Desde hace tres años, la empresa tecnológica israelí GreenVibe se enfrenta a un reto concreto. Literalmente.
Esta empresa con sede en Tel Aviv, fundada en 2019, busca transformar la industria de la construcción aplicando sensores inteligentes a los materiales de construcción -principalmente el hormigón- para optimizar la calidad y acelerar el proceso de construcción.
Aprovechando los sensores de fabricación propia, GreenVibe recopila datos sobre la composición del hormigón, devolviendo mediciones como la temperatura, la resistencia, la densidad y la humedad durante los procesos de formulación y vertido para que los ingenieros de construcción in situ y los directores de proyectos de desarrollo puedan tomar decisiones mejor informadas.
La empresa afirma que su sistema de hardware y software puede proporcionar datos en tiempo real sobre el material en las obras y ofrecer predicciones basadas en datos sobre la calidad y la preparación.
El hormigón es el material de construcción más utilizado en el mundo, y se espera que su uso se multiplique por cuatro de aquí a 2050 a partir de los aproximadamente 30.000 millones de toneladas que se utilizan anualmente. Es barato, fácil de fabricar y omnipresente. También es actualmente responsable de alrededor del 8% de las emisiones de dióxido de carbono de la humanidad debido a las formas en que se fabrica y utiliza. Y el cemento – su principal ingrediente – es la parte más contaminante de la mezcla.
Sin embargo, el hormigón contribuye de forma única a casi todo lo que se construye, desde los altos rascacielos de cristal hasta los puentes y las carreteras, y parece que no corre peligro de ser sustituido. Esto significa que el reto global es encontrar formas de hacer que el producto y su uso sean más eficientes energéticamente y duraderos.
GreenVibe no es el único que lo reconoce. Pero su solución está ganando terreno entre las principales empresas constructoras porque es sencilla pero eficaz.
El hormigón se compone de múltiples elementos, con agua, arena y áridos unidos con cemento, mezclados con diferentes recetas para diferentes casos de uso. Una vez vertido para formar parte de una estructura, el hormigón tiene que dejarse durante un tiempo y probarse hasta que esté “listo” para la siguiente fase. Trabajar con el hormigón requiere conocimientos profundos, tiempo y algunas conjeturas.
Roee Reshef, cofundador y director general de GreenVibe, cree que la tecnología puede transformar la forma de mezclar, verter y controlar el hormigón.
“Trabajar de la forma tradicional requiere tomar muestras, lo que puede llevar días. Nosotros damos a nuestros clientes un sencillo panel de control que les dice lo que necesitan saber, y en un gran proyecto, esos datos pueden ahorrar meses de tiempo al ofrecer seguridad operativa. Eliminamos gran parte de las conjeturas del proceso de construcción. Y reducimos la contaminación. Calculamos que podemos ahorrar entre el 15% y el 20% de las emisiones de carbono del hormigón”, dijo Reshef en una entrevista en las discretas oficinas de la empresa en Ramat Gan, a la vuelta de la esquina de la estación de tren Savidor de Tel Aviv.
Según Reshef, al trabajar con los sensores de datos de GreenVibe, los clientes pueden ahorrar costes y tiempo al no comprar materiales en exceso y ser más precisos en su proceso.
“Entienden lo que necesitan. Pueden responder al material según sus necesidades una vez que empiezan a verter la mezcla”, explicó.
Aunque se trata de un pequeño equipo de sólo 18 personas, y con un producto aún en desarrollo, GreenVibe ya ha trabajado en colaboración con varias empresas constructoras de primer nivel de Israel, como Tidhar, Shikun & Binui, Ashtrom Group y Shapir Engineering.
Naor Caspi, director de innovación de Tidhar, dijo que la empresa -que se encuentra entre las mayores constructoras y grupos inmobiliarios privados de Israel– cree realmente en el equipo y la tecnología de GreenVibe. Tidhar ha invertido una cantidad no revelada en GreenVibe y ha trabajado con su tecnología en seis obras, cuatro de ellas en curso.
“Aunque el producto aún está en desarrollo, está teniendo un gran impacto”, dijo Caspi. “Va totalmente en contra de la forma de construir de la vieja escuela: comprobar el hormigón, enviar muestras al laboratorio, esperar cinco días una vez que se ha vertido el hormigón antes de continuar con la construcción”.
“Con GreenVibe obtenemos los datos en tiempo real. Es como si pudiéramos ‘hablar con el hormigón’ y saber si está caliente, seco, húmedo o fuerte. Vemos que acelera nuestro proceso de construcción, y también nos permite utilizar a veces hormigón más barato y de diferente densidad, y reducir la huella de carbono de nuestros proyectos”, añadió.
Caspi y Reshef reconocen que GreenVibe es un trabajo en curso. Hay un plan de cuatro a seis meses para seguir desarrollando los sensores y mejorar su comprensión de la flexibilidad del hormigón y del impacto de la humedad y otras condiciones. También es necesario llegar a niveles de producción industrial, lo que permitirá a la empresa trabajar en más lugares e incorporar más sensores.
Además de sus clientes de construcción israelíes, GreenVibe dice que también tiene relaciones con dos socios de diseño en Estados Unidos, una gran empresa de construcción en Japón y otra en la India. Reshef dice que lo que comparten estas empresas es una forma tradicional de hacer la construcción, y el reconocimiento de que el mundo con el que están familiarizados tiene que cambiar.
“La solución que ofrecemos es imprescindible para ellos, es fundamental para su negocio”, afirma. Sin grandes esfuerzos de marketing, los clientes de GreenVibe han llegado a ellos principalmente por el boca a boca, añadió.
Los próximos pasos de GreenVibe requerirán capital para comercializar su solución en todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos, donde hay un gran movimiento de renovación de infraestructuras envejecidas, y para ofrecer su solución a escala. A medida que aumente el número de clientes, es probable que la empresa tenga que ampliar su plantilla más allá de los ingenieros que la componen actualmente y añadir equipos de atención al cliente y otros. Reshef no niega que GreenVibe esté preparando una importante ronda de financiación para impulsar su expansión.
Hasta la fecha, la empresa ha recaudado unos pocos millones de dólares como financiación inicial de socios como Tidhar, Shikun & Binui, Israel Canada Investments, Elbit Systems y la empresa neoyorquina Insight Partners.
Mientras que muchas startups tecnológicas creen que tienen que salir de Israel para crecer, Reshef afirma que “aquí en Israel se construye constantemente y se invierten miles de millones de dólares. Es un mercado en el que podemos trabajar y expandirnos. Y nuestro producto es pequeño y ligero. Podemos suministrar a empresas de todo el mundo sin salir de Israel”.
GreenVibe, dijo Reshef, “está decidida a garantizar que la reducción de los costes de construcción y la disminución de la huella de carbono que nuestra tecnología puede ofrecer, aporten beneficios a la construcción aquí en Israel, además de ser desplegada en proyectos de construcción en todo el mundo”.