El jueves, un misil antitanque disparado por Hezbolá causó la muerte de un ciudadano israelí en la frontera con el Líbano. Eyal Uzan, de 60 años, fue impactado mientras se encontraba en un campo agrícola cerca de Moshav Mattat. Tras ser gravemente herido, fue transportado al cruce de Fasuta por los militares, donde paramédicos de Magen David Adom lo declararon fallecido debido a sus lesiones.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) reaccionaron al ataque bombardeando la fuente de los disparos. Utilizaron helicópteros de ataque, tanques y artillería para atacar múltiples objetivos de Hezbolá en el sur del Líbano, incluyendo un centro de mando de lanzamiento de cohetes y puestos de observación.
Durante el mismo día, se registraron disparos de proyectiles desde el Líbano hacia el norte de Israel, a lo que las FDI respondieron con más ataques a la fuente de estos disparos. Según informes del ejército israelí, la noche del jueves también se lanzaron dos cohetes desde Siria, activando las sirenas en Buq’ata, en los Altos del Golán. Afortunadamente, estos proyectiles cayeron en áreas deshabitadas y no causaron daños.
Hezbolá ha reconocido ataques contra varias posiciones de las FDI a lo largo de la frontera norte. El último civil israelí víctima de ataques en esta zona fue Shalom Aboudi, de 56 años, a inicios de noviembre.
Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás el 7 de octubre, con ataques que dejaron alrededor de 1,200 personas muertas en Israel y aproximadamente 240 rehenes, la tensión en el norte de Israel, en la frontera con el Líbano, se ha intensificado debido a los ataques continuos de Hezbolá. Los enfrentamientos diarios entre Hezbolá, Hamás y otros grupos terroristas aumentan el temor de un conflicto más amplio.
Según un recuento de AFP, más de 110 personas han muerto en el lado libanés desde el inicio de estos enfrentamientos transfronterizos, la mayoría combatientes de Hezbolá y más de una docena de civiles. Hezbolá ha informado que 79 de sus miembros han fallecido desde que comenzó la guerra en el sur del Líbano.
En un contexto marcado por la reciente muerte de seis soldados y cuatro civiles israelíes, el primer ministro Benjamín Netanyahu realizó una visita al Mando Norte de las FDI y al frente libanés. Durante esta visita, efectuada el jueves, mantuvo una evaluación de la seguridad con Yoav Gallant, ministro de Defensa, y Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor de las FDI. Netanyahu reafirmó el compromiso de las fuerzas militares para restablecer la seguridad en la región norte del país.
Durante su discurso a los soldados, Netanyahu advirtió que si Hezbolá inicia una guerra de mayor escala, provocará que el Líbano y Beirut sufran un destino similar al de Gaza y Jan Yunis. Esta declaración refleja la determinación de Israel de responder con firmeza a cualquier escalada de violencia por parte de Hezbolá.
El miércoles, Gallant se reunió con líderes locales de ciudades fronterizas del norte de Israel, donde expresó el plan de Israel para forzar a Hezbolá a retroceder de la frontera. Según fuentes de medios de comunicación hebreos, Gallant explicó que el objetivo es asegurar que Hezbolá no esté presente al sur del río Litani, en línea con la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU de 2006.
Gallant también mencionó la posibilidad de una solución diplomática a las tensiones con el Líbano, pero advirtió que, de no alcanzarse, Israel golpearía duramente a Hezbolá en el sur del Líbano. Además, afirmó que, tras concluir los combates en Gaza, los esfuerzos militares se concentrarán en el norte.
La Resolución 1701 prohíbe a Hezbolá mantener una presencia militar al sur del Litani, cerca de la frontera israelí. Sin embargo, Hezbolá ha infringido esta resolución, lanzando ataques desde esta zona. La FPNUL, la fuerza de la ONU encargada de hacer cumplir la resolución, ha sido criticada por su inacción ante estas violaciones.
Debido a la situación de seguridad, unos 80,000 residentes israelíes de comunidades cercanas a la frontera con el Líbano han sido evacuados. Se hospedan temporalmente en hoteles y otras instalaciones financiadas por el Estado. Muchos expresan su preocupación por el riesgo de ataques al regresar a sus hogares si Hezbolá no es alejado de la zona fronteriza.