CAPE CANAVERAL, Florida (AP) — Un módulo lunar privado equipado con una perforadora, una aspiradora y otros instrumentos de investigación financiados por la NASA llegó a la Luna este domingo. La iniciativa busca impulsar el negocio espacial antes de futuras misiones tripuladas.
El Blue Ghost, desarrollado por Firefly Aerospace, descendó en piloto automático desde la órbita lunar hacia una región montuosa en un antiguo domo volcánico dentro de una cuenca de impacto en el noreste del satélite.
La confirmación del alunizaje provino del Centro de Control de Misión de Firefly, ubicado cerca de Austin, Texas, tras recorrer 360,000 kilómetros desde la Tierra.
“Estamos en la Luna”, anunció el equipo de la misión, destacando que el módulo se encontraba en una posición estable.
Con un aterrizaje exitoso y en posición vertical, Firefly se convirtió en la primera empresa privada en lograr esta hazaña sin colisiones ni vuelcos. Incluso los programas espaciales estatales han experimentado fallos, con solo cinco naciones logrando alunizajes controlados: Rusia, Estados Unidos, China, India y Japón.
Israel intentó aterrizar en la Luna en 2019, pero su misión fracasó. Se espera un segundo intento en el futuro.
Otras dos compañías tienen sondas en camino, con la próxima programada para unirse a Blue Ghost en la superficie lunar a finales de esta semana.
Con una altura de dos metros, el módulo transportó diez experimentos para la NASA. La agencia espacial invirtió 101 millones de dólares en el transporte, sumados a otros 44 millones en tecnología e investigación. Esta misión forma parte del programa de entregas lunares comerciales de la NASA, diseñado para fomentar la competencia entre empresas privadas en la exploración lunar antes del arribo de astronautas previsto para finales de la década.
Las operaciones científicas se extenderán durante dos semanas hasta que finalice el día lunar y el módulo deje de funcionar.
Entre los instrumentos transportados se incluyen una aspiradora para recoger y analizar polvo lunar, una perforadora capaz de medir la temperatura hasta tres metros de profundidad y un dispositivo para eliminar el polvo abrasivo, un problema recurrente en las misiones Apolo que afectó trajes y equipos de los astronautas.
Durante su viaje, Blue Ghost capturó imágenes detalladas de la Tierra y, una vez en la órbita lunar, envió fotografías de la superficie gris del satélite con gran claridad. Además, un receptor a bordo rastreó y captó señales de los sistemas GPS de EE. UU. y Galileo de Europa, lo que representa un avance prometedor en navegación para futuras misiones espaciales.
A pesar del aterrizaje fallido de Intuitive Machines, su módulo devolvió a Estados Unidos a la Luna por primera vez desde el cierre del programa Apolo en 1972.
Tres meses restan para la llegada de un tercer módulo de la empresa japonesa ispace. El 15 de enero, compartió el lanzamiento con Blue Ghost desde Cabo Cañaveral, aunque sigue una trayectoria más extensa y compleja. Al igual que Intuitive Machines, ispace intenta aterrizar con éxito tras el fracaso de su primera misión en 2023.
Los restos de intentos fallidos de exploración lunar se acumulan en la superficie, no solo de ispace, sino de varias misiones frustradas a lo largo de las décadas.
La NASA planea continuar con dos alunizajes privados anuales, asumiendo que algunos fracasarán, según Nicky Fox, principal funcionario científico de la agencia.
A diferencia de las misiones Apolo, que contaron con presupuestos multimillonarios y astronautas al mando, estas nuevas iniciativas dependen de financiamiento reducido y naves robóticas que deben aterrizar de forma autónoma, explicó Jason Kim, director ejecutivo de Firefly.
“Cada misión aporta aprendizajes para las siguientes”, concluyó Kim.