Una propuesta bipartidista en EE. UU. busca otorgar a Israel bombarderos B-2 y bombas GBU-57 para atacar sitios nucleares iraníes tras la guerra de mayo.
B-2 Spirit y GBU-57: Nueva dinámica en la guerra Israel-Irán
El 2 de julio de 2025, los congresistas estadounidenses Josh Gottheimer y Mike Lawler presentaron el Bunker Buster Act, un proyecto de ley bipartidista en la Cámara de Representantes que autorizaría al presidente de Estados Unidos a proporcionar a Israel bombarderos furtivos B-2 Spirit y bombas antibúnker GBU-57 Massive Ordnance Penetrator (MOP). Esta iniciativa tiene como objetivo equipar a Israel con la capacidad de atacar instalaciones nucleares subterráneas iraníes, como el sitio de enriquecimiento de uranio en Fordo, ubicado a unos 80-100 metros bajo una montaña cerca de Qom. La propuesta se presenta después de la guerra de doce días entre Israel e Irán en junio de 2025, que constituyó una escalada importante en su conflicto abierto y encubierto. El proyecto no contempla una transferencia inmediata, sino una autorización para entregas futuras, lo que indica un cambio en la política de defensa de Estados Unidos, que nunca ha exportado sus bombarderos estratégicos.
El B-2 Spirit, fabricado por Northrop Grumman, es un bombardero con tecnología de baja observabilidad, diseñado para evadir defensas antiaéreas avanzadas mediante materiales absorbentes de radar y un diseño angular. Con un alcance de 6,000 millas náuticas sin reabastecimiento, puede despegar desde bases en Estados Unidos, como Whiteman Air Force Base en Missouri, y llegar al Medio Oriente. Su capacidad para transportar dos bombas GBU-57, de 30,000 libras (13,600 kg) cada una, lo convierte en la única plataforma compatible con este armamento, concebido para penetrar hasta 200 pies (61 metros) de roca o concreto antes de detonar. Israel, que utiliza cazas avanzados como el F-35I, no dispone de bombarderos pesados, lo que limita su capacidad de alcanzar objetivos fortificados como Fordo mediante el uso de bombas GBU-28 o BLU-109, de menor potencia.
La guerra de doce días, iniciada el 13 de junio de 2025, incluyó ataques israelíes contra instalaciones militares y nucleares iraníes, entre ellas Natanz e Isfahan, con daños importantes en las defensas antiaéreas y en parte de la infraestructura nuclear de Irán. Irán lanzó más de 550 misiles balísticos y 1,000 drones contra ciudades y bases militares en Israel. la guerra concluyó con la Operación Midnight Hammer el 21 de junio, cuando siete B-2 Spirit estadounidenses, junto con misiles Tomahawk disparados desde un submarino, llevaron a cabo ataques sobre Fordo, Natanz e Isfahan. Fue el primer empleo en combate de la GBU-57. Imágenes satelitales del 22 de junio evidenciaron seis cráteres en Fordo con escombros dispersos, aunque los centrifugadores subterráneos podrían haber continuado operativos.
El 24 de junio de 2025, entró en vigor un alto el fuego mediado por Estados Unidos, pero las tensiones se mantienen. Israel conserva ventaja aérea sobre Irán, con la Fuerza Aérea Israelí (IAF) operando sin restricciones significativas, en condiciones similares a las que aplica en Líbano y Siria. Irán ha iniciado reparaciones en Fordo, según lo muestran imágenes satelitales de Maxar Technologies del 27 de junio, lo que indica esfuerzos para restaurar su capacidad nuclear. Datos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) señalan que Irán podría haber trasladado uranio altamente enriquecido a un tercer emplazamiento no identificado, situado cerca de Natanz, a mayor profundidad y con una protección superior respecto a Fordo.
Impacto de la GBU-57 en sitios nucleares iraníes
- La GBU-57 MOP perfora 25 pies de concreto de alta resistencia o 200 pies de roca de dureza media.
- Fordo, a una profundidad de entre 260 y 300 pies, requiere el uso de múltiples bombas en secuencia para alcanzar sus instalaciones de enriquecimiento.
- Durante la Operación Midnight Hammer, 14 bombas GBU-57 fueron utilizadas en Fordo, generando cráteres visibles y daño estructural.
- El OIEA informó en marzo de 2023 sobre la presencia de uranio enriquecido al 83.7% en Fordo, cercano al 90% necesario para armamento nuclear.
- El Institute for Science and International Security estima que Irán podría producir uranio de grado armamentístico en tres semanas, utilizando sus reservas al 60%.
Implicaciones estratégicas en el Medio Oriente
La propuesta de transferir B-2 Spirit y GBU-57 a Israel podría modificar la correlación de capacidades militares en el Medio Oriente. En caso de ser aprobada, Israel obtendría una capacidad autónoma para realizar ataques contra instalaciones nucleares iraníes, lo que reduciría su dependencia de intervenciones militares por parte de Estados Unidos. Este escenario podría generar un efecto disuasorio sobre Irán en relación con la reconstrucción de su programa nuclear, aunque también podría intensificar la inestabilidad regional. La incorporación de estas armas por parte de Israel podría motivar a Irán a desarrollar instalaciones nucleares de mayor profundidad o a solicitar asistencia de terceros países como China para restablecer sus defensas antiaéreas.
La guerra de junio de 2025 afectó de forma considerable a la red de actores no estatales vinculados a Irán, conocida como el Eje de la Resistencia, que incluye a Hamás en Gaza y a Hezbolá en Líbano. Las acciones militares israelíes resultaron en la eliminación de mandos militares y científicos iraníes, así como en la destrucción de centros de producción de misiles balísticos. Sin embargo, Irán mantiene capacidad de respuesta mediante misiles, vehículos aéreos no tripulados y acciones cibernéticas, como las registradas en Tel Aviv y Haifa, donde se contabilizaron 86 heridos. Aunque las defensas antimisiles iraníes y rusas en Fordo han sido degradadas, aún representan un factor operativo relevante.
La aprobación del Bunker Buster Act también podría modificar la postura de otros países en la región. Estados como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, que identifican a Irán como una amenaza, podrían aceptar la medida, con efectos sobre los Acuerdos de Abraham. No obstante, la entrega de tecnología militar sofisticada a Israel podría generar objeciones entre aliados europeos de Estados Unidos, como Francia y Reino Unido, que mantienen una posición diplomática frente al programa nuclear iraní. La guerra también ha involucrado a actores externos como los Hutíes en Yemen, responsables del lanzamiento de misiles contra Israel, y podría inducir a Irán a fortalecer sus alianzas con Rusia o Corea del Norte en busca de apoyo técnico y militar.
El OIEA ha informado que Irán dispone de uranio enriquecido al 60%, suficiente para fabricar hasta nueve dispositivos nucleares si se alcanza un enriquecimiento del 90%. Los ataques de junio causaron daños considerables en Natanz, incluidos cortes de energía que inhabilitaron instalaciones superficiales, y la destrucción parcial de cuatro estructuras en Isfahan, según declaraciones de Rafael Grossi, director del OIEA. No obstante, la existencia de un tercer emplazamiento nuclear cerca de Natanz genera dudas sobre el alcance real de los ataques en términos de neutralización del programa nuclear iraní. La capacidad operacional de Israel en el espacio aéreo y la posible incorporación de B-2 y GBU-57 podrían mantener la presión sobre Irán, con el riesgo de que este opte por una escalada de carácter asimétrico.
Guerra encubierta y futura disuasión nuclear
la guerra indirecto entre Israel e Irán, que incluye acciones letales dirigidas, operaciones cibernéticas y sabotaje, ha estado presente desde los años 2000. Israel ha ejecutado ataques como el registrado en el consulado iraní en Damasco en abril de 2024 y la eliminación de técnicos nucleares iraníes durante la guerra de junio. Irán ha empleado grupos armados interpuestos y misiles como respuesta a la presión ejercida por Israel. La posibilidad de que Israel reciba el B-2 Spirit y la GBU-57 podría incrementar la intensidad de este tipo de confrontación, al proporcionar a Israel medios tecnológicos para atacar objetivos sin requerir coordinación con Estados Unidos.
la guerra de junio introdujo una variación significativa en el desarrollo del enfrentamiento, con Israel logrando la inhabilitación parcial de las capacidades misilísticas de Irán y la eliminación de personal clave. Sin embargo, la capacidad de respuesta inmediata de Irán, basada en el uso de misiles y vehículos aéreos no tripulados, y su estrategia para ocultar uranio enriquecido, evidencian que el programa nuclear no ha sido desmantelado. La transferencia de B-2 y GBU-57 podría reforzar la capacidad de disuasión de Israel, aunque también podría inducir a Irán a diversificar sus instalaciones nucleares, posiblemente con el respaldo de aliados como Pakistán o Corea del Norte. Imágenes satelitales recientes muestran actividad en Fordo, lo que confirma que Irán sigue desarrollando su infraestructura nuclear.
La región del Medio Oriente enfrenta un entorno incierto tras la guerra de doce días. La autorización del Bunker Buster Act podría consolidar una ventaja militar para Israel, aunque también incrementaría el riesgo de una escalada armamentista en la región. La capacidad de Irán para reconstruir sus defensas y avanzar en su programa nuclear, junto con la posible participación de actores externos, mantiene abierta la posibilidad de nuevos episodios de confrontación. El control del espacio aéreo por parte de Israel y el posible acceso a tecnología avanzada como el B-2 Spirit podrían influir en la evolución futura de la guerra con Irán, mientras el balance de capacidades militares en la región permanece en proceso de transformación.