Planta en Ashalim convierte 1,000 toneladas diarias de residuos orgánicos en 5 MW de electricidad, reduciendo 200,000 toneladas de CO2 anualmente.
Planta de biomasa en Ashalim produce energía renovable desde 2014
Desde 2014, Israel avanza en la producción de energía renovable con una planta de digestión anaeróbica en Ashalim, en el desierto del Néguev. Esta instalación, licitada por el Ministerio de Energía, procesa 1,000 toneladas diarias de residuos orgánicos municipales para generar 5 megavatios de electricidad, suficientes para abastecer a miles de hogares. Operada bajo un modelo BOT (Build-Operate-Transfer) por un consorcio privado durante 25 años, la planta convierte desechos en biogás mediante procesos biológicos sin oxígeno, marcando un hito en la gestión sostenible de residuos y la producción energética.
El proyecto responde a la resolución gubernamental 2117 de 2014, que promovió la construcción de infraestructuras renovables en Ashalim, incluyendo centrales solares y esta planta de biomasa. La instalación utiliza tecnología de digestión anaeróbica para descomponer materia orgánica, como restos de alimentos y desechos agrícolas, en biodigestores herméticos. El biogás resultante, compuesto principalmente por metano, alimenta generadores eléctricos, mientras que el digestato se emplea como fertilizante orgánico, fortaleciendo la economía circular.
La planta contribuye al objetivo nacional de alcanzar el 13% de electricidad renovable para 2025, según la resolución 542 de 2015. Este compromiso se reforzó en 2016 con la resolución 1403, que estableció incentivos fiscales y medidas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero. La instalación en Ashalim evita la emisión de 200,000 toneladas de CO2 al año, equivalente a retirar miles de vehículos de las carreteras, y reduce la dependencia de vertederos, minimizando la contaminación del suelo.
El consorcio operador, liderado por empresas locales e internacionales, invirtió millones de dólares en la construcción y mantenimiento de la planta. La licitación, gestionada por el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Energía, la Autoridad de Electricidad e Inbal Co., aseguró estándares técnicos rigurosos. La infraestructura ocupa un área significativa en el Néguev y opera las 24 horas, procesando residuos de municipios cercanos y generando empleo local.
Datos clave sobre la planta de biomasa en Ashalim
- Capacidad: Procesa 1,000 toneladas diarias de residuos orgánicos.
- Producción: Genera 5 MW de electricidad, suficiente para miles de hogares.
- Reducción de CO2: Evita 200,000 toneladas de emisiones anuales.
- Modelo operativo: BOT por 25 años, liderado por un consorcio privado.
- Impacto: Contribuye al 13% de meta renovable para 2025.
Digestión anaeróbica: tecnología clave para energía limpia

La digestión anaeróbica, núcleo de la planta de Ashalim, emplea microorganismos para descomponer residuos orgánicos en ausencia de oxígeno. Este proceso, desarrollado en biodigestores sellados, produce biogás con un 40-70% de metano, según estudios técnicos. El biogás se purifica para eliminar dióxido de carbono y otros gases, alcanzando una calidad comparable al gas natural. Este combustible renovable impulsa turbinas que generan electricidad, mientras el calor residual se aprovecha para procesos industriales, maximizando la eficiencia energética.
La tecnología, consolidada en países como Suecia y Alemania, permite a Israel tratar residuos de manera eficiente y reducir la presión sobre los vertederos. En Ashalim, los residuos provienen principalmente de des Secondary sources indicate that the plant processes a mix of municipal solid waste, food waste, and agricultural residues. The resulting digestate, rich in nutrients, supports local agriculture, enhancing soil fertility without chemical fertilizers.
The plant’s operation aligns with Israel’s broader renewable energy strategy, which includes solar and wind projects in the Néguev. The Ashalim facility complements the region’s solar farms, operational since 2018, by providing a stable energy source unaffected by weather conditions. Unlike solar or wind, biomass plants can generate electricity continuously, ensuring grid reliability.
Contribución de Israel a la sostenibilidad global
Israel’s investment in biomass energy reflects its commitment to global sustainability goals, including the Paris Agreement. The Ashalim plant supports the country’s pledge to reduce greenhouse gas emissions by 27% by 2030 compared to 2015 levels. By valorizing waste, the facility addresses both energy and environmental challenges, transforming a potential pollutant into a valuable resource.
The project also fosters innovation, with Israeli companies developing advanced digestion technologies exported worldwide. Research institutions, such as the Technion and Weizmann Institute, collaborate with industry to improve biogas yields and digestate quality. These efforts position Israel as a leader in bioenergy, alONGide its achievements in solar and water management technologies.
Historically, Israel began exploring biomass energy in the early 2000s, with pilot projects testing small-scale digesters. The success of these initiatives led to the Ashalim plant, one of the largest of its kind in the Middle East. The facility’s scalability has sparked interest in replicating the model in other regions, including Jordan and Egypt, where waste management remains a challenge.
The Ashalim plant operates within a robust regulatory framework, enforced by the Ministry of Environmental Protection. Strict standards ensure minimal emissions and safe digestate use, protecting public health and ecosystems. Regular audits by the Israel Electric Corporation verify the plant’s contribution to the national grid, reinforcing its role in energy security.
Impacto económico y social del proyecto en el Néguev
The Ashalim biomass plant has revitalized the Néguev’s economy, creating hundreds of jobs in construction, operation, and waste logistics. Local municipalities benefit from reduced waste disposal costs, while farmers gain access to affordable, high-quality fertilizer. The project also attracts international investment, with partnerships from European and North American firms specializing in renewable energy.
Educational programs, supported by the Ministry of Energy, promote public awareness of biomass energy. Schools and universities in the Néguev host workshops, highlighting the plant’s role in sustainable development. These initiatives aim to inspire the next generation of Israeli engineers and environmental scientists.
Globally, biomass energy accounts for approximately 10% of renewable energy production, according to the International Energy Agency. In Israel, it represents a smaller but growing share, with the Ashalim plant paving the way for future projects. The government plans to expand biomass capacity by 2030, targeting an additional 500 MW from waste-to-energy facilities nationwide.
The Ashalim facility exemplifies Israel’s ability to integrate cutting-edge technology with environmental stewardship. By converting 1,000 tons of waste daily into clean energy, the plant not only powers homes but also sets a precedent for sustainable waste management in arid regions. Its success underscores the potential of biomass as a cornerstone of the global energy transition.