Una acusación presentada el jueves por la fiscalía militar israelí contra el terrorista musulmán que asesinó a tres miembros de la familia Salomon dijo que Omar al-Abed eligió su casa en el poblado judío de Halamish después de escuchar la risa que salía de dentro.
El árabe de 19 años de la aldea vecina de Kobar fue acusado por los asesinatos de Yosef, Elad y Jaya Salomon y los intentos de asesinato de la esposa de Yosef Tova y su nuera Michal junto con sus cinco hijos.
Junto con la acusación, la fiscalía militar pidió que Abed permanezca tras las rejas hasta el final de los procedimientos legales en su contra. El ejército también dijo que la familia Salomon ha sido “constantemente informada” de los procedimientos contra Abed.
Después de entrar furtivamente en Halamish la noche del viernes 21 de julio, Abed “notó que la casa a su derecha estaba oscura y silenciosa, mientras que la casa a su izquierda estaba iluminada, con risas emergiendo desde dentro”.
La familia Salomon había estado celebrando el nacimiento de un nuevo nieto y asumió que el golpe en la puerta era de su primer invitado. Al ingresar, Abed preguntó retóricamente a Jaya, “¿Qué hay de Al-Aqsa”, antes de clavarle su cuchillo en el estómago, dijo la acusación.
En un post de Facebook publicado antes de salir de su pueblo, Abed escribió que los árabes necesitaban “defender la mezquita de Al-Aqsa”.
El día anterior se había producido una masiva ola de violencia islámica contra la policía israelí en y alrededor de Jerusalén por las nuevas medidas de seguridad en el Monte del Templo, luego de un ataque terrorista el 14 de julio en el que tres musulmanes asesinaron a dos policías israelíes usando armas previamente introducidas en el sitio.
Los 10 cargos contra Abed también incluyen cargos de conspiración para cometer homicidio intencional. Durante casi seis meses antes de los asesinatos en Halamish, Abed había tratado de llevar a cabo un ataque aún más mortal contra los israelíes. Se había reunido con un amigo mencionado en la acusación como Zohaib, y le pagó NIS 500 para comprar armas.
Cuando Zohaib volvió a Abed dos meses más tarde y le dijo que no podía obtener las armas, el joven de 19 años sugirió que los dos llevaran a cabo un ataque de puñaladas. Zohaib le dijo que debían esperar hasta que pudieran obtener más armas mortales, lo que les permitiría asesinar a más israelíes. Sin embargo, Abed no estaba satisfecho y decidió colarse en Halamish más tarde ese día, dijo la acusación.
También había estado en contacto con un residente de Gaza llamado Reem, quien en el último momento intentó convencerlo de no llevar a cabo el ataque. Pero después de que Abed se decidiera, Reem aceptó publicar el mensaje de Facebook en su nombre mientras se dirigía hacia el poblado judío vecino.
Junto con una botella de agua, un cuchillo y cortadores de alambre, Abed también colocó un Quran [Corán] en su mochila, que leyó cuando paró para rezar una última vez antes de subir sobre la primera cerca hacia Halamish. Utilizó cortadores de alambre para romper una segunda valla y logró escalar árboles cercanos para superar las barreras tercera y cuarta del poblado judío, dijo la acusación.
Después de asesinar a Jaya, de 46 años, dijo el documento legal, Abed procedió a apuñalar a Tova, de 68 años, que logró escapar y correr arriba gritando ¡mejavél! (¡terrorista!).
Procedió a apuñalar a Yosef, de 70 años, en el estómago, haciendo que éste se derrumbara al suelo.
Después de soportar tres heridas de puñalada, Elad logró arranchar el cuchillo de las manos de Abed. Los dos siguieron luchando hasta que el musulmán Abed agarró una tabla de cortar de madera con la que golpeó en cabeza de Elad, haciéndolo colapsar. Abed procedió a apuñalar al padre doce veces mientras sus hijos fueron escondidos arriba por su esposa, Mijal.
Entonces, advirtiendo que Yosef seguía estando consciente, Abed apuñaló al abuelo 15 veces más hasta que él también dejó de moverse. En este punto, un vecino, un soldado fuera de servicio que escuchó los gritos, logró disparar y herir al terrorista a través de la ventana de la cocina. Él y su padre aseguraron la casa y esperaron a que llegaran las fuerzas de las FDI.
Desde el ataque, las fuerzas de seguridad han arrestado al padre, a la madre, a los dos hermanos y al primo de Abed, todos los cuales admitieron que sabían de antemano su intención de realizar el ataque, pero no tomaron medidas para detenerlo o informar a las autoridades israelíes o de la Autoridad Palestina.
El 16 de agosto, las fuerzas israelíes demolieron la casa de la familia Abed en Kobar.
Después de la demolición, la esposa de Elad, Mijal, dijo que la medida era insuficiente y pidió castigos más duros para los terroristas, incluida la pena de muerte.
“Su casa puede ser reconstruida; mi hogar ha sido destruido para siempre”, dijo en un comunicado. “Necesitamos la pena de muerte para que estos terroristas no puedan construir un nuevo hogar, y si no la pena de muerte, entonces necesitamos endurecer seriamente sus condiciones de encarcelamiento e imponerles restricciones hasta el mínimo, cosas como la televisión o la posibilidad de educación”.