El teniente coronel retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Igor Suhr se convirtió en el primer y único civil autorizado por el Departamento de Guerra —denominación reciente del anterior Departamento de Defensa— para pilotar el bombardero furtivo B-2 Spirit como piloto de pruebas, según un comunicado emitido el 8 de septiembre de 2025 por la Base Aérea Whiteman, en Misuri.
Suhr, quien anteriormente había volado el F-15 Eagle, el MQ-1 Predator y el MQ-9 Reaper, culminó su carrera como piloto de B-2 Spirit durante once años en el 110.º Escuadrón de Bombardeo en la Base Whiteman, y ahora ejerce como piloto principal de pruebas operacionales del B-2 en el 72.º Escuadrón de Pruebas y Evaluación, integrado en la 53.ª Ala del Mando de Combate Aéreo.
Nuevo papel en las pruebas y modernización del B-2
Residente local de Misuri, Suhr acumula más de 6.000 horas de vuelo en aeronaves militares y civiles. El B-2 Spirit constituye la plataforma central de ataque estratégico convencional y no convencional de largo alcance de la Fuerza Aérea, al menos hasta la década de 2030, cuando está previsto que sea reemplazado por el B-21 Raider.
El ataque de los B-2 de la Fuerza Aérea estadounidense contra las instalaciones nucleares iraníes el 21 de junio de 2025, dentro de la meticulosa planificación de la “Operación Martillo de Medianoche”, que llevaba quince años de preparación, confirmó su vigencia como bombardero furtivo estratégico de largo alcance. Estados Unidos opera diecinueve unidades, todas adscritas a la Base Aérea Whiteman.
Trayectoria
El comunicado recordó que Suhr se sintió atraído por la aviación desde la infancia. Nació en Clinton y creció en Windsor, en el entorno de la comunidad militar vinculada a la Base Whiteman. Según el texto, estuvo “imbuido en el servicio y la aviación”, y el “chico del lugar” llegó a convertirse en “el primer y único civil del Departamento de Defensa autorizado a pilotar el B-2 Spirit”. A diferencia de los pilotos de pruebas de empresas o contratistas que han volado el B-2, Suhr es, en realidad, el primer civil del Departamento de Defensa destinado dentro de un escuadrón de pruebas y evaluación.
Las primeras influencias de Igor Suhr provinieron del abuelo de un amigo, artillero en un bombardero de la Segunda Guerra Mundial, que fue derribado y hecho prisionero. “La historia que me contó dejó una huella poderosa. Nunca tomé la decisión consciente de ser piloto. Simplemente lo sentí como algo que debía hacer”, declaró Suhr.
Al cumplir 18 años perdió a su madre, y, animado por su familia, ingresó en la Universidad de Misuri Central para seguir la carrera de aviación. Avanzó con rapidez: en apenas trece meses pasó de piloto privado a instructor certificado, mientras realizaba saltos con paracaidistas, impartía instrucción y ejercía como asistente de posgrado.
Tras obtener su despacho de oficial en la Fuerza Aérea en 2003 a través de la Escuela de Formación de Oficiales, su comandante, la coronel Cherry Pitts, veterana del F-15 Eagle en la Operación Tormenta del Desierto, lo convenció de ingresar en la especialidad de cazas. Se graduó como el primero de su promoción en la Base Aérea Vance y se incorporó como piloto de Eagle en el 60.º Escuadrón de Caza, en la Base Aérea Eglin, Florida. También pasó brevemente por las bases Moody (Georgia) y Tyndall (Florida).
Sin embargo, pocos años después fue uno de los 200 pilotos de cazas y bombarderos seleccionados para operar aeronaves pilotadas a distancia. Así se incorporó al MQ-1 Predator en la Base Aérea Creech, Nevada. “No fue una decisión propia, pero tuve que asumirla”, dijo. Trabajó en exigentes turnos de doce horas, con jornadas de siete días seguidos y solo dos de descanso, hasta que alcanzó la certificación como instructor y evaluador con doble acreditación. Fue además el primer piloto en superar las 1.000 horas tanto en el MQ-1 como en el MQ-9 Reaper.
“El comunicado destacó que se graduó en la Escuela de Armas de la Fuerza Aérea y más tarde participó en la creación de tres nuevos escuadrones de aeronaves pilotadas a distancia, lo que estableció la base de las operaciones modernas con estas plataformas. Posteriormente obtuvo una oportunidad poco común: regresar a casa y volar el B-2 Spirit con la Guardia Aérea Nacional de Misuri.”
Suhr reconoció que aceptó la propuesta de inmediato porque el B-2 completaba su experiencia como aviador. “El F-15 es un placer de vuelo puro. Las aeronaves a distancia aportaron impacto y una orientación plena hacia la misión. El B-2 ofrece un valor estratégico sin comparación”, afirmó.
El paso al B-2 coincidió con la Guerra Global contra el Terrorismo (2002-2021). En los últimos años de ese conflicto, Washington había comenzado a reorientarse hacia una guerra convencional frente a rivales de igual nivel, contexto en el que el B-2 adquirió mayor protagonismo.
Regreso a Misuri para volar el B-2
La asignación al B-2 tenía para él un sentido personal más allá de su origen local. Durante su adolescencia, presenció en la línea de vuelo de la Base Whiteman la llegada del primer B-2 Spirit, el Spirit of Missouri (número de serie 88-0329), que aterrizó en la base el 17 de diciembre de 1993. Exactamente veinte años después, el 17 de diciembre de 2013, en el 110.º aniversario del primer vuelo de los hermanos Wright con el Flyer 1, Suhr ingresó en el 110.º Escuadrón de Bombardeo.
Pasó los once años siguientes en dicho escuadrón como piloto de B-2, y al mismo tiempo impulsó la aviación local a través de un club de vuelo, carreras aéreas, exhibiciones y labores de mentoría de jóvenes aviadores como examinador designado por la FAA. Su familia también forma parte del ámbito aeronáutico: su hijastro y su nuera trabajan en Whiteman como técnicos de baja detectabilidad del B-2.
Nuevo papel en las pruebas y modernización del B-2
En el 72.º Escuadrón de Pruebas y Evaluación, de la 53.ª Ala, Suhr tiene la responsabilidad de “probar y evaluar las mejoras operativas que definirán el futuro del bombardero”. Dentro del programa de pilotos civiles —que espera se amplíe—, Suhr viste todavía el traje de vuelo, negro o naranja intenso, sin insignias de rango, y afirma que su misión no ha cambiado.
El Centro de Gestión del Ciclo de Vida de la Fuerza Aérea (AFLCMC) anunció recientemente una serie de actualizaciones de software para el B-2 Spirit, centradas en particular en sus sistemas de comunicaciones y supervivencia. Según la planificación, estas mejoras se introducirán de forma continua con el fin de garantizar que la flota de B-2 permanezca operativa hasta la entrada en servicio del B-21.
Los diecinueve B-2 de la Fuerza Aérea se someten cada nueve años a un mantenimiento programado, exhaustivo y riguroso en la Planta 42 de Northrop Grumman, en Palmdale (California). Mientras tanto, el nuevo cometido de Suhr le permite “seguir en servicio y continuar con vuelos”, incluso como civil. “Permanecer dentro de la comunidad del B-2 y contribuir a que los combatientes alcancen el éxito me mantiene vinculado”, concluyó.