Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista Hezbolá en Líbano, anunció el martes que los ataques de su organización contra Israel persistirán hasta que se detenga la “agresión” israelí en la Franja de Gaza.
Según Nasrallah, las acciones diplomáticas emprendidas hasta la fecha para cesar las hostilidades en la frontera han resultado ser ventajosas únicamente para Israel.
Hezbolá, que cuenta con el apoyo de Irán, ha estado atacando el norte de Israel en solidaridad con Hamás, su aliado palestino, que el 7 de octubre masacró a aproximadamente 1.200 israelíes y secuestró a otras 253. Como respuesta, Israel emprendió una ofensiva militar en Gaza con el objetivo de desmantelar las capacidades militares de Hamás, despojarlo del poder y liberar a los rehenes.
Durante una intervención televisada, Nasrallah declaró que Hezbolá cesará sus ofensivas en el norte de Israel solo si se establece un alto al fuego completo en Gaza. Reveló que diversas “delegaciones” internacionales han visitado Beirut con “propuestas” para finalizar los enfrentamientos en el sur del Líbano, sin embargo, criticó que estas propuestas parecen enfocarse exclusivamente en la seguridad de Israel.
Altos funcionarios de Francia, Gran Bretaña, otros países y el enviado superior de Estados Unidos, Amos Hochstein, han intentado mediar en la situación sin éxito aparente. Un documento entregado por el ministro de Asuntos Exteriores francés a Beirut solicita que los combatientes de Hezbolá, incluyendo su unidad de élite Radwan, se repleguen 10 kilómetros de la frontera, entre otras medidas.
Nasrallah, sin detallar la propuesta francesa específicamente, mencionó que se presentó un documento como mediación que, en su opinión, solo prioriza la seguridad israelí y omite las demandas de Hezbolá, especialmente en lo referente a las disputas territoriales en la frontera, como las granjas de Sheba y la ciudad de Ghajar, actualmente bajo control israelí. Nasrallah concluyó afirmando que la prioridad de los mediadores extranjeros es la seguridad de Israel.
Nasrallah, el líder de Hezbolá, ha reafirmado su compromiso de continuar los ataques contra Israel, declarando que “todas las opciones están sobre la mesa”. Esta declaración surge en respuesta a las palabras del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien indicó que, independientemente de un alto al fuego en Gaza, Israel seguiría operando en Líbano.
Nasrallah interpretó estas declaraciones como una señal de que Israel no cesaría sus acciones militares, lo que le llevó a advertir que el conflicto podría intensificarse al punto de obligar a Israel a evacuar a “millones” de residentes, no solo del norte.
Nasrallah argumentó que la seguridad en la frontera con Israel, establecida tras la Segunda Guerra del Líbano y teóricamente garantizada por la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, en realidad se mantiene por la capacidad de disuasión armada de Hezbolá. Desafiando la posición de Israel, instó a las autoridades libanesas a imponer nuevas condiciones en lugar de adherirse a la resolución 1701.
La tensión en la región quedó evidenciada recientemente con el ataque de un cohete en Kiryat Shmona, que dejó gravemente heridos a una madre y su hijo. Este ataque, reivindicado por Hezbolá, fue reclamado como una represalia a un ataque israelí previo contra una posición de Hezbolá.
Desde el 8 de octubre, se han registrado ataques casi diarios por parte de fuerzas lideradas por el grupo terrorista Hezbolá hacia comunidades y posiciones militares israelíes en la frontera, en un esfuerzo por apoyar a Hamás. Estos enfrentamientos han resultado en la muerte de seis civiles israelíes, nueve soldados y reservistas de las FDI, y han visto también ataques desde Siria, aunque sin víctimas.
Hezbolá ha anunciado la muerte de 193 de sus miembros durante los enfrentamientos, la mayoría en Líbano, pero también en Siria, además de las bajas de otros grupos terroristas, un soldado libanés y al menos 19 civiles, incluyendo tres periodistas.