El Sukhoi Su-57, designado por la OTAN como Felon, se presentó como el primer caza furtivo de Rusia, destinado a competir con aviones de quinta generación como el F-22 Raptor estadounidense.
Su-57 en Ucrania: Uso limitado en combate real
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, informes rusos indicaron que el Su-57 participó en misiones limitadas, principalmente mediante el lanzamiento de misiles de largo alcance desde el espacio aéreo ruso, fuera del alcance de las defensas antiaéreas ucranianas. En mayo de 2022, fuentes rusas afirmaron que el avión atacó objetivos terrestres y aéreos, aunque no se presentaron pruebas visuales verificables. En octubre de 2022, se reportó que un Su-57 derribó un Su-27 y un Su-24 ucranianos con misiles R-37, pero la falta de evidencia concreta generó escepticismo. El 18 de febrero de 2024, un Su-57, escoltado por dos Su-35, lanzó un misil de crucero Kh-69 contra objetivos ucranianos desde el óblast de Lugansk. Estas operaciones reflejan un uso cauteloso, restringido a zonas consideradas seguras para evitar pérdidas.
El 8 de junio de 2024, Ucrania atacó el aeródromo de Akhtubinsk, a 589 kilómetros de la línea de frente, y dañó al menos un Su-57 que se encontraba estacionado. Imágenes satelitales revelaron marcas de explosión y cráteres cerca del avión, atribuibles a un ataque con drones ucranianos de largo alcance. Este incidente constituyó la primera vez que un Su-57 sufrió daños en la guerra, y puso de manifiesto la vulnerabilidad de las bases aéreas rusas. Fuentes rusas indicaron que el daño, causado por metralla, estaba en proceso de evaluación para determinar si el avión podía repararse. Este evento reveló deficiencias logísticas y de protección de los activos rusos más avanzados.
La flota de Su-57 en servicio permanece reducida, con aproximadamente 14 unidades operativas en 2024, según datos de Flight Global. Rusia mantiene la mayoría de estos aviones en bases distantes, como Akhtubinsk y Lipetsk, para fines de prueba y desarrollo, sin exponerlos directamente al combate. La ausencia de hangares protectores en Akhtubinsk, evidenciada tras el ataque ucraniano, generó críticas entre blogueros militares rusos, quienes señalaron que el costo de un Su-57, estimado en $35 millones, equivaldría a la construcción de múltiples hangares. Esta estrategia refleja preocupaciones sobre las consecuencias que tendría la pérdida de un avión de este tipo en combate.
El Su-57 no desempeñó un papel relevante en la guerra, a diferencia de otros aviones rusos como el Su-35 o el Su-34, que han sido empleados en misiones de lanzamiento de bombas guiadas FAB de 250 a 1500 kg contra posiciones ucranianas. Estas bombas, equipadas con kits de guía GPS/GLONASS, permitieron a Rusia realizar ataques desde distancias de entre 60 y 70 kilómetros de la línea de frente. La ausencia del Su-57 en operaciones de primera línea indica limitaciones en su capacidad operativa o falta de confianza en sus características furtivas, que analistas occidentales cuestionan debido a fallas en la calidad de construcción y en los sistemas internos.
Impacto del Su-57 en la guerra
- Participó en misiones limitadas mediante el lanzamiento de misiles desde espacio aéreo ruso.
- Un Su-57 resultó dañado por drones ucranianos en Akhtubinsk en junio de 2024.
- Su uso restringido responde a la intención de evitar pérdidas de alto perfil.
- No alcanzó el impacto de aviones como el Su-35 en operaciones de bombardeo guiado.
Desarrollo y producción del Su-57: Obstáculos persistentes
El programa Su-57, iniciado en 1999 bajo el nombre PAK FA, tuvo como objetivo reemplazar a los MiG-29 y Su-27 con un caza furtivo de múltiples roles, apto para combate aéreo, ataque terrestre y marítimo. El primer prototipo, T-50, voló en 2010, pero el desarrollo se vio retrasado por problemas técnicos y financieros. La producción en serie se inició en 2019, y el primer avión de producción se entregó el 25 de diciembre de 2020 al regimiento de aviación del Distrito Militar del Sur en Lipetsk, con fines de evaluación militar y entrenamiento. En 2023, el 23º Regimiento de Aviación de Cazas, con base en Dzyomgi, recibió sus primeras unidades, debido a la proximidad con la planta de fabricación KnAAZ. Rusia proyecta equipar tres regimientos con 76 aviones para 2028, aunque hasta 2024 solo se entregaron entre 14 y 16 unidades operativas.
Las sanciones internacionales, impuestas tras la invasión de Ucrania, restringieron el acceso de Rusia a microelectrónica y aviónica de origen occidental, esenciales para el Su-57. Esta situación ralentizó la producción y el desarrollo de componentes clave, como el motor Izdeliye 30, que debería ofrecer mayor empuje (170 kN) frente al actual AL-41F1 (149 kN). La transición al nuevo motor, considerada crucial para mejorar el rendimiento furtivo y la capacidad de supercrucero, aún no se concretó, lo que afecta las capacidades anunciadas del avión. En 2024, se informó que Rusia entregó solo dos o tres Su-57, en contraste con más de diez en 2023, lo que evidencia una producción inconsistente.
El programa Su-57 también experimentó un revés con la retirada de India del proyecto FGFA en 2018, que preveía una versión adaptada con mejoras en furtividad, sensores y aviónica. India manifestó reservas sobre la calidad del diseño furtivo, la capacidad de supercrucero y los costos de mantenimiento, y optó por abandonar el proyecto tras haber invertido en el desarrollo inicial. La ausencia de socios internacionales y las sanciones redujeron las perspectivas de exportación, aunque en 2024 Rusia anunció contratos para entregar Su-57 a países no especificados, y en 2025 Argelia se confirmó como el primer cliente de exportación, con pilotos que se encuentran en formación en Rusia para recibir entregas a finales de año.
La calidad de fabricación del Su-57 fue cuestionada a partir de observaciones realizadas durante exhibiciones aéreas, como el Airshow China 2024, donde se detectaron irregularidades en las uniones y paneles externos que incrementan la sección transversal de radar. Estas deficiencias, junto con la lenta integración de sistemas avanzados, llevaron a algunos analistas a dudar de su clasificación como caza de quinta generación, y lo compararon con aviones de generación 4.5. La combinación de problemas técnicos y restricciones económicas ha limitado la evolución del programa y reducido su impacto estratégico.
Perspectivas de exportación y futuro del Su-57
El Su-57 fue concebido con fines de exportación, pero hasta 2024 no se concretaron ventas internacionales. La versión de exportación, Su-57E, presentada en ferias como Zhuhai, incluye sistemas de identificación amigo-enemigo adaptados y pantallas con unidades imperiales, pero probablemente incorpora capacidades reducidas en comparación con el modelo ruso. Argelia, primer cliente confirmado en 2025, prevé recibir entregas a partir de finales de ese año, aunque no se especificó la cantidad de aviones ni el valor del contrato. La lentitud en la producción y las sanciones limitan la capacidad de Rusia para cumplir con pedidos internacionales en el corto plazo, y se estima que los modelos de exportación estarán disponibles de forma generalizada recién hacia finales de la década.
En el ámbito nacional, Rusia prevé completar el primer regimiento de 24 Su-57 para 2025, pero los retrasos en la producción y la dependencia de componentes importados sugieren que ese objetivo podría aplazarse. La ausencia de avances en el motor Izdeliye 30 y las dificultades para integrar armamento avanzado, como misiles hipersónicos, limitan las mejoras proyectadas para la variante Su-57M. En comparación, aviones como el Su-35 han mostrado mayor versatilidad en Ucrania, al asumir funciones que el Su-57 no logró cumplir.
El ataque ucraniano de junio de 2024 en Akhtubinsk reveló tanto la exposición de los Su-57 como la falta de capacidad de Rusia para proteger sus aeronaves más sofisticadas. La estrategia ucraniana consistió en el uso de drones de largo alcance, capaces de alcanzar objetivos situados a cientos de kilómetros, lo que obligó a Rusia a reubicar aviones y reforzar defensas en bases distantes, con el consiguiente aumento en los costos operativos. Este incidente, junto con la escasa presencia del Su-57 en la guerra, eliminó la percepción de invulnerabilidad que había sido promovida por la propaganda estatal.
El Su-57 sigue siendo objeto de críticas por no cumplir con las expectativas formuladas en su lanzamiento. Aunque Rusia lo presenta como un equivalente de los cazas occidentales, su efecto en Ucrania ha sido reducido, y su desarrollo continúa limitado por factores económicos y tecnológicos. Mientras la guerra permanece activo, el Felon representa más una plataforma de capacidades inconclusas que un elemento decisivo dentro del arsenal ruso.