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Portada » Ciencia y Tecnología » Israelíes combaten plaga de Sabra con escarabajos depredadores

Israelíes combaten plaga de Sabra con escarabajos depredadores

por Hadar Malka
13 de mayo de 2025
en Ciencia y Tecnología

El Centro Volcani usa escarabajos y moscas para controlar Dactylopius opuntiae, protegiendo cultivos de tuna Sabra en el norte de Israel.

Control biológico salva cultivos de Sabra en Israel

Un equipo del Centro Volcani, liderado por el entomólogo Prof. Zvika Mendel, implementó un método de control biológico para proteger los cultivos de tuna Sabra (Opuntia ficus-indica) en el norte de Israel. La plaga Dactylopius opuntiae, un insecto escama detectado en 2013 en el Valle de Hula, devastó plantaciones en Galilea, los Altos del Golán y la llanura costera norte. Este insecto, de cuerpo blando y forma ovalada, succiona nutrientes de los cactus, causando amarillamiento y muerte de las plantas. El método emplea escarabajos depredadores y moscas importados de México, reduciendo significativamente el daño sin recurrir a pesticidas químicos.

En 2017, el equipo liberó miles de escarabajos Hyperaspis trifurcata en el este de Galilea. Estos depredadores, específicos contra Dactylopius opuntiae, se alimentan exclusivamente del insecto plaga. En 2019, se introdujeron moscas Leucopis bellula en otras áreas afectadas. Ambos insectos pasaron por cuarentena, cría y pruebas en laboratorio para garantizar su efectividad y seguridad. En una granja orgánica en Rakefet, agricultores locales adoptaron el método, trasladando cladodios infestados con depredadores a sus cultivos, ampliando el impacto del control biológico.

Los primeros intentos de contención incluyeron fumigación con insecticidas, pero esta práctica se abandonó en 2018 por riesgos a la salud pública, ya que las tunas son recolectadas para consumo. En su lugar, el equipo recurrió a un escarabajo australiano, Cryptolaemus montrouzieri, introducido previamente en Israel para proteger cítricos y aguacates. Este escarabajo se adaptó a alimentarse de Dactylopius opuntiae en la costa de Galilea, pero no prosperó en áreas interiores, lo que llevó a la importación de los depredadores mexicanos.

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La tuna Sabra, símbolo cultural de Israel, representa la identidad de los judíos nacidos en el país, con una cáscara espinosa pero un interior dulce. También tiene valor económico como cultivo comercial y forrajero, especialmente en climas mediterráneos y subtropicales. La plaga amenazó no solo la producción local, sino también el paisaje agrícola, donde las tunas sirven como cercas naturales y barreras contra la erosión.

Datos clave sobre el control biológico de Dactylopius opuntiae

  • Inicio de la plaga: Detectada en 2013 en el Valle de Hula, se expandió por Galilea y los Altos del Golán para 2018.
  • Depredadores utilizados: Escarabajos Hyperaspis trifurcata y moscas Leucopis bellula, importados de México tras pruebas de laboratorio.
  • Área afectada: Norte de Israel, desde Acre hasta Beit Shean, con mayor impacto en la llanura costera y Galilea.
  • Impacto económico: La Sabra es un cultivo comercial y forrajero, vital en regiones áridas de Asia y África.
  • Sostenibilidad: El método reduce el uso de pesticidas, promoviendo prácticas agrícolas ecológicas.

Origen y expansión de la plaga en el Mediterráneo

La plaga Dactylopius opuntiae no es exclusiva de Israel. Desde su detección en el Mediterráneo, afectó cultivos en Marruecos, España, Líbano, Siria y Jordania. En Marruecos, donde 1.2 millones de dunams están cultivados con tuna, la plaga puso en riesgo miles de empleos. En España, detectada en 2007, devastó chumberas en el sur y levante, áreas de valor socioeconómico y paisajístico. La rápida expansión se atribuye a la falta de depredadores naturales en estas regiones y al abandono de cultivos, que facilita la propagación del insecto.

El insecto llegó al Mediterráneo oriental probablemente desde Líbano, donde un intento fallido de producir el tinte cochinilla, derivado de Dactylopius coccus, introdujo accidentalmente a Dactylopius opuntiae. A diferencia de su pariente, que produce el valioso pigmento carmín, este insecto es altamente destructivo. En su hábitat natural en las Américas, los depredadores mantienen sus poblaciones bajo control, pero en el Mediterráneo prosperó sin freno hasta la intervención biológica.

El Centro Volcani colaboró con expertos mexicanos, como Juan Manuel Vanegas-Rico, para identificar y criar depredadores efectivos. Estudios en Tlalnepantla, Morelos, documentaron siete enemigos naturales de Dactylopius opuntiae, incluyendo Leucopis bellula y Hyperaspis trifurcata, que representan el 45% y 25% de los depredadores recolectados, respectivamente. Estos datos respaldaron la estrategia israelí, que priorizó la cría masiva de insectos en laboratorio antes de su liberación.

La tuna Sabra, originaria de las Américas, llegó al Mediterráneo en el siglo XVI, transportada por su valor en la producción de cochinilla. Cultivada en todos los continentes excepto la Antártida, es un recurso clave en regiones áridas por su bajo requerimiento de agua y resistencia a condiciones extremas. En Israel, aunque la producción comercial es limitada, su cultivo crece ante la demanda global y el cambio climático, que favorece especies adaptadas a la sequía.

Impacto global y perspectivas del control biológico

El éxito del control biológico en Israel inspiró programas similares en otros países. En Marruecos, donde la tuna sostiene economías rurales, se exploran depredadores como Cryptolaemus montrouzieri, que en España mostró capacidad para completar su ciclo de vida alimentándose de Dactylopius opuntiae. En Almería, estudios confirmaron que este escarabajo depreda hasta 40 presas diarias, aunque los adultos son más efectivos que las larvas. También se reportó la presencia natural de crisopas Chrysoperla lucasina en colonias de la plaga, destacando el potencial de entomófagos locales.

En México, la cría de Dactylopius opuntiae en cladodios de nopal optimizó la producción de depredadores. Experimentos en Tlalnepantla determinaron que infestaciones de 4000 ninfas por cladodio generan hasta 654 colonias del insecto, suficientes para sostener poblaciones de Hyperaspis trifurcata. Estos avances facilitan la escalabilidad del control biológico, un factor clave para regiones con alta dependencia de la tuna.

El programa israelí, iniciado en 2013, marcó un hito al combinar depredadores foráneos y locales. La liberación de 150,000 escarabajos Cryptolaemus montrouzieri en 2014 contuvo la plaga en el Valle de Hula, sentando las bases para estrategias posteriores. La colaboración con el KKL-JNF aseguró recursos para monitoreo y distribución de insectos, fortaleciendo la respuesta nacional.

La tuna Sabra enfrenta amenazas globales, pero el control biológico ofrece una solución sostenible. En Israel, el método protege un cultivo de valor cultural y económico, mientras reduce el impacto ambiental de los pesticidas. La experiencia del Centro Volcani demuestra que la cooperación internacional y la investigación científica son esenciales para enfrentar plagas transnacionales.

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