Miles de partidarios de Hezbolá se reunieron en un mirador panorámico en la costa de Beirut esta noche y proyectaron imágenes del exlíder del grupo terrorista respaldado por Irán y de su sucesor sobre las icónicas rocas arqueadas de Raouché, con el fin de conmemorar sus muertes en ataques aéreos israelíes hace casi un año.
La medida ocurrió a pesar de un aparente intento del primer ministro del Líbano, Nawaf Salam, por detener el espectáculo de luces planeado.
Salam emitió una circular a principios de esta semana en la que señalaba “la reciente recurrencia de la explotación de monumentos nacionales con fines propagandísticos y para la realización de actividades en las que se plantean consignas partidistas y políticas”.
Ordenó a los organismos públicos que “prohíban estrictamente el uso de áreas públicas terrestres y marítimas, monumentos arqueológicos y turísticos, o aquellos que tengan un simbolismo nacional unificador antes de obtener las licencias y permisos necesarios de las autoridades pertinentes”.
Hassan Nasrallah, el líder del grupo terrorista desde hacía mucho tiempo, murió en una serie de ataques israelíes masivos contra un sitio en los suburbios del sur de Beirut el 27 de septiembre de 2024, los cuales destruyeron un bloque completo bajo el cual Nasrallah se reunía con un general iraní y algunos de sus principales comandantes militares.
Días después, el sucesor de Nasrallah, Hashem Safieddine, murió en otra serie de ataques aéreos en los suburbios del sur de Beirut.
Salam afirma en una publicación en X que el gobernador de Beirut emitió un permiso de reunión a los organizadores de la manifestación, pero “estipuló claramente que las rocas de Raouché no se iluminarán en absoluto, sea desde tierra, mar o aire, y no se transmitirán imágenes de luz sobre ellas”.
Afirma que ha pedido a los ministros del Interior, Justicia y Defensa que tomen “las medidas apropiadas, incluido el arresto de los perpetradores y su remisión para su investigación” y que el incidente “afectó negativamente la credibilidad [de Hezbolá] para lidiar con la lógica del Estado y sus instituciones”.
Un representante de Hezbolá, que habló bajo condición de anonimato de acuerdo con los procedimientos del grupo, confirma que los organizadores solo habían solicitado permiso para la reunión.
Afirma que no estaba claro qué agencia tenía autoridad para dar permiso para el espectáculo de luces en la roca y que consideraban que este se cubría por la “libertad de expresión” según la constitución del Líbano.
El evento representa una demostración de fuerza del grupo terrorista chií y del partido político, el cual sufrió serios golpes en la guerra del año pasado con Israel y ha estado bajo presión nacional e internacional para que renuncie a su arsenal restante desde entonces.
