A pesar de que Estados Unidos reforzó las sanciones contra Hezbolá desde que se retiró del Acuerdo Nuclear con Irán, su política respecto de dicho grupo terrorista sigue siendo insuficiente. Se opone a Hezbolá mientras apoya a las instituciones del Estado libanés que controla, anulando su búsqueda de fuentes de financiación ilícitas.
Esta contradicción se evidencia en Paraguay, donde la Embajada del Líbano está intentando bloquear la extradición del financista de Hezbolá, Nader Mohamad Farhat.
El armamento y los combatientes de Hezbolá se concentran en Líbano y Siria, pero América Latina es un lugar de operaciones indispensable para las redes criminales que generan gran parte de los ingresos de este movimiento chiita.
Paraguay alberga una creciente operación de lavado de dinero conectada con Hezbolá en la Triple Frontera.
Cada vez más, los agentes locales de Hezbolá están involucrados en el auge local del tráfico de cocaína y hay evidencia de que el grupo terrorista envió altos funcionarios a la Triple Frontera para coordinar estas actividades.
El 17 de mayo las autoridades paraguayas allanaron una casa de cambio en Ciudad del Este y arrestaron a Farhat por su papel en el esquema de lavado de dinero de drogas por 1.3 millones de dólares.
Farhat es miembro del Componente de Asuntos Comerciales, la rama de la Organización de Seguridad Externa de Hezbolá a cargo de dirigir operaciones de tráfico ilícito y finanzas ilícitas en el extranjero.
Las autoridades norteamericanas quieren extraditar a Farhat, demostrando que el lavado de dinero afectó el sistema financiero estadounidense. El gobierno libanés quiere evitar que eso suceda.
Paraguay espera recibir de Estados Unidos garantías de que castigará y extraditará a los culpables de corrupción y narcotráfico.
El plan de lavado de dinero de Farhat es la punta del iceberg criminal de Hezbolá en la Triple Frontera. Los investigadores que allanaron el negocio de Farhat encontraron cheques en blanco valuados por millones de dólares.