(JTA) – Winchester, una ciudad cercana a Londres que la precedió como capital de Inglaterra, planea inaugurar una estatua en honor a una mujer judía que dirigió un exitoso negocio y crió cuatro hijos allí hasta su asesinato en 1277.
La estatua de bronce de tamaño natural de Licoricia de Winchester ha sido diseñada por el renombrado artista británico Ian Rank-Broadley, según informó el jueves The Jewish Chronicle of London.
Prestamista, entre los clientes de Licoricia se encontraban el rey Enrique III y la reina Leonor. Viviendo en tiempos de virulento antisemitismo -su muerte precedió a la expulsión total de los judíos de Inglaterra en 1290 por sólo 13 años- fue encarcelada en repetidas ocasiones antes de ser asesinada en un misterioso ataque en Winchester. Además, enviudó dos veces.
Los vínculos de Licoricia con Winchester se remontan a 1234. Su estatua se erigirá el 10 de febrero en la actual calle Jewry, donde vivió y murió. La estatua la representa sosteniendo la mano de su hijo menor, Asser, que sostiene un dreidel.
“El mensaje más amplio es que todos nos beneficiamos de que las mujeres participen en igualdad de condiciones en nuestra sociedad. También se destaca el hecho de que, al ser judía, fue perseguida en aquella época”, dijo Rank-Broadley a la Jewish Chronicle.
La estatua lleva la inscripción “Ama a tu prójimo como a ti mismo” del Levítico, en inglés y hebreo.
No se conocen retratos de Licoricia, por lo que Rank-Broadley se inspiró en los rasgos faciales de su propia hija y su nieto, que son judíos, dijo al Chronicle.
Asser era el hijo de Licoricia de su segundo matrimonio con un rico judío divorciado llamado David de Oxford; en un momento dado, una década después de su muerte, fue encarcelado en el castillo de Winchester mientras el rey de Inglaterra intentaba de nuevo cobrar impuestos a los judíos. También tuvo tres hijos con su primer marido, Abraham de Kent, antes de que éste muriera en 1244.
Tras su muerte, Licoricia fue encarcelada en la Torre de Londres hasta que se pagó a la corona una parte de los bienes de su marido. Se destinó a financiar la reconstrucción de la Abadía de Westminster, según los investigadores que han estudiado a la familia.
Licoricia y su criada, que no era judía, fueron encontradas muertas con heridas de arma blanca en sus cadáveres. Su asesinato nunca se resolvió.