El gobierno de Australia ha presentado una nueva legislación que impondría sanciones penales, incluidas penas de cárcel, para quienes cometan delitos de odio basados en la raza, género, origen étnico, religión u orientación sexual de una persona.
Esta propuesta llega en respuesta a un aumento de los incidentes de odio tras la guerra entre Israel y Hamás. Además, sigue a la aprobación de leyes históricas el año pasado que prohibieron el saludo nazi y la exhibición pública de símbolos de grupos terroristas.
“Ningún australiano debería ser perseguido por lo que es o en lo que cree”, señaló el fiscal general Mark Dreyfus en un comunicado. También destacó que Australia es una comunidad multicultural y diversa que debe ser protegida y fortalecida.
El proyecto de ley contempla penas de hasta cinco años de prisión para quienes amenacen con usar la fuerza o la violencia contra un grupo o individuo, si existe el temor de que la amenaza se cumpla. En casos donde las amenazas pongan en riesgo al gobierno, las sanciones podrían ascender a siete años de cárcel.
El gobierno laborista también planea introducir una legislación separada para combatir el “doxxing”, la publicación maliciosa de datos personales en línea. Los responsables de esta práctica enfrentarían penas de hasta seis años de prisión.
El primer ministro Anthony Albanese se comprometió en febrero a prohibir el doxing, después de que grupos antiisraelíes publicaran en línea información personal de cientos de judíos australianos, incluyendo nombres y cuentas de redes sociales.
La legislación contra el doxing también permitiría a las víctimas demandar por “invasiones graves de la privacidad”, aunque se prevé que los periodistas y las agencias de inteligencia estén exentos de esta normativa.