El viernes, la policía federal de Rumanía anunció la detención de un ciudadano libanés y belga sospechoso de ser uno de los principales financiadores de la organización terrorista Hezbolá, respaldada por Irán.
En 2018, Estados Unidos ofreció 10 millones de dólares por información que condujera a la captura de Mohammad Ibrahim Bazzi, de 58 años, quien fue apodado un “terrorista global” por presuntamente canalizar millones de efectivo a Hezbolá en Líbano.
El mes pasado se presentó una acusación ante un tribunal federal de Brooklyn contra Bazzi y Talal Chahine, ciudadano libanés de 78 años. El fiscal estadounidense de Brooklyn, Breon Peace, declaró que se había solicitado su extradición.
“Mohammad Bazzi pensó que podía transferir discretamente cientos de miles de dólares de Estados Unidos a Líbano sin ser descubierto por las fuerzas del orden”, declaró Peace en un comunicado. “Con la detención de hoy se ha demostrado que Bazzi estaba equivocado”.
Bazzi y Chahine fueron acusados de conspiración para blanquear dinero y conspiración para hacer que ciudadanos de Estados Unidos realizaran transacciones ilegales con una organización terrorista mundial. A su llegada a Estados Unidos, los individuos estarán representados por alguien, aunque no se sabía quién sería.
El jefe en funciones de la DEA de Nueva Jersey, Daniel J. Kafafian, declaró que el acusado “intentó ofrecer ayuda financiera continua a Hezbolá, un grupo terrorista extranjero responsable de asesinatos y destrucción”.
Según la notificación en la que se anunciaba su detención, las autoridades rumanas arrestaron a Bazzi a su llegada a Bucarest el viernes.
Según las autoridades, Bazzi y Chahine conspiraron para trasladar en secreto cientos de miles de dólares desde Estados Unidos a Bazzi y Chahine en Líbano utilizando la coacción o la inducción de un ciudadano estadounidense para que vendiera sus intereses en determinados activos inmobiliarios en Michigan.
Las autoridades afirman que escucharon conversaciones telefónicas en las que los hombres discutían diversas estrategias para ocultar a las fuerzas de seguridad estadounidenses el hecho de que Bazzi era la fuente y el destinatario final del dinero en efectivo de la venta.