Akayed Ullah, el musulmán que provocó este lunes una explosión en la terminal de autobuses de Port Authorirty de Nueva York portaba una «bomba de tubo» adherida al cuerpo, un dispositivo casero popular entre los terroristas seguidores del Islam.
El estallido ocurrió en hora pico e hirió principalmente al terrorista, aunque también habría causado heridas en otras tres personas. Ninguno se encontraba en grave estado.
De acuerdo a un oficial de policía que habló con la agencia AP en condición de anonimato, el sospechoso llevaba una «pipe bomb» (bomba de tubo) adherida al cuerpo. No estaba claro si él mismo la habría hecho explotar o si se activó sola por error en el pasaje subterráneo de la calle 42 entre avenidas 7 y 8.
Este artefacto, definido por el comisionado de policía de Nueva York James P. O’Neill como «improvisado y de baja tecnología», se compone de un tubo de plástico o metal, usualmente una cañería, relleno de algún explosivo fácil de conseguir y conectado a una mecha. A veces también se accionan con un golpe fuerte.
Estas bombas se valen de la contención del tubo para generar un estallido poderoso con un explosivo liviano, pero son extremadamente peligrosas e inestables también para el usuario y suelen estallar antes de tiempo.
Su poder destructivo dependerá del tamaño del tubo, si es de metal (con lo cual puede lanzar trozos de materiales como proyectiles), si tiene clavos en el interior y también de cuán potente pueda ser el explosivo empleado.
En el caso de Nueva York, la aparente levedad de las heridas sufridas por el atacante podría significar que el arma estaba mal construida o portaba una pequeña cantidad de un explosivo ligero pero de muy fácil acceso, como la pólvora negra.
Además de su uso terrorista, es usual encontrar bombas de tubo en poder de anarquistas, vándalos y manifestantes políticos, y en algunos países su construcción es un delito.
En sus versiones de menor tamaño y poder, también suelen usarse como pirotecnia casera ilegal con fines recreativos.