La democracia puede haber existido en algunas sociedades nativas americanas mucho antes de la llegada de los europeos al continente, según un nuevo estudio revisado por pares y publicado por la Cambridge University Press de la Universidad de Georgia.
El estudio identificó casas grandes y redondas con evidencias de reuniones comunitarias para la toma de decisiones colectivas.
Revisión de datos antiguos
Arqueólogos estadounidenses reevaluaron los datos de una excavación realizada hace más de 40 años en un yacimiento de Cold Springs, en Georgia. Anteriormente, se creía que los montículos hechos de diferentes sedimentos constituían los cimientos de las habitaciones de un jefe, y que la mayoría de las comunidades de la zona seguían el estilo político del cacicazgo; una forma de organización social basada en el poder político heredado.
Sin embargo, este estudio sugiere que es mucho más probable que el cacicazgo no fuera la forma de gobierno en ese sitio. La construcción de los montículos indica una organización política más comunitaria que jerárquica.
El consejo muskogeano
La zona está relacionada con el consejo ancestral muskogeano, un grupo aún activo en el que participan tanto hombres como mujeres. Guiado por dos principios, la ley natural y el consenso democrático, el gobierno muskogeano es uno de los grupos democráticos inclusivos más antiguos de la historia.
El derecho natural se refiere a las leyes que vinculan la relación de la cultura y la naturaleza, enraizadas en la comunidad y la tradición oral. El consenso democrático implicaba la toma de decisiones de la comunidad en lugares como la casa del consejo.
Las casas del consejo son edificios grandes y redondos de entre 12 y 37 metros de diámetro y podían albergar hasta miles de personas. Desarrolladas después de los montículos de sedimentos, aunque a veces construidas sobre ellos, forman parte del paisaje comunal. Era costumbre celebrar asambleas para aquellos que se reconocían unidos a la casa del consejo y a la comunidad.
Fechadas antes del año 1000 d.C., las casas del consejo indican que se utilizaban formas de democracia colectiva entre los indígenas americanos hace más de 1500 años, antes de cualquier contacto europeo.
Las vasijas de cerámica encontradas indican que a menudo se consumía comida o bebida, como el té ceremonial llamado vsse [ássi], durante estas reuniones. En parte un puente hacia el mundo ceremonial y en parte un lugar para las funciones de gobierno, recipientes similares se siguen utilizando hoy en día para las reuniones tradicionales.
Los pequeños pozos de fuego también indican el uso de las casas. A menudo, la ubicación de la casa estaba cerca de una plaza abierta o de otros lugares públicos.
El hallazgo indica que la toma de decisiones se realizaba a múltiples niveles, y que el consenso democrático se alcanzaba mediante un proceso de consentimiento con diferentes sectores de la comunidad.
“Las casas del consejo fueron las primeras manifestaciones de una forma de gobierno colectivo que puede documentarse confidencialmente de una forma sobre otra”, dice el estudio.
Debido a la gran capacidad de las casas, el estudio sostiene que era explícitamente una institución social y una parte clave del gobierno en esa región, que requería funciones y mano de obra y atendía a las necesidades específicas de la comunidad.
La democracia antigua
En contra del término igualitarismo que utilizan muchos antropólogos, el estudio sostiene que democracia y gobierno colectivo son los términos correctos para captar plenamente la compleja sofisticación del gobierno indígena. Los arqueólogos sugieren que, dado el foro de discusión de la comunidad, la resolución de cualquier problema que amenazara su democracia se resolvía rápidamente.
La cerámica y la datación por radiocarbono sitúan tanto los montículos de sedimentos como las casas del consejo antes del año 1.000 d.C., y algunas mucho antes. Los postes y soportes fechados con posterioridad al edificio original sugieren el mantenimiento y la importancia de la tradición para la comunidad.
El estudio subraya que esta datación indica tradiciones fundamentales basadas en la tradición oral y la historia, y recomienda a los arqueólogos que estén más dispuestos a utilizar la historia oral en sus investigaciones.