Investigadores rusos han desarrollado un sensor que puede analizar líquidos y gases en cantidades muy pequeñas, y que podría ser capaz de detectar y controlar el cáncer.
Según un estudio revisado por expertos y publicado en Optics Letters, los investigadores, entre los que se encuentran el autor principal, Aleksei Kuzin, de la Universidad HSE y Skoltech, y el profesor Dmitry Gorin, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Skolkovo, montaron un chip con sensores ópticos nanofotónicos y canales microfluídicos muy sensibles a los fluidos y gases.
Cuando se bombean fluidos o gases a través de los canales, los dispositivos nanofotónicos detectan la radiación óptica, lo que permite a los investigadores detectar cambios en las características espectrales de la salida y determinar así la composición de los fluidos o gases.
El pequeño tamaño del dispositivo permite a los investigadores analizar con precisión las muestras, incluso en concentraciones muy pequeñas. Esto es importante cuando los investigadores no pueden analizar las muestras en el lugar donde se encuentran y deben trasladarlas a otro lugar para su estudio.
Según la Universidad HSE, la sangre humana contiene objetos que pueden utilizarse para diagnosticar el cáncer, como los exosomas, que son vesículas microscópicas liberadas por las células de tejidos y órganos.
En los casos de cáncer en fase inicial, la concentración de exosomas en la sangre suele aumentar notablemente, lo que puede indicar a los oncólogos la presencia del cáncer.
“Las células se comunican entre sí utilizando vesículas extracelulares, como los exosomas, para enviar mensajes”, dijo Gorin, según la HSE. “Sin embargo, ciertos factores -interiores (predisposición genética) o externos (ambientales, como la radiación)- pueden alterar el funcionamiento normal de una célula, haciendo que envíe mensajes erróneos, lo que conduce a la división celular descontrolada y al crecimiento del tumor”.