Israel Aerospace Industries impulsa satélites de alta resolución para rastrear CO2 y metano, apoyando políticas climáticas y exportando datos a aliados.
Avances de Israel en monitoreo climático satelital
Israel Aerospace Industries (IAI) lanzó en 2017 el satélite Venus, un proyecto conjunto con la Agencia Espacial Francesa (CNES), diseñado para monitorear gases de efecto invernadero como CO2 y metano con una resolución espacial de 5 metros. Este satélite, que orbita a 720 kilómetros de altura, captura imágenes en 12 bandas espectrales, permitiendo detectar cambios en vegetación, calidad del agua y emisiones contaminantes. En 2023, IAI firmó un acuerdo con Azercosmos, la agencia espacial de Azerbaiyán, para suministrar dos satélites Azersky-2 con resolución de 0.5 metros, capaces de cubrir el 90% de la superficie terrestre diariamente.
El satélite Venus proporciona datos esenciales para evaluar el impacto del cambio climático, como la desertificación, la erosión y la contaminación. Sus imágenes, procesadas por el Centre d’Etudes Spatiales de la BIOsphère en Francia, han permitido a Israel implementar políticas climáticas basadas en datos precisos. Por ejemplo, el monitoreo de CO2 en áreas urbanas ha respaldado regulaciones para reducir emisiones en Tel Aviv y Jerusalén. Además, los datos recopilados se comparten con países aliados, fortaleciendo la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático.
Los satélites Azersky-2, desarrollados bajo el acuerdo con Azercosmos, representan un avance significativo. Equipados con sensores electro-ópticos multiespectrales, estos satélites detectan emisiones de metano en tiempo real, un gas con un potencial de calentamiento global 28 veces mayor que el CO2. La colaboración incluye la transferencia de tecnología y la creación de centros de innovación espacial en Azerbaiyán, consolidando a IAI como líder en soluciones satelitales de alta resolución.
La capacidad de estos satélites para monitorear fenómenos climáticos en tiempo real ha transformado la gestión ambiental. En 2022, Venus identificó un aumento de metano en regiones industriales de Europa, lo que llevó a ajustes en las regulaciones de emisiones. Los datos de IAI también apoyan la agricultura de precisión, optimizando el uso de agua y fertilizantes en regiones áridas como el Néguev.
Datos clave sobre los satélites de monitoreo climático de Israel
- Resolución espacial: Venus ofrece 5 metros; Azersky-2, 0.5 metros.
- Cobertura: Azersky-2 cubre el 90% de la superficie terrestre diaria.
- Gases monitoreados: CO2 y metano, con detección en tiempo real.
- Colaboraciones: CNES (Francia) desde 2017 y Azercosmos (Azerbaiyán) desde 2023.
- Aplicaciones: Políticas climáticas, agricultura de precisión, cooperación internacional.
Colaboraciones internacionales y tecnología avanzada

El desarrollo del satélite Venus involucró a múltiples actores israelíes, incluyendo Elbit Systems, que diseñó la cámara multiespectral, y Rafael Advanced Defense Systems, que creó un sistema de propulsión eléctrica basado en Hall Effect Thrusters. Este sistema permite una navegación más precisa, prolongando la vida útil del satélite a 4.5 años. Lanzado el 2 de agosto de 2017 desde Guayana Francesa en un cohete Vega, Venus monitorea 110 sitios globales seleccionados para experimentos científicos, desde América del Sur hasta Asia.
La alianza con Azercosmos en 2023 marcó un hito en la exportación de tecnología israelí. Los satélites Azersky-2, basados en el modelo OptSat-500, ofrecen capacidades avanzadas de observación terrestre. Con un costo estimado de 120 millones de dólares, el acuerdo incluye formación técnica para ingenieros azerbaiyanos y el establecimiento de programas académicos en Bakú. Esta colaboración refuerza los lazos entre Israel y Azerbaiyán, un aliado estratégico en la región del Cáucaso.
Los satélites de IAI destacan por su miniaturización y eficiencia. Según Amnon Blasberger, exdirector de la Agencia Espacial Israelí, “los satélites israelíes ofrecen el mejor rendimiento por kilogramo del mundo”. Con un peso de solo 265 kg, Venus combina un diseño compacto con una capacidad de captura de datos sin precedentes, lo que lo convierte en un modelo para futuras misiones espaciales.
Además de su impacto climático, los satélites de IAI tienen aplicaciones en seguridad y defensa. Los datos de alta resolución permiten monitorear infraestructuras críticas y detectar actividades sospechosas, fortaleciendo la seguridad nacional de Israel y sus aliados. En 2023, Azersky-2 apoyó operaciones de vigilancia en Azerbaiyán, demostrando su versatilidad.
Contexto global del monitoreo climático satelital
El monitoreo satelital de gases de efecto invernadero ha ganado relevancia desde el lanzamiento del GOSAT japonés en 2009, el primer satélite dedicado a medir CO2 y metano. En 2014, la NASA lanzó el OCO-2, con una precisión del 0.3% en la detección de CO2. Sin embargo, los satélites de IAI se distinguen por su alta resolución y capacidad de cubrir grandes áreas en tiempo real, superando a competidores como GHGSat, que opera con una resolución de 25 metros.
En 2023, la NASA reportó que su misión EMIT, instalada en la Estación Espacial Internacional, identificó más de 50 “superemisiones” de metano en regiones como Asia Central y el suroeste de Estados Unidos. Aunque EMIT utiliza espectrómetros avanzados, su cobertura es limitada comparada con los satélites de IAI, que ofrecen datos diarios a gran escala. Esta capacidad ha posicionado a Israel como un actor clave en la observación terrestre.
La tecnología satelital también enfrenta desafíos. La Agencia Espacial Europea destacó en 2024 que la acumulación de desechos espaciales amenaza la operatividad de satélites como Venus. En respuesta, IAI planea integrar sistemas de desorbitación en futuras misiones para reducir el impacto ambiental en el espacio. Además, la dependencia de estaciones terrestres, como las de Kiruna en Suecia, requiere una coordinación internacional constante.
El mercado global de observación terrestre está en auge. Un informe del World Economic Forum de 2024 proyecta que este sector contribuirá con más de 700 mil millones de dólares a la economía mundial para 2030, además de reducir 2 gigatoneladas de emisiones anuales. Israel, con su experiencia en miniaturización y alta resolución, está bien posicionado para liderar esta industria, exportando tecnología a países como Azerbaiyán, Italia y Francia.