Un proyecto conjunto de la Agencia Judía para Israel, el Instituto de Ciencias Weizmann y el proveedor de servicios de salud Clalit ha estado enseñando las mejores prácticas en la lucha contra el coronavirus a organizaciones, comunidades y personal médico judíos y no judíos en el extranjero.
Como el pico del brote parece haber quedado atrás en la mayor parte del mundo occidental, la opinión general es que Israel superó bien la prueba. Concretamente, el número de muertes se contuvo en comparación con muchos otros países: según informa la AFP, con 284 pacientes que sucumbieron a COVID-19, el país ha registrado un número de víctimas equivalente a 31 por millón de habitantes, en comparación con alrededor de 310 muertes por millón en los Estados Unidos, unas 560 en el Reino Unido y 427 en Francia.
“Estamos llegando a las comunidades, a los grupos judíos y no judíos y a cualquier actor relevante para compartir con ellos las estrategias que han funcionado muy bien en Israel”, dijo Amos Hermon a The Jerusalén Post, CEO de Israel Experience, la rama educativa de la Agencia Judía.
Hermon explicó que, desde finales de febrero, las tres organizaciones que han estado promoviendo la iniciativa, han estado cooperando para organizar dos o tres reuniones semanales en línea abiertas a los líderes judíos, rabinos, médicos y jefes de organizaciones, con la intención de proporcionarles la experiencia desarrollada por los sistemas y profesionales médicos israelíes.
“Los representantes de la Agencia Judía están en el terreno en tantos países del mundo y tienen muchos contactos. Hemos trabajado con comunidades judías en Francia, Brasil, Sudáfrica, Chile y más. Hacen preguntas médicas a los expertos israelíes, pero también sobre cuestiones relacionadas con la forma en que la reapertura de sinagogas o escuelas ha funcionado aquí en Israel”, explicó.
“Es importante para nosotros destacar que este proyecto está abierto a todos los interesados en unirse, independientemente de la religión, la nacionalidad o cualquier otra consideración. Nos complace compartir nuestros conocimientos con todos”, añadió Hermon.
Uno de los protocolos fundamentales que los expertos están compartiendo de la forma más amplia posible es la necesidad de mantener a los pacientes con coronavirus bajo vigilancia desde una etapa muy temprana.
Como explicó al Post el cardiólogo israelí Vered Gilad, que trabaja en el hospital San Martino de Génova (Italia), una de las estrategias que están sugiriendo es la implantación de un sistema para medir el nivel de oxígeno de los pacientes, que es uno de los síntomas más significativos que determinan la necesidad de recibir tratamiento médico.
“Estamos alentando a las comunidades a que identifiquen a los pacientes entre sus miembros y a que establezcan un pequeño equipo de personal médico para vigilar su nivel de oxígeno mediante un dispositivo llamado oxímetro y a que hagan un seguimiento con ellos dos veces al día para ver cómo evoluciona la situación”, dijo.
Los oxímetros de pulso son pequeños dispositivos que se colocan en la punta de un dedo para detectar la saturación de oxígeno en la sangre.
Gilad vive en Génova desde 2010, pero no asumió su puesto en San Martino hasta enero y, debido a las necesidades del brote, empezó a trabajar con pacientes con coronavirus casi de inmediato.
Dado que la pandemia afectó a Italia antes de que a Israel, el doctor pudo compartir muchas ideas con sus colegas israelíes y pronto se involucró en la iniciativa de ofrecer sus conocimientos especializados a las comunidades y organizaciones que los necesitaban.
“Creo que ahora está muy claro que la detección temprana de los síntomas y la vigilancia de los pacientes en la fase inicial de la enfermedad marca una gran diferencia. Construimos un programa para hacerlo que es muy simple y puede ser implementado fácilmente”, dijo.
El proyecto está en curso, de manera que la última reunión virtual se llevó a cabo justo antes de la fiesta judía de Shavuot que comenzó el jueves pasado por la noche, y se han organizado más reuniones para la próxima semana.
“Monitorear a los pacientes con un oxímetro es tan simple que casi me siento frustrado de que haya muchos lugares en el mundo donde esto no se está llevando a cabo”, dijo al Post el científico principal de Weizmann, Boaz Katz. “En Israel cada paciente tiene uno. Por eso este proyecto es tan importante: para explicar cómo algo que toma tan poco puede salvar tantas vidas”.