Un nuevo estudio ha descubierto que la huella genética de Wallacea, un grupo de islas al norte de Australia que ahora forma parte de Indonesia y Timor Oriental, probablemente se formó en parte por los migrantes del sudeste asiático continental. Esto contrasta con la teoría anterior, que sostenía que la diversidad genética de la región era únicamente el resultado de las interacciones entre los agricultores austronesios migrantes y los cazadores-recolectores indígenas.
Los investigadores extrajeron el ADN de los restos de 16 individuos de ocho yacimientos arqueológicos de Wallacea. Además de descubrir las raíces del sudeste asiático en la genética de Wallacea, las pruebas también aclaran el momento de la mezcla entre los agricultores austronesios y los cazadores-recolectores indígenas.
El estudio, publicado en Nature, Ecology and Evolution, explica que los grupos de habla austronesia probablemente salieron de Taiwán hace unos 4.000 años en barcos con nuevas tecnologías de navegación y se asentaron en las islas del sudeste asiático y en Oceanía y Madagascar hace aproximadamente 3.500 años.
Mientras que las estimaciones anteriores sobre el momento de la mezcla entre estos emigrantes y la población indígena se basaban en el análisis de grupos actuales y daban lugar a grandes discrepancias, las pruebas de ADN del estudio a partir de restos óseos demuestran que la mezcla en Wallacea se produjo antes del año 2100 a.C. Además, las pruebas indican que la mezcla fue probablemente continua o tuvo lugar en múltiples oleadas, en lugar de un gran evento inicial.
El Dr. Stuart Hawkins, uno de los investigadores del estudio, explicó la importancia de estos resultados en un comunicado de prensa. “Nuestro trabajo demuestra que este entrelazamiento de la genética y las culturas en la región de Wallacea se produjo al menos un milenio antes de lo que se pensaba, y también que fue continuo durante los periodos neolítico y de la Edad de los Metales de los últimos 3.000 años”.
Resulta significativo que el estudio también descubriera que la composición genética de Wallacea era más diversa de lo que se pensaba inicialmente. Parece que los emigrantes del sudeste asiático llegaron a las islas antes que los austronesios, lo que contribuyó a la diversidad genética más allá de lo que se suponía basándose en los análisis de los grupos actuales.
La presencia de migrantes del continente es evidente en el sur de Wallacea, donde los individuos antiguos estudiados presentaban ascendencia del sudeste asiático continental. En cambio, los individuos más al norte tenían mucha más ascendencia austronesia. Esto sugiere que los habitantes del norte y del sur de Wallacea vivieron historias diferentes a pesar de su proximidad.
Los investigadores sólo pueden especular sobre quiénes eran estos antiguos emigrantes.
“Ese componente del sudeste asiático continental es un gran misterio para mí”, dijo el profesor emérito Peter Bellwood. “Sospecho que podríamos estar ante pequeños grupos, quizá de agricultores primitivos, que viajaron mucho, no dejaron huellas arqueológicas ni lingüísticas por el camino, pero que aumentaron el tamaño de su población tras su llegada”.
No obstante, las pruebas de una migración desde el sudeste asiático continental no sorprendieron del todo a la coautora del estudio, la profesora Sue O’Connor. “Hace tiempo que las pruebas arqueológicas indican que hubo un movimiento temprano de personas procedentes del sudeste asiático continental, como los hallazgos de tiestos de cerámica en yacimientos arqueológicos que no encajan del todo con lo que conocemos de la cerámica austronesia temprana”.
Los indonesios orientales son ejemplos vivos de la fusión genética que comenzó a producirse hace miles de años, pero los autores del estudio afirman que los pueblos austronesios que llegaron a Wallacea podrían haber llegado hasta Sudamérica.
Independientemente de los otros lugares a los que pudieron llegar los pueblos que contribuyeron a la composición genética de Wallacea, el hecho de que llegaran a Wallacea es históricamente significativo en sí mismo.
Como explica O’Connor, “[el estudio] nos da una visión única de la cantidad de movilidad humana que tuvo lugar a través de esta vasta región marítima que no obtendríamos sólo de la arqueología; la migración de los pueblos austronesios a través del Pacífico es una de las mayores migraciones de la historia humana”.