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El B-21 Raider cargará bombas GBU-57 MOP 2.0

7 de julio de 2025
La Fuerza Aérea de EE. UU. requiere 145 bombarderos B-21

Una captura de pantalla del video de la Fuerza Aérea de los EE. UU. que muestra el B-21 Raider despegando de la Base de la Fuerza Aérea Edwards. (Crédito de la imagen: Fuerza Aérea de EE. UU.)

La Fuerza Aérea desarrolla el Next Generation Penetrator para reemplazar al GBU-57 MOP, con vistas a su integración en el B-21 Raider tras ataques a Irán.

Desarrollo del Next Generation Penetrator para el B-21 Raider

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos acelera el desarrollo del Next Generation Penetrator (NGP), una munición aérea diseñada para suceder al GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP). Este esfuerzo responde al uso operativo del MOP durante la Operación Martillo de Medianoche, ejecutada entre el 21 y 22 de junio de 2025, cuando bombarderos B-2 Spirit lanzaron 14 bombas MOP contra instalaciones nucleares iraníes. Doce alcanzaron el complejo de enriquecimiento de Fordow, y dos tuvieron como destino Natanz. Este fue el primer empleo en combate de esta arma tras años sin uso operativo.

El NGP, según un aviso de contratación de febrero de 2024, tendrá una ojiva de hasta 22.000 libras y estará optimizado para explosión, fragmentación y penetración profunda. Aunque no se especifican dimensiones totales, se prevé un tamaño menor al del MOP de 30.000 libras para que se adapte a la bahía interna del B-21 Raider, el bombardero furtivo que asumirá el lugar del B-2. A diferencia del MOP, una bomba de gravedad sin motor, el NGP podría incorporar propulsión motorizada, lo que permitiría su lanzamiento desde mayor distancia en entornos aéreos disputados.

La integración con el B-21 Raider constituye una prioridad, dado que este avión se encargará de la mayoría de las misiones de ataque de largo alcance. Actualmente, el B-2 Spirit es la única plataforma autorizada para el MOP, con capacidad para portar solo dos por misión, una limitación que requeriría el uso de más aeronaves si se emplea el B-21 sin modificaciones. El NGP apunta a superar estas restricciones mediante un diseño más versátil y compatible con las características de baja observabilidad del nuevo bombardero.

Los requisitos de guía del NGP contemplan una precisión terminal de CE90 de 2,2 metros, incluso en ausencia de señal GPS, lo que mejora el rendimiento frente a las bombas JDAM, cuyo error puede superar los 30 metros bajo interferencia. La Fuerza Aérea da prioridad a sistemas de Guía, Navegación y Control (GNC) autónomos, resistentes a interrupciones electromagnéticas, y a espoletas avanzadas con capacidades de detección de vacíos y recuento de suelos para aumentar el efecto destructivo en estructuras subterráneas.

B-2 Spirit lanzando una GBU-57 MOP. (Crédito de la imagen: Fuerza Aérea de EE. UU.)

Datos clave del Next Generation Penetrator

  • Peso de ojiva: Hasta 22.000 libras, con optimización para penetración profunda.
  • Precisión: CE90 de 2,2 metros, incluso en condiciones sin señal GPS.
  • Plataforma principal: B-21 Raider, con posibilidad de uso en el B-2.
  • Capacidad: Posible incorporación de propulsión motorizada para ampliar el alcance y reducir la exposición.
  • Espoletas: Tecnología de detección de vacíos orientada a la destrucción de estructuras enterradas.
  • Producción: 10 prototipos a subescala y 3-5 a escala real en un plazo de 18-24 meses.

Lecciones de la Operación Martillo de Medianoche

La Operación Martillo de Medianoche mostró tanto las capacidades como las limitaciones del GBU-57 MOP. Imágenes satelitales confirmaron impactos directos en Fordow y Natanz, con cráteres visibles. Sin embargo, analistas indican que el núcleo de la infraestructura nuclear iraní, especialmente en Fordow, pudo mantenerse intacto debido a su profundidad de hasta 90 metros. El MOP, con una penetración estimada de 60 metros en hormigón armado, tuvo dificultades ante objetivos altamente fortificados, situación que impulsó la decisión de iniciar el desarrollo del NGP.

El MOP, equipado con una ojiva BLU-127/B de 5.000 libras y guiado mediante un sistema inercial asistido por GPS, requiere que los bombarderos se acerquen al blanco, lo que incrementa su vulnerabilidad. Su disponibilidad también se ve limitada por la producción reducida, aunque se encuentra en expansión. La Fuerza Aérea aspira con el NGP a establecer una solución adaptable, con variantes diseñadas para diferentes plataformas y tipos de objetivo, dentro del sistema de ataque de largo alcance que incluye al B-21 y al misil AGM-181A LRSO.

Fuerza Aérea de EE. UU. revela el misil nuclear AGM-181A LRSO
AGM-181A LRSO

El programa NGP toma como referencia el Análisis de Alternativas de 2012 y una actualización realizada en 2019. Su desarrollo sigue un enfoque estructurado, a diferencia del modelo reactivo aplicado con el MOP. La Fuerza Aérea prevé contar con prototipos mediante el Eglin Wide Agile Acquisition Contract, con un nivel de madurez tecnológica (TRL 5-6) tras ensayos estáticos y con trineo. Los contratos estipulan compatibilidad con la interfaz BRU-72/B y con los estándares 1760.

El Pentágono continúa el análisis de los daños ocasionados durante la operación en Irán, aunque los reportes iniciales aún no cuentan con verificación completa. No obstante, los resultados obtenidos ya definen los requisitos técnicos del NGP, con miras a emplearlo contra objetivos subterráneos reforzados en Estados como China, Corea del Norte o Rusia.

Evolución de las bombas antibúnker en EE. UU.

Las bombas antibúnker forman parte del arsenal de Estados Unidos desde la Guerra del Golfo de 1991, periodo en el que se introdujo el GBU-28, desarrollado mediante cañones de artillería modificados con el fin de alcanzar refugios enterrados en Irak. Más adelante, armamentos como el GBU-37 y el GBU-72/B de 5.000 libras, empleado en Yemen contra los hutíes, ampliaron estas funciones mediante espoletas retardadas diseñadas para incrementar el daño interno. Estas armas requieren inteligencia precisa, supervivencia de la plataforma y un sistema de guía terminal adecuado.

Fotografías del nuevo avistamiento del B-21 Raider en vuelo
B-21 Raider en vuelo

A escala internacional, el aumento en la construcción de instalaciones subterráneas refuerza la necesidad operativa del NGP. China ha edificado un complejo militar subterráneo de 1.500 acres cerca de Beijing y más de 320 silos de misiles para los DF-41 entre 2021 y 2025, según el Bulletin of the Atomic Scientists. Un informe de RAND de noviembre de 2024 señala que EE. UU. podría verse en la necesidad de atacar instalaciones enterradas en un conflicto con China. El Atlantic Council subraya la utilidad de municiones con alcance ampliado para sortear defensas antiaéreas sofisticadas.

El desarrollo del NGP responde a requerimientos técnicos concretos en el contexto de planificación militar para conflictos de alta intensidad. Su diseño tiene como objetivo asegurar la capacidad de atacar estructuras fortificadas sin recurrir a armamento nuclear, en concordancia con las exigencias de entornos operativos de creciente complejidad.

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