Un nuevo estudio ha tratado de comprobarlo: Cuando nos cae una piedra encima en un sueño, ¿puede nuestro cuerpo sentir dolor? Si es así, ¿qué afecta al nivel de dolor que podemos experimentar en un sueño? Aquí están los detalles.
De vez en cuando tenemos sueños en los que experimentamos dolor, pero ¿cuánto de ese “dolor onírico” sentimos realmente?
Si gritamos de dolor en un sueño en el que una roca nos aplasta o nos atropella un coche, ¿esta sensación se queda sólo en el sueño o nuestro cuerpo es realmente capaz de sentir el dolor?
Este tema se ha estudiado a fondo y el consenso general es que podemos sentir dolor en los sueños, aunque la cuestión de si este dolor es provocado por el sueño o por algo físico que ocurre en nuestro cuerpo es un complejo campo de minas neurológico.
Una de las razones por las que sentimos dolor en los sueños es porque algo nos hiere físicamente, como una picadura de avispa.
Este dolor puede manifestarse en el sueño de diferentes maneras y recordarnos su existencia. Este tipo de dolor en los sueños se investigó en un artículo de 1993 en el que se utilizaron manguitos de presión arterial para inducir el dolor mientras los participantes estaban en la fase de movimiento ocular rápido (REM) del sueño. El dolor que sentían los participantes imitaba el dolor de la vida real causado por el manguito que se apretaba.
El dolor de un sueño difiere del dolor “real” en que su origen es el contenido del sueño y no un estímulo de la vida real.
Por ejemplo, alguien puede soñar con una tortura que nunca ha experimentado realmente. Sin embargo, el trauma en el sueño se sigue registrando como dolor, aparentemente inspirado por las percepciones aprendidas de las situaciones dolorosas. El dolor de un sueño suele pasar tan pronto como el soñador se despierta.
“Sostengo que incluso el dolor real es una especie de ‘todo en mi cabeza’“, dijo a Vice Erin Wamsley, profesora adjunta de psicología en la Universidad de Furman, en Carolina del Sur. Añadió que el dolor es, en cierto sentido, una experiencia mental. Cuando nos lesionamos, el dolor se procesa en nuestro cerebro y no en la parte del cuerpo afectada.
El dolor cerebral aparece como la activación de áreas relacionadas con el dolor en nuestro córtex, desencadenada por la información de los receptores del dolor en el sistema nervioso periférico. Cuando el dolor se produce en un sueño, nuestro cerebro probablemente no recibe mensajes de dolor de las partes de nuestro cuerpo, sino que recurre a los recuerdos de dolores pasados.
Qué influye en el nivel de dolor que se produce en nuestros sueños
Cuando se trata de nuestra probabilidad de experimentar dolor por la noche, parece que nuestro estado de salud general juega un papel en la frecuencia y la naturaleza del dolor. Un estudio de 2017 descubrió que alrededor del 1% de las personas sanas experimentan dolor en los sueños, en comparación con alrededor del 30% de las personas que sufren dolor agudo y severo.
En los pacientes, los sueños dolorosos pueden ser desencadenados por el dolor real, mientras que para las personas sanas, los sueños dolorosos pueden ser recuerdos dolorosos (dolor experimentado por ellos mismos y/o ver cómo se hiere a la gente).
Los autores del estudio afirman que es necesario seguir investigando para aclarar cómo se procesa el dolor durante el sueño. Dado que los pacientes con dolor crónico experimentan sueños con tonos negativos, sería útil preguntar a los pacientes con dolor crónico sobre sus sueños, y quizás ofrecer opciones de tratamiento específicas como la terapia de imágenes guiadas.
Entonces, ¿podemos sentir el dolor en los sueños?
La respuesta es sí, aunque nuestro estado de salud general probablemente predice si se trata de dolor real o sólo en sueños.