En las últimas semanas, Israel ha firmado dos acuerdos para estar entre los primeros en recibir las vacunas contra la COVID-19 cuando estén disponibles, primero con Moderna y luego con Arcturus.
¿Será una vacuna para el nuevo coronavirus una solución “curalotodo” para la pandemia?
La respuesta es más complicada de lo que se piensa y se centra en la cuestión de la fuerza y la longevidad de la respuesta inmunológica.
A principios de este mes, un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv examinó el desarrollo de anticuerpos que se unen a dos objetivos diferentes en el coronavirus de los pacientes y encontró que, a largo plazo, aquellos con casos severos y leves de COVID-19 desarrollaron anticuerpos al mismo nivel.
“Los pacientes con COVID-19 leve, moderado y severo desarrollaron el mismo nivel de anticuerpos”, informó el Prof. Ariel Munitz del Departamento de Microbiología e Inmunología Clínica de la Escuela de Medicina Sackler de TAU en un comunicado. “Esto es importante, porque uno podría haber pensado que los enfermos graves se enfermaron tanto porque no desarrollaron una cantidad suficiente de anticuerpos, y por lo tanto fueron incapaces de combatir el virus de manera efectiva”.
Además, la investigación demostró que los niveles del anticuerpo dirigido a la proteína de punta viral que une el virus a las células humanas se mantuvieron altos en la sangre de los pacientes durante los dos primeros meses posteriores al contagio, lo que posiblemente indica la formación de una memoria inmunológica.
Estos “anticuerpos de tipo IgG juegan un papel extremadamente importante en la respuesta inmunológica porque pueden neutralizar la proteína que une el virus a las células humanas para permitir el contagio, evitando así que el virus penetre en las células”, explicó el profesor Motti Gerlic, que trabajó con Munitz en el estudio. Añadió que su equipo aún no ha examinado cómo funcionan realmente estos anticuerpos y todavía no saben si neutralizan o no el virus, “pero el hecho de que estos anticuerpos se produzcan rápidamente en todos los pacientes, y permanezcan en la sangre durante mucho tiempo, sugiere que proporcionan algún nivel de inmunidad”.
Pero no todas las investigaciones científicas han dado los mismos resultados y aquí también hay todavía muchas preguntas.
Según el profesor Cyrille Cohen, vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Vida Mina y Everard Goodman de la Universidad de Bar-Ilan, múltiples estudios, incluido uno reciente publicado por el King’s College de Londres, encontraron que los anticuerpos neutralizantes disminuyeron significativamente después de unos pocos meses, lo que pone en duda el grado de duración de la inmunidad al virus.
“Gente de todo el mundo ya se ha enterado de que una gran fracción de los pacientes que estaban enfermos, se recuperaron y tuvieron una respuesta de anticuerpos detectable, pero en cuestión de unos tres meses los niveles de anticuerpos se redujeron, a veces hasta niveles indetectables”, declaró al Post el profesor Itay Ben Har, director en funciones del nuevo Centro de Lucha contra las Pandemias de la Universidad de Tel Aviv.
“Esto no sería sorprendente”, afirmó Cohen, explicando que hay siete miembros conocidos de la familia de los coronavirus y cuatro de ellos causan resfriados comunes a los que nuestros cuerpos no necesariamente montan una inmunidad duradera.
“Esto explica por qué a veces podemos estar enfermos con la misma enfermedad, el mismo resfriado, varias veces durante nuestras vidas”, indicó.
Por otro lado, añadió, la comunidad científica aún no ha explicado por qué algunas personas parecen ya “inmunes” al coronavirus, lo que significa que se infectan, pero desarrollan pocos o ningún síntoma.
Manifestó que esto podría ser el resultado de algún tipo de reacción cruzada, lo que significa que “debido a que montó una buena respuesta a un resfriado común causado por otro miembro de la familia del coronavirus, ahora tiene cierta inmunidad a la COVID-19”.
También podría ser que estas personas “tengan una buena respuesta de células T”, señaló.
De hecho, cada vez hay más pruebas que sugieren que las células T proporcionan la inmunidad más fuerte y duradera al nuevo coronavirus y que las personas que se recuperan de la corona no podrían mostrar anticuerpos detectables, sino fuertes respuestas de las células T, algo que todavía se está investigando.
Por ahora, la mayoría de los principales fabricantes de vacunas mencionaron que sus vacunas provocaban algún tipo de respuesta inmunológica, similar a la que se observa en las personas que se han recuperado del virus.
Entonces, la pregunta es ¿por cuánto tiempo será efectiva la vacuna?
“Tenemos vacunas que requieren ser reforzadas, como la del tétanos”, indicó Ben Har. “También hay vacunas que son de corta duración y necesitan ser reaplicadas cada año. La más conocida es la vacuna contra la gripe. Pero esto no se debe al fallo de nuestro sistema inmunológico para hacer una memoria inmune, sino porque cada año el virus cambia”.
Mencionó que no cree que el coronavirus mute tan rápido, pero que algunos colegas no están de acuerdo, y “en este momento, no podemos decir realmente qué personas tienen razón”.
“Creo que será como la gripe y tendremos que vivir con ella para siempre”, señaló al Post la Dra. Rivka Abulafia-Lapid, profesora de virología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, describiendo un futuro en el que un comité se reúne cada año para decidir qué cepas de coronavirus son susceptibles de atacar. También señaló que podría ser que diferentes cepas aparecieran en diferentes partes del mundo.
“Las personas con mayor probabilidad de desarrollar casos graves necesitarán con seguridad vacunarse”, manifestó.
Por lo tanto, la vacuna no sería una cura, sino una medida preventiva para ese año especuló Abulafia-Lapid.
Pero un informante vinculado a los Institutos Nacionales de Salud afirmó que confía en que las vacunas funcionarán al menos en cierta medida. Señaló que a veces las vacunas no previenen las enfermedades, sino que reducen su gravedad y la probabilidad de morir a causa de ellas, lo que sería un buen comienzo para cualquier vacuna contra el coronavirus.
Describió las candidatas a vacunas que se están desarrollando actualmente como “vacunas 1.0” y reafirmó que cualquier vacuna que se revele en el próximo año no será perfecta, sino que necesitará un mayor desarrollo en el futuro.