Al menos 65 personas han muerto y una docena más han resultado heridas tras un aparente ataque terrorista islámico en el noreste de Nigeria durante el fin de semana.
Los aldeanos del distrito de Nganzai, en las afueras de la capital regional de Maiduguri, fueron asesinados a tiros cuando salían de un funeral el sábado, informó Reuters, dejando al menos 21 muertos en el ataque inicial.
Después del tiroteo inicial, los aldeanos trataron de defenderse. En la batalla que siguió, unos 44 aldeanos más murieron, con lo que el número total de locales asesinados ascendió a 65, con aproximadamente una docena más de heridos, entre ellos ocho personas en estado crítico.
Se sospecha que el grupo terrorista islámico sunita Boko Haram, con sede en Nigeria, está implicado en el ataque, aunque la facción del grupo ISIS en África Occidental, ISWA, también ha llevado a cabo ataques en la zona. Ninguno de los dos grupos ha reivindicado aún la responsabilidad de los asesinatos.
El grupo terrorista afiliado a ISIS ha lanzado numerosos ataques contra cristianos nigerianos e incluso musulmanes que se resisten a los esfuerzos de Boko Haram por imponer sus interpretaciones estrictas de la ley islámica en grandes extensiones del país.
El presidente nigeriano Muhammadu Buhari condenó el ataque del domingo y dijo que había ordenado al ejército nigeriano cazar a los terroristas responsables.
Diez años de atentados
Este viernes se cumplieron 10 años del primer ataque del grupo jihadista Boko Haram, el 26 de julio de 2009, contra una comisaría en represalia por el arresto de líderes del grupo.
Cuatro días después, su líder espiritual, Mohameh Yusuf, que había fundado la organización en 2002, fue ejecutado por la Policía, y su sucesor Abubakar Shekau, dio un giro radical al grupo comenzando a atacar también a civiles, además de a las fuerzas de seguridad.
Desde entonces, el noreste de Nigeria sufre la violencia de Boko Haram, que lucha por imponer una interpretación radical de la sharía, la ley islámica, en el norte del país, de mayoría musulmana.
Durante su sangrienta campaña, que también ha salpicado a países vecinos como Chad o Camerún, el grupo ha asesinado a más de 27.000 personas, según las Naciones Unidas.