ANINA en Tel Aviv convierte vegetales descartados en cápsulas comestibles, reduciendo el desperdicio alimentario y planeando expansión a EE. UU. en 2025.
ANINA lidera la innovación con vegetales imperfectos en Israel
En Tel Aviv, la startup ANINA Culinary Art revoluciona la industria alimentaria al transformar vegetales descartados por su apariencia en comidas listas para cocinar. Desde su fundación en 2021, ANINA produce cápsulas comestibles que combinan vegetales “feos” con ingredientes naturales, ofreciendo una solución práctica para reducir el desperdicio alimentario. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de los alimentos producidos globalmente se desperdicia, y en Israel, hasta el 30% de los productos agrícolas se descartan por estándares estéticos. Las cápsulas de ANINA, diseñadas para cocinarse en minutos, integran vegetales que no cumplen con los criterios de forma, tamaño o color del mercado, pero mantienen su valor nutricional.
La tecnología de ANINA fusiona diseño y funcionalidad. Cada cápsula, elaborada con vegetales descartados, se presenta como una alternativa sostenible a los platos preparados tradicionales. La empresa, apoyada por la incubadora The Kitchen de Strauss Group, ha optimizado procesos para garantizar que los vegetales, provenientes de agricultores locales, se transformen en productos seguros y atractivos. En 2024, ANINA distribuyó sus cápsulas en supermercados y tiendas especializadas en Israel, con un aumento del 40% en las ventas respecto al año anterior, según datos de la compañía. La startup planea expandirse a Estados Unidos en 2025, un mercado donde el desperdicio alimentario alcanza las 60 millones de toneladas anuales, principalmente por motivos estéticos.
El modelo de ANINA no solo aborda el desperdicio, sino que también fortalece la economía circular. Los agricultores, que antes perdían ingresos por productos no comercializables, ahora venden sus vegetales imperfectos a la empresa. En 2023, ANINA colaboró con más de 50 productores agrícolas en Israel, integrando cerca de 200 toneladas de vegetales descartados en sus cápsulas. La startup también trabaja en nuevas aplicaciones, como cápsulas más pequeñas a base de frutas imperfectas, similares a barras energéticas, previstas para lanzarse en 2026. Este enfoque ha atraído la atención de inversores internacionales, con una ronda de financiación de 3 millones de dólares cerrada en 2024.
El impacto de ANINA se alinea con los objetivos globales de sostenibilidad. La Agenda 2030 de las Naciones Unidas, específicamente la meta 12.3 del Objetivo de Desarrollo Sostenible, busca reducir a la mitad el desperdicio alimentario para 2030. En Israel, donde la innovación agrícola es un pilar económico, iniciativas como la de ANINA refuerzan el liderazgo del país en soluciones tecnológicas para la seguridad alimentaria. La empresa ha recibido reconocimientos, como el premio FoodTech Innovation Award en 2023, por su contribución a la reducción de residuos.
Datos clave sobre ANINA y el desperdicio alimentario
- Fundación: ANINA comenzó operaciones en Tel Aviv en 2021.
- Producción: Transforma 200 toneladas de vegetales imperfectos al año.
- Crecimiento: Aumentó sus ventas en 40% en 2024 en Israel.
- Expansión: Planea ingresar al mercado de EE. UU. en 2025.
- Desperdicio global: Un tercio de los alimentos se desperdicia, según la FAO.
- Impacto en Israel: El 30% de los productos agrícolas se descarta por estética.
Tecnología y diseño en las cápsulas de ANINA

La innovación de ANINA radica en su proceso de producción, que combina tecnología avanzada con diseño culinario. Los vegetales imperfectos, recolectados de granjas en regiones como el Néguev y el Valle de Jezreel, se procesan en instalaciones certificadas en Tel Aviv. Allí, se limpian, cortan y mezclan con especias y aglutinantes naturales para formar cápsulas comestibles. Estas cápsulas, que se cocinan en 10 minutos, ofrecen una solución conveniente para consumidores que buscan opciones saludables y sostenibles. En 2024, ANINA lanzó una línea de cápsulas con sabores inspirados en la cocina mediterránea, como pimientos asados y calabacín con hierbas.
La incubadora The Kitchen, parte del gigante alimentario Strauss Group, ha sido clave en el desarrollo de ANINA. Desde 2021, proporcionó acceso a laboratorios de investigación y redes de distribución, permitiendo a la startup escalar su producción. En un informe de The Kitchen, se destacó que las cápsulas de ANINA reducen el desperdicio en la cadena de suministro en un 25% en comparación con los métodos tradicionales de procesamiento de vegetales. Además, la empresa utiliza envases biodegradables, reforzando su compromiso con la sostenibilidad.
El mercado de Israel ha respondido positivamente a los productos de ANINA. Según un estudio de Nielsen Israel en 2024, el 60% de los consumidores locales está dispuesto a comprar alimentos elaborados con ingredientes imperfectos si se garantiza su calidad. Este cambio en la percepción del consumidor ha sido impulsado por campañas de sensibilización lideradas por ANINA y otras organizaciones, que destacan los beneficios ambientales y económicos de aprovechar los vegetales descartados. La startup también colabora con chefs reconocidos, como Yotam Ottolenghi, para crear recetas que integren sus cápsulas.
En el contexto internacional, ANINA compite con iniciativas similares, como Misfits Market en Estados Unidos y Fruta Feia en Portugal, que también promueven el consumo de productos imperfectos. Sin embargo, la propuesta de ANINA se distingue por su enfoque en comidas listas para cocinar, un segmento en crecimiento dentro de la industria alimentaria. En 2025, la empresa participará en la feria FoodTech IL, donde presentará sus planes de expansión y nuevos productos.
Contexto global del desperdicio alimentario y el rol de Israel
El desperdicio alimentario es un desafío global. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en 2022 se desperdiciaron 1.050 millones de toneladas de alimentos, equivalente a 132 kilogramos por persona. Este problema genera un impacto ambiental significativo, ya que los alimentos desechados contribuyen al 8-10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En Israel, el sector agrícola enfrenta presiones para maximizar la eficiencia debido a la escasez de recursos como el agua y la tierra arable. Empresas como ANINA responden a estas limitaciones con soluciones innovadoras.
El gobierno de Israel apoya iniciativas contra el desperdicio alimentario a través de programas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. En 2023, se lanzaron incentivos fiscales para empresas que implementen tecnologías de reciclaje alimentario, beneficiando a startups como ANINA. Además, la Universidad Hebrea de Jerusalén colabora con la industria alimentaria en investigaciones sobre la conservación de productos agrícolas, complementando los esfuerzos del sector privado.
El éxito de ANINA refleja el ecosistema de innovación de Israel, conocido como la “Startup Nation”. Con más de 500 startups de FoodTech registradas en 2024, el país lidera en tecnologías para la sostenibilidad alimentaria. Organizaciones como Start-Up Nation Central han destacado a ANINA como un ejemplo de cómo la tecnología puede abordar problemas globales mientras genera beneficios económicos. En 2025, se espera que el sector de FoodTech en Israel atraiga inversiones por 1.200 millones de dólares.
Más allá de ANINA, otras empresas israelíes, como ReGrow y SavorEat, también trabajan en soluciones para reducir el desperdicio y promover dietas sostenibles. Estas iniciativas refuerzan la posición de Israel como un centro de innovación alimentaria, capaz de influir en las tendencias globales. Mientras ANINA se prepara para su expansión a Estados Unidos, su modelo podría inspirar a otros países a adoptar enfoques similares para combatir el desperdicio alimentario.