Los conocimientos arqueológicos se obtienen usualmente a partir de pequeños elementos revelados en excavaciones minuciosas.
Resultados precisos de datación gracias a la microarqueología
Recientemente, un equipo interdisciplinario de expertos israelíes empleó la microarqueología para descubrir nuevos detalles sobre el tamaño y la cronología de Jerusalén durante la Edad del Hierro (1200-586 a.C.). Utilizando restos orgánicos minúsculos y firmemente anclados, los investigadores lograron una datación por radiocarbono más precisa.
La profesora Elisabetta Boaretto del Instituto Weizmann destacó el logro: “Con el trabajo que hemos hecho en la Ciudad de David, logramos una resolución de menos de 10 años, algo muy nuevo y dramático”. Este avance podría tener implicaciones significativas para la arqueología en general.
El proyecto de investigación a largo plazo se llevó a cabo mediante la excavación precisa de pequeñas muestras en estratos fechados con seguridad. Según el Dr. Joe Uziel de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), “Esta investigación es el punto final de unos 10 años de estudio intensivo”.
Metodología y análisis de la datación por radiocarbono
El artículo, “La cronología de radiocarbono de la Edad del Hierro en Jerusalén revela compensaciones de calibración y desarrollos arquitectónicos”, fue publicado en abril en PNAS. Las “semillas carbonizadas” formaron una parte importante de más de 100 muestras biológicas recolectadas de estratos urbanos en la antigua Jerusalén. Estas muestras se analizaron en el laboratorio de Boaretto en el Instituto Weizmann utilizando el acelerador de partículas D-REAMS.
La datación por carbono 14 mide un isótopo radiactivo de carbono en descomposición, permitiendo determinar la edad aproximada de una muestra. Sin embargo, durante la meseta de Hallstatt (770-420 a.C.), las muestras presentan múltiples soluciones de datación, complicando la precisión de la técnica.
Este fenómeno ha sido un desafío para los arqueólogos. No obstante, los investigadores pudieron reducir las variaciones y desarrollar una línea de tiempo más precisa, comparando resultados con otras metodologías de datación verificables.
Superando los desafíos de la meseta de Hallstatt
Los investigadores lograron superar las complicaciones de la meseta de Hallstatt mediante un análisis comparativo exhaustivo. “No utilizamos únicamente la datación C-14. Combinamos esto con un muestreo de campo muy intenso y excavaciones cuidadosas, capa por capa, utilizando la microarqueología”, explicó Uziel.
En lugar de enviar muestras a un laboratorio separado, cada muestra se caracterizó cuidadosamente en su contexto arqueológico. Esto permitió a los científicos analizar una gran cantidad de muestras y compararlas con otras técnicas de datación, cubriendo varios cientos de años con fechas secuenciales.
La colaboración estrecha entre arqueólogos y científicos del Instituto Weizmann fue crucial. “Hubo muchas discusiones para entender cómo afinar el proceso… fue un constante ir y venir entre expertos”, destacó Uziel.
Impacto de la colaboración interdisciplinaria en la investigación
La investigación interdisciplinaria y la colaboración estrecha entre diferentes expertos fueron clave para superar los desafíos de la meseta de Hallstatt. Boaretto destacó que trabajar juntos en el campo permitió resolver problemas complejos y afinar los métodos de datación.
“Es 100 por ciento el hecho de que estábamos trabajando juntos en el campo. La cooperación entre diferentes expertos fue esencial para superar estos problemas”, dijo Uziel. El proyecto no solo avanzó en la datación precisa, sino que también estableció un nuevo estándar para la arqueología de la Edad del Hierro.
La meseta de Hallstatt ha sido una “pesadilla” para los arqueólogos, pero este enfoque innovador demuestra cómo la microarqueología y la colaboración interdisciplinaria pueden ofrecer soluciones efectivas y precisas, redefiniendo la cronología de períodos históricos complejos.
Nuevas metodologías para la datación precisa de eventos históricos
El Dr. Elisabetta Boaretto, director del Centro Kimmel de Ciencias Arqueológicas y jefe del laboratorio del acelerador D-REAMS, está liderando proyectos que utilizan la datación por radiocarbono y métodos microarqueológicos para construir cronologías de alta resolución de eventos pasados. Según el sitio web del Instituto Weizmann, estos métodos permiten una mayor precisión en la datación de hallazgos arqueológicos, superando desafíos históricos como la meseta de Hallstatt.
La Dra. Johanna Regev, autora principal del reciente artículo sobre Jerusalén y miembro del Instituto Weizmann, fue fundamental en este trabajo. Boaretto también reconoció la contribución del profesor Steve Weiner, exdirector del Centro Kimmel, quien inició el desarrollo de esta metodología en la década de 1980.
Boaretto explicó que aunque existen muchos aceleradores capaces de medir el C-14, la clave para aumentar la precisión radica en adaptar las mediciones a las cuestiones cronológicas específicas. Este enfoque integral, que abarca desde la excavación hasta el análisis en laboratorio, es crucial para obtener resultados confiables.
Importancia de las semillas quemadas en la datación por radiocarbono
Las semillas quemadas utilizadas en este proyecto proporcionan concentraciones precisas de C-14 del año en que crecieron. Estas semillas, presumiblemente quemadas durante el saqueo de Jerusalén en 586 a.C., ofrecen una referencia crucial para los niveles de C-14, superando así la meseta de Hallstatt.
La datación del C-14 fue corroborada mediante comparaciones con una curva de calibración global de datos atmosféricos históricos del C-14, obtenidos principalmente de muestras de anillos de árboles. Los anillos de los árboles, que crecen anualmente, permiten medir las concentraciones de C-14, proporcionando una base de datos mundial que se actualiza constantemente y abarca miles de años.
No obstante, los investigadores deben considerar que los datos de los anillos de los árboles utilizados para las comparaciones provienen de árboles europeos. En Europa, los árboles crecen desde el verano hasta el otoño, mientras que en Israel, las semillas crecen en la primavera, cuando la concentración de C-14 es menor. Esta diferencia puede crear una discrepancia de 10 a 20 años en las fechas, lo cual es crítico para las cronologías de períodos históricos.
Impacto de los hallazgos en la comprensión de la antigua Jerusalén
El descubrimiento de un gran número de semillas en los estratos más antiguos llevó a los investigadores a postular que Jerusalén durante los siglos X-XII a.C., una época asociada con los reyes bíblicos David y Salomón, estaba más densamente poblada y desarrollada de lo que se pensaba previamente.
Boaretto y Uziel coinciden en que el método de datación interdisciplinario puede aplicarse a otros sitios, siempre que estos tengan estratos y capas de habitación humana bien excavados, que puedan datarse de manera segura mediante múltiples métodos y proporcionar muestras de calidad para las pruebas de C-14.
En la antigua Jerusalén, la meseta de Hallstatt coincide con eventos épicos del período del Primer Templo, como la agresión asiria y la destrucción del Templo a manos de los babilonios. Estos eventos están documentados en la Biblia hebrea y otras fuentes, como los registros asirios y babilónicos, pero la meseta de Hallstatt ha dificultado una datación precisa.
Correlación de fuentes bíblicas con resultados arqueológicos
El arqueólogo Uziel señala que, aunque la Biblia no es un texto histórico exacto, ignorarla por completo no tiene sentido, ya que contiene pistas valiosas. Un ejemplo es el Broad Wall, que se pensaba que fue construido por el rey Ezequías como defensa contra el asedio asirio, según el libro de Crónicas. Sin embargo, la nueva investigación sugiere que el muro fue construido durante el reinado del rey Uzías, basándose en los precisos métodos de datación.
Estos nuevos métodos permiten un ajuste más probable sobre el origen del muro, demostrando cómo las fuentes bíblicas y los resultados arqueológicos pueden interactuar para proporcionar una comprensión más detallada de la historia.
Uziel, un experto en la antigua Jerusalén y director de la unidad de los Rollos del Mar Muerto de la Autoridad de Antigüedades de Israel, resalta la importancia de trabajar metódicamente y tener las condiciones y el contexto adecuados para la investigación. Asegura que hay mucho más por hacer y que la datación por C-14 debería ser una metodología básica para quienes trabajan en Jerusalén.