento si la otra letra fuera una d. Las letras b y d se ven tan similares que compiten por tu atención. De manera similar, imagina que se te presenta una elipse real, siendo el otro objeto una moneda inclinada en forma de elipse. Si la elipse persiste en su sistema visual, su decisión entre los dos debería ser más lenta, porque la elipse de la moneda lo distraería de la elipse real. Pero si descartamos la imagen ocular elíptica, eso debería evitar que su decisión sea más lenta.

¡Pero sí que se ralentiza! En todos los experimentos, controlando muchas variables, los investigadores encontraron que las monedas inclinadas distraían a la gente y les impedían encontrar la elipse real.

Las ramificaciones de esto son mayores que simples monedas inclinadas. La percepción está llena de información sin importancia que parece como si fuera descartada. Cuando una luz brilla en la cara de alguien, por ejemplo, no nos damos cuenta de la sombra que proyecta la nariz a menos que la busquemos específicamente. Cuando la gente pronuncia ligeramente mal las palabras, nuestras mentes se auto corrigen y escuchamos la palabra pronunciada correctamente. Este estudio de percepción de la forma sugiere que esta información, en lugar de perderse por completo, sigue siendo procesada, aunque se necesitarían más estudios para ver si también ocurre en estos otros dominios.

Este resultado también plantea una cuestión importante: Si seguimos percibiendo formas en el ojo, ¿por qué nos cuesta tanto reconocerlas? Aprender a dibujar significa tomar una escena que vemos como tridimensional y representarla en una hoja de papel bidimensional. Esto es difícil de hacer, por lo que dibujar en perspectiva requiere práctica. Una gran parte de aprender a dibujar implica aprender a prestar atención a las formas en nuestra retina.

Podría ser que, aunque estas formas persistan, son en su mayoría inconscientes, y se requiere entrenamiento para reconocerlas por lo que son, pero incluso las formas procesadas inconscientemente pueden interferir con la percepción. “Los objetos están estampados con la perspectiva del perceptor”, concluyen Morales, Bax y Firestone. “No vemos el mundo completamente separado desde nuestro punto de vista”.

Jim Davies es profesor de ciencia cognitiva en la Universidad de Carleton y autor de Imagination: La ciencia del mayor poder de tu mente. Es co-anfitrión del podcast Minding the Brain.

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