Los orígenes del pueblo swahili, hasta ahora oscuros, se han esclarecido gracias a los datos publicados recientemente, basados en décadas de estudio de antiguas muestras de ADN.
El estudio de la Universidad del Sur de Florida (USF), revisado por expertos y publicado en Nature, afirma que el pueblo swahili es un grupo étnico y cultural de la costa oriental africana unido por el uso de la lengua kiswahili y la práctica común del islam.
Las pruebas arqueológicas indican que los swahili han vivido en África oriental desde el siglo I de nuestra era, según la Enciclopedia Viviente de África Oriental (EALE) de la Universidad de Pensilvania. Según el científico de la USF, hay pruebas de que los comerciantes swahili ya viajaban por el océano Índico en el siglo VII, y el Islam apareció por primera vez en el siglo VIII de nuestra era.
En la actualidad, millones de personas de África oriental que viven cerca de la costa se identifican como swahilis, aunque esta identidad suele quedar relegada a un segundo plano frente a su ciudad natal o su posición social tradicional, según una investigación publicada en Nature.
Equilibrio entre los lazos persas y la identidad africana
Sin embargo, hasta hace poco, los científicos y el público en general eran incapaces de establecer un vínculo directo entre el pueblo swahili de hoy y la cultura swahili de la Edad Media.
El autor del estudio, Chapurukha Kusimba, profesor de antropología de la Universidad del Sur de Florida, declaró: “Esta investigación ha sido el trabajo de mi vida: este viaje para recuperar el pasado de los suajili y devolverles su legítima ciudadanía”. Sin socavar la conexión persa e india, estos resultados ponen de relieve las aportaciones de África y la africanidad de la lengua swahili.
La idea de que el pueblo shirazi de Irán se asentó en la costa swahili y se encargó de la difusión del Islam es a lo que se refiere cuando habla de la conexión persa e india.
El estudio explica que los arqueólogos colonialistas de mediados del siglo XX “interpretaron los yacimientos de la costa oriental africana del segundo milenio como construidos por colonos persas y árabes, y se centraron en las conexiones con el gran mundo del océano Índico”, y que “los relatos sobre las raíces shirazi fueron fundamentales en la narrativa construida por ellos”.
Mito shirazi
Los subgrupos de población swahili han afirmado ser de origen persa durante siglos porque tal ascendencia podía ser señal de un estatus social elevado; sin embargo, los arqueólogos no son los únicos culpables de lo que algunos denominan ahora el “mito shirazi”. Sin embargo, la realidad de la religión y la cultura swahili es incompatible con la ascendencia persa, como se afirma en Early Swahili History Reconsidered, un ensayo que apareció en una edición de 2000 de The International Journal of African Historical Studies. Las prácticas culturales de los shirazi pueden remontarse a otros pueblos africanos, los swahili practicaron históricamente el islam suní en lugar del islam chií, que practican los iraníes, y la lengua swahili es indudablemente originaria de África (y no está relacionada con la familia lingüística iraní).
Según Kusimba, “nuestros resultados no se limitan a validar las narrativas previamente avanzadas en círculos arqueológicos, históricos o políticos”. Por el contrario, desafían y confunden esas historias.
El impacto de una madre
Para resolver el misterio de los orígenes del pueblo swahili, Kusimba y sus colegas investigadores utilizaron un meticuloso método científico. Utilizaron 80 restos óseos de seis comunidades costeras e insulares distintas para crear muestras de ADN antiguo. La población investigada residió entre 1250 y 1800 de nuestra era.
Los científicos cotejaron el ADN antiguo con el de los hablantes de swahili de la costa en el presente. Además, compararon los datos de ADN con datos antropológicos y detalles que pudieron recopilar de documentos existentes.
Descubrieron pruebas de la mezcla de personas con ascendencia persa y africana a partir del año 1000 de nuestra era, lo que coincide con las crónicas que se conservan de la región. La cronología también concuerda con los datos arqueológicos históricos, que apuntan a una importante transformación cultural y a la expansión del Islam.
El científico subraya que, según los datos de ADN, eran sobre todo los persas varones los que se reproducían con mujeres africanas. Sin embargo, las pruebas arqueológicas y antropológicas sugieren claramente que los hijos adquirían la lengua y la cultura de su madre, lo que contribuía a preservar la lengua y las costumbres africanas originales. En particular, los préstamos del árabe constituyen la mayoría de las palabras no locales del kiswahili, y los préstamos del persa representan alrededor del 3% del vocabulario.
La percepción de los datos siempre crea conflictos entre la antropología y la genética, según Kusimba. Pero ha sido muy gratificante trabajar con mis colegas de Harvard, Rice y la Universidad de York para asegurarme de que la explicación antropológica se ajustaba al análisis de los datos genéticos sin ser excesivamente simplista.