El vuelo del segundo B-21 acelera pruebas estadounidenses, produce inquietud en Pekín por falta de progreso del H-20 chino sin avances visibles en 2025.
Confirmación del vuelo y avances en pruebas del B-21 Raider
La Fuerza Aérea de Estados Unidos confirmó el 11 de septiembre de 2025 el vuelo del segundo bombardero estratégico B-21 Raider desde la planta de Palmdale, en California, hasta la base Edwards, en el mismo estado, un acontecimiento que acelera las pruebas del programa y que, según informes de inteligencia estadounidenses, produce preocupación en Pekín ante la falta de progresos visibles en el desarrollo del bombardero furtivo chino Xian H-20.
El aparato, fabricado por Northrop Grumman, se une al primer ejemplar que realiza vuelos de prueba desde 2023 y permite expandir las evaluaciones más allá de las verificaciones iniciales de rendimiento aéreo, con inclusión de aspectos críticos como sistemas de misión y sensores integrados. El programa B-21 Raider, diseñado como un bombardero de sexta generación con capacidades de sigilo avanzado, red de conexión integrada y arquitectura abierta, representa un componente clave en la modernización de la flota aérea estadounidense, destinada a operar en entornos de alta amenaza.
La Fuerza Aérea prevé adquirir al menos cien unidades, aunque expertos en defensa estiman que la cifra podría elevarse a 150 o más para enfrentar escenarios con múltiples adversarios nucleares, como China y Rusia, según proyecciones del Centro de Estudios Estratégicos y Presupuestarios. El costo unitario se mantiene en torno a los $700 millones, con incrementos en los gastos de fabricación reportados por Northrop Grumman en el primer trimestre de 2025, atribuidos a ajustes en la producción inicial.
Este avance contrasta con la falta de progreso aparente del H-20, un proyecto chino iniciado en la década de 2000 y confirmado públicamente en 2016 por el general Ma Xiaotian, entonces comandante de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación. Publicaciones chinas han expresado que la producción limitada del B-21 Raider, posiblemente restringida por factores económicos, no representaría una amenaza significativa para Pekín, según artículos en medios estatales que datan de 2023, pero que se mantienen relevantes en el contexto actual.
Aspectos clave en respuestas y desarrollos estratégicos
- Simulaciones chinas de 2023 demostraron escenarios con misiles hipersónicos que interceptan el B-21.
- Desarrollo del caza J-36 con radio de acción superior a 2.000 kilómetros para bloquear accesos a Guam.
- H-20 con alcance proyectado de más de 10.000 kilómetros y capacidad para ataques nucleares y convencionales.
- B-21 integra motores turbofán y sistemas de sigilo para evitación de detección radar.
Detalles del desarrollo y proyecciones del Xian H-20 chino
No obstante, simulaciones realizadas por equipos de investigación chinos en 2023 demostraron escenarios donde misiles hipersónicos podrían interceptar el B-21. Además, el desarrollo de cazas como el J-36, apodado “Gran Muralla”, se orienta a bloquear accesos a bases estadounidenses en Guam, con un radio de acción que superaría los 2.000 kilómetros, según informes de medios chinos de 2025.
Estos elementos indican una respuesta estratégica china al progreso estadounidense, aunque sin evidencias de avances concretos en el H-20 durante el año en curso. El H-20, desarrollado por la Corporación Industrial de Aeronaves de Xi’an bajo el paraguas de la Fuerza Aérea china, adopta un diseño de ala volante similar al B-2 Spirit estadounidense, con un alcance proyectado de más de 10.000 kilómetros y capacidad para ataques nucleares y convencionales.
En 2018, un video promocional de la Corporación de la Industria Aeronáutica de China mostró un concepto de aeronave con estas características, y en 2021, un video de reclutamiento incluyó una representación artística que sugería un progreso avanzado. Sin embargo, informes de inteligencia del Pentágono, publicados en diciembre de 2024, estiman que el bombardero no entrará en servicio hasta la década de 2030, con un posible primer vuelo en 2025 que, de ocurrir, requeriría años adicionales para alcanzar operatividad plena.
Esta proyección se basa en evaluaciones anuales del Departamento de Defensa estadounidense, que no registran logros significativos en el programa chino durante 2025. Expertos como el contraalmirante Yin Zhuo, en declaraciones de 2016, señalaron que el ciclo de desarrollo para bombarderos estratégicos suele extenderse más de una década, lo que alinea con la ausencia de anuncios oficiales sobre pruebas de vuelo del H-20 hasta la fecha.
Contrastes en ritmos de desarrollo y contextos más amplios
En contraste, el B-21 Raider avanza con dos aeronaves en fase de pruebas, lo que facilita la validación de componentes como motores turbofán y sistemas de sigilo, integrados en un diseño que prioriza la evitación de detección radar. La Secretaría de la Fuerza Aérea estadounidense, a través de su cuenta oficial, anunció que este segundo vuelo acelera la campaña de ensayos, con implicaciones para la disuasión en el Indo-Pacífico.
En el contexto más amplio, la flota de bombarderos estadounidenses se reduce numéricamente, con solo 21 B-2 Spirit operativos en comparación con los 132 planeados inicialmente, debido a costos elevados y presiones económicas, según datos de la Fuerza Aérea. Sin embargo, el B-21 se posiciona como una actualización esencial para mantener la superioridad en entornos operacionales, con capacidades para penetrar defensas antiaéreas chinas en simulaciones hipotéticas.
Por su parte, China invierte en motores turbofán indígenas que reducen la diferencia de rendimiento con equivalentes occidentales, aunque persisten rezagos en fiabilidad, según evaluaciones de la industria aeronáutica. El teniente general Wang Wei, en declaraciones de 2024, afirmó que el H-20 se anunciaría pronto y procedería a producción, pero sin confirmaciones posteriores en 2025.
Analistas militares chinos, como Fu Qianshao en 2021, describieron el H-20 como superior al B-2 en tamaño y potencia, con un radio de combate de más de 5.000 kilómetros, pero estas afirmaciones no se respaldan con evidencias de pruebas reales hasta ahora. Especulaciones sobre su debut en ferias aéreas, como la de Zhuhai en 2024, no se materializaron, lo que fortalece la percepción de demoras.
Progresos documentados y proyecciones futuras en programas
Mientras tanto, el B-21 integra lecciones de programas previos, con un enfoque en la interoperabilidad con otros activos, como submarinos y misiles basados en tierra, dentro de una renovación defensiva valorada en un billón de dólares. La ausencia de actualizaciones sobre el H-20 en fuentes oficiales chinas durante 2025 contrasta con los progresos documentados del B-21, que incluyen entregas secuenciales y expansión de pruebas en Edwards.
Informes de inteligencia estadounidenses proyectan que, incluso con un primer vuelo en 2025, el H-20 tardaría hasta 2030 en integrarse de manera operativa, lo que permitirá a Pekín enfocarse en contramedidas como redes de defensa antiaérea y misiles de largo alcance.