La mañana del domingo resonó con gritos angustiantes desde el recinto de los elefantes asiáticos, llevando a los entrenadores a una escena desoladora: Varda, la venerada elefante, yacía sin vida.
A pesar de no mostrar signos previos de enfermedad, su edad avanzada presagiaba este triste momento.
Los entrenadores hallaron a la manada rodeando a Varda, comprendiendo inmediatamente la situación. Con 66 años, Varda había superado por una década la esperanza de vida típica de su especie en cautiverio, según declararon los representantes del safari. En un vano intento de asistencia, cuatro elefantes cercanos trataron de incentivarla a levantarse, empleando troncos y patas con desesperación.
Trabajadores de distintas áreas del safari acudieron también, uniendo esfuerzos en un vano intento por ayudar. La utilización de una grúa para posicionar un fardo de heno, seguida del uso de un tractor para crear un soporte de tierra, buscó infructuosamente devolverle la movilidad a Varda. Finalmente, despojada de su fuerza, el personal del safari enfrentó la ardua decisión de la eutanasia.
“Esta fue una acción de compasión, adecuada para un ser de su estirpe”, comunicó el safari, destacando la prevención de un prolongado sufrimiento como lo experimentan muchos elefantes al final de sus vidas. Hila Feldman Gera, vocera del safari, expresó consuelo por haber mitigado el período de indefensión de Varda, cuya respiración se tornó dificultosa.
El peso de los elefantes les impide yacer prolongadamente sin afectar su respiración. Tras su deceso, la manada tuvo la oportunidad de despedirse de Varda en un conmovedor ritual, característico de su especie, marcado por potentes llamados de duelo. Individualmente, se acercaron para tocarla por última vez con sus trompas. Varda llegó al Safari de Tel Aviv junto a Motek, su compañero ya muerto, en 1962, tras el cierre del zoológico de la misma ciudad.
A lo largo de su estancia, Varda y Motek procrearon diez crías, ahora diseminadas por zoológicos globales, perpetuando su legado y concienciación sobre la conservación de los elefantes, una especie en constante amenaza.