La familia Fogel, cuyos padres y hermanos fueron asesinados hace siete años en una impactante masacre en la comunidad de Itamar en Samaria, demandó a la Autoridad Palestina y la OLP en el Tribunal de Distrito de Jerusalén por alentar a los autores del asesinato y financiarlos durante sus penas de prisión pagándoles salarios.
«Incluso hasta el día de hoy, los terroristas reciben sueldos exagerados de la Autoridad Palestina, lo que es contrario a toda lógica y justicia. Al presentar esta demanda, buscamos enviar un mensaje en nombre de cualquier persona con un corazón humano», dijo la familia Fogel.
Dos terroristas que llevaron a cabo los asesinatos de los Fogels y sus tres hijos, que fueron capturados un mes después del asesinato, fueron condenados a 130 años de prisión cada uno. Tres miembros de la familia Fogel fueron asesinados mientras dormían, Tamar y sus dos hermanos menores, los abuelos de ambos lados y los hermanos de los padres.
Yediot Aharonot citó a Elihai Ben-Yishai, hermano de Ruti Fogel, quien dijo: «Desde nuestro punto de vista, la demanda busca transmitir un mensaje de que cada una de las manos malditas que cometieron la masacre de nuestros seres queridos no será liberada del gancho y pagará un alto precio».
Los familiares demandan a la Autoridad Palestina por 400 millones de shekels (115 millones de dólares). «La sentencia establece que los tribunales deben expresar la santidad del valor de la vida y distingue entre este propósito, entre la compensación monetaria que expresa el valor del daño causado a los demandantes y los daños punitivos destinados a expresar el desprecio de la corte por las acciones de los acusados. En los últimos años, este fallo también se ha vuelto más específico con respecto a los actos de terrorismo», afirmó la petición.
«En este caso, los difuntos, Ehud y Ruth, y sus hijos Yoav, Elad y Hadas, fueron masacrados, en lo que fue uno de los actos más horribles que Israel haya conocido desde su fundación, un acto de asesinato en el sentido pleno de la palabra. Un acto criminal sobre el que cualquier palabra amenaza con menospreciar, y no existe una instancia más apropiada que esta para imponer una fuerte compensación punitiva».