Un hospital israelí se prepara para lanzar 20 millones de bacterias al espacio a fin de llevar a cabo un experimento que, según dice, preparará para las necesidades médicas del turismo espacial, y avanzar en la investigación para combatir la “amenaza sanitaria mundial” de las bacterias resistentes a los antibióticos.
Tan pronto como el clima se despeje sobre el Centro Espacial de Guayana en la Guayana Francesa, un pequeño chip que contiene la bacteria E. coli despegará en el vuelo VV16 de la compañía Arianespace.
Originalmente se debía lanzar el viernes por la mañana, pero se retrasó debido al mal tiempo.
Un satélite que contiene el experimento dejará el cohete y orbitará la Tierra. Dos semanas después, un médico en Ramat Gan comenzará a hacer clic en los controles de una computadora para mezclar bacterias de diferentes cámaras en el chip y seguir el experimento en tiempo real.
“Es seguro mencionar que estoy muy emocionado; es una oportunidad extraordinaria”, señaló Ohad Gal-Mor, quien dirige un equipo de médicos y microbiólogos en el Centro Médico de Sheba, al Times de Israel.
El satélite de dos metros cuadrados contendrá otros tres experimentos israelíes, junto con el de Sheba. El Technion, Instituto Israelí de Tecnología tiene un experimento que podría contribuir al conocimiento de materiales antibacterianos y antivirales, además examinará el comportamiento de las moléculas asesinas de gérmenes en microgravedad.
Otro experimento de Technion probará la velocidad con la que las proteínas de la sangre se unen a los materiales químicos. Además, la Universidad Hebrea de Jerusalén tiene un experimento sobre las moléculas de ADN y el envejecimiento.
Gal-Mor, el microbiólogo molecular que dirige el Laboratorio de Investigación de Enfermedades Infecciosas de Sheba, afirmó que mediante la vigilancia de las bacterias en el espacio, espera sacar conclusiones que puedan ayudar a desarrollar protocolos para la atención médica de los turistas espaciales.
“Esperamos que el turismo espacial sea significativo, y cuando lo sea, la gente contraerá todo tipo de enfermedades”, mencionó. “En el futuro, habrá hospitales espaciales, pero no tenemos suficiente conocimiento sobre cómo las infecciones responden al espacio”.
“Este experimento podría darnos información sobre estos riesgos, lo que será importante ya que la gente podría contraer todo tipo de enfermedades en el espacio, lo que significa que necesitaremos una amplia atención médica”. Añadió: “El cuerpo humano es tal que cuando los astronautas van al espacio, en realidad estamos enviando más bacterias que células humanas, y entender cómo las bacterias pueden causar infecciones será más importante a medida que se desarrolle el turismo espacial”.
Pero el experimento de Sheba está dirigido principalmente a descubrir el funcionamiento interno de un proceso de cambio bacteriano que actualmente se cobra 700 mil vidas al año, y que podría causar 10 millones de muertes cada año para el 2050. Estas son las cifras de la Organización Mundial de la Salud sobre el costo humano de la resistencia a los antimicrobianos, es decir, los cambios en las bacterias que las hacen resistentes a los antibióticos.
“Viejos bichos que creíamos ya erradicados o al menos bajo control están volviendo ahora, causando infecciones cada vez más resistentes, como la tuberculosis resistente a los medicamentos, la gonorrea y muchas otras infecciones”, informó Gal-Mor. “En algunos casos, estas infecciones no solo son resistentes a uno o dos medicamentos antimicrobianos, sino que a veces son resistentes a múltiples medicamentos, conocidos como ‘multi drug resistant’ o ‘extensively drug resistant’, y un número creciente de casos ya no son tratables”.
El mecanismo más común que causa este problema ocurre cuando los genes responsables de la resistencia a los antibióticos en una cepa de bacterias se transfieren a otra cepa de bacterias, en un proceso llamado transferencia horizontal de genes. Y las investigaciones existentes sugieren que este proceso se ralentiza en microgravedad.
“Estaremos probando la teoría de que se ralentiza, y asumiendo que esto es correcto, examinando lo que vemos para entender por qué, exactamente, la microgravedad inhibe el proceso”, indicó Gal-Mor. “Esto podría permitirnos encontrar nuevas soluciones y ralentizar el proceso que hace que más bacterias se vuelvan resistentes a los antibióticos”.
El experimento se ha realizado en un chip de silicio de unos dos centímetros cuadrados, con varias cámaras aisladas. Hay dos cepas de E. coli en el interior: 10 millones de bacterias que son resistentes a los antibióticos y 10 millones que no lo son.
Desde su oficina o casa, Gal-Mor utilizará controles en su ordenador para mezclar los tipos de E. coli, de modo que pueda controlar las bacterias que son tratables con antibióticos que desarrollan resistencia, siguiendo de cerca el proceso y la rapidez con la que ocurre. Hará exactamente los mismos cambios en un chip idéntico que ha permanecido en Saba, para poder comparar los procesos en la tierra y en el espacio.
Está llevando a cabo el experimento con sus colegas Galia Rahav y Bar Piscon, profesor y estudiante de postgrado en Sheba respectivamente, y Raffaele Zarily, profesor de la Universidad de Nápoles Federico II en Italia.
La empresa SpacePharma, con sede en Herzliya, desarrolló el chip y el laboratorio del satélite en el que se probarán los cuatro experimentos israelíes. La misión general se lleva a cabo juntamente con la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial de Israel y la Agencia Espacial Italiana, con financiación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Israel.