La organización terrorista Hamás se está preparando para explotar lo que considera un inminente vacío de seguridad en Judea y Samaria. Su objetivo es socavar la estabilidad de su rival, la Autoridad Palestina (AP), dirigida por Fatah.
En los últimos días, los medios de comunicación palestinos han afirmado que las fuerzas de seguridad de la AP han descubierto un laboratorio de bombas de Hamás cerca de Ramallah, que formaba parte de un supuesto complot más amplio para atacar la sede del gobierno de la AP en la ciudad cisjordana.
Hamás intuye que la AP entrará pronto en una lucha interna por el poder. Desde que asumió el poder en las elecciones de enero de 2005, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha gobernado, pero ahora, según altas fuentes de Al Fatah, está considerando poner fin a su histórico mandato de 17 años.
Aunque los rumores de la salida de Abbas han sido hasta ahora prematuros -rumores que Hamás se aseguró de difundir y amplificar-, la batalla por la sucesión se está calentando inevitablemente a medida que la cuenta atrás para el fin de su mandato sigue ganando velocidad, ya sea por la decisión de dimitir o por su edad.
Ahora, Hamás ve la oportunidad de aumentar su estatus e influencia mediante el incremento de los ataques terroristas contra objetivos tanto israelíes como de Al Fatah. Cree que esto reforzará su atractivo en el lado palestino y le permitirá desafiar el liderazgo de la AP.
Finalmente, Abbas acalló los rumores de su retirada en un discurso telefónico sobre la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, en el que prometió que “Jerusalén no está en venta” y prometió luchar contra la “ocupación” israelí del Monte del Templo. Abbas también realizó una visita oficial a Chipre el 13 de junio para aumentar su visibilidad y contrarrestar los rumores de su desaparición.
Aunque sin duda es consciente de que no puede permanecer en el poder durante mucho más tiempo, el dirigente, que cumplirá 87 años el próximo mes de noviembre, también está interesado en agarrar el volante el mayor tiempo posible. En línea con los llamamientos del Comité Central de la OLP, Abbas amenaza con dar pasos sin precedentes en el conflicto diplomático de la AP con Israel, como poner fin a su reconocimiento de Israel y a la coordinación de seguridad con él.
Estas amenazas, cree Abbas, mejoran su imagen de líder palestino comprometido con objetivos patrióticos, como no “renunciar” a Jerusalén, al llamado derecho al retorno de los refugiados palestinos y a conseguir el reconocimiento del este de Jerusalén como capital de un futuro Estado palestino. Abbas también sigue comprometido con el objetivo de una retirada total de Israel de Judea y Samaria a las fronteras de 1967.
A nivel personal, Abbas también busca asegurar el bienestar económico de sus hijos.
Mientras tanto, parece que Abbas ha empezado a preparar activamente a su sucesor preferido, el ministro de Asuntos Civiles Hussein al-Sheikh, nombrado recientemente secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP.
Abbas está mostrando cada vez más un trato preferente a Al-Sheikh, incluso mediante el nombramiento del Comité Central de la OLP, un paso que fue considerado como una provocación por otros candidatos a suceder a Abbas.
Con la influencia de Al-Sheikh en claro ascenso, rivales como Jibril Rajoub lo observan y se preparan en silencio para la futura lucha por el poder. Hay varios posibles sucesores en el ruedo, pero Al-Sheikh, que cuenta con el respaldo del influyente jefe del Servicio General de Inteligencia de la AP, Majed Faraj, y Rajoub, son los dos más destacados. El terrorista de Al Fatah encarcelado Marwan Barghouti; el vicepresidente del Comité Central de Al Fatah, Mahmoud al-Aloul; y el exiliado residente en los Emiratos Árabes Unidos, Muhammad Dahlan, que ha sido desterrado de las filas de Al Fatah, son también candidatos.
También Hamás se está preparando. Además de sus células terroristas encubiertas, está utilizando las redes sociales para afianzar su condición de fuerza principal en la calle palestina, y como parte de su campaña de propaganda destinada a erosionar la influencia de la AP.
Los candidatos de Hamás están ganando las elecciones en los campus universitarios palestinos de Judea y Samaria, y la retórica de Hamás acusa habitualmente a Abbas de ser un “colaborador” de Israel y a Fatah de ser una entidad corrupta que ha abandonado la lucha palestina por el este de Jerusalén.
Otros actores externos intentan estabilizar la situación, como demuestran las recientes visitas a Ramallah del ministro de Asuntos Exteriores jordano, Ayman Safadi, y de la subsecretaria de Estado estadounidense para Asuntos de Oriente Próximo, Barbara Leaf.
Estas visitas tienen como objetivo ayudar a los esfuerzos por la calma y evitar el desarrollo del caos y la escalada tras la salida de Abbas.
EE.UU. debe seguir buscando persistentemente la estabilidad y evitar una lucha violenta por el poder, que solo beneficiaría a los elementos terroristas extremistas. Estados Unidos también debería tratar de establecer canales de contacto con los posibles sucesores de Abbas.
Israel también tiene que prepararse para todos los escenarios, y también tiene un papel central que desempeñar. Aunque no puede intervenir abiertamente, Israel debe prepararse para el posible escenario de un intento de toma de Judea y Samaria por parte de Hamás, una línea roja que Israel nunca puede aceptar.
Esto significa estar preparado para rechazar cualquier esfuerzo de Hamás por capturar puestos o lugares de la AP, basándose en el entendimiento de que Israel no puede permitir que se repita en Judea y Samaria el violento golpe de Hamás en Gaza, una zona que domina el corazón del centro de población y económico de Israel.
Todos los Estados árabes suníes moderados comparten el mismo interés en impedir un golpe de Hamás, incluidos Egipto y Arabia Saudí.
Mientras tanto, Israel debe continuar sus contactos con la Autoridad Palestina y tratar de permitir que Abbas termine su mandato de forma honorable. Al mismo tiempo, debe prepararse para los múltiples escenarios que puedan surgir y preservar su libertad de acción en Judea y Samaria.