Hace dos semanas, el “Foro para la Lucha por Cada Dunam” obtuvo documentos oficiales del Ministerio de Autoridades Locales de la Autoridad Palestina que revelaban planes de construcción de decenas de unidades en la zona del antiguo Altar de Josué, en el monte Ebal, en Samaria.
Si los planes siguen adelante, el acceso de los judíos al lugar quedará bloqueado por viviendas árabes. El lugar histórico se remonta a los tiempos de Josué, sucesor de Moisés y líder del pueblo judío en su entrada en la Tierra de Israel tras la entrega de la Torá en el monte Sinaí. La demolición de reliquias históricas que atestiguan la antigua presencia judía en la Tierra de Israel es una práctica habitual de la Autoridad Palestina. El gobierno, por su parte, aún no ha actuado.
El presidente del Consejo Regional de Samaria, Yossi Dagan, exige ahora que se tomen medidas, tras la revelación de que la AP está comercializando activamente las parcelas del lugar.
“Es el colmo de la desfachatez. Es absolutamente descarado. Pido al gobierno que intervenga para detener esta vergüenza inmediatamente”, dijo Dagan. “El Altar de Josué es un lugar de importancia histórica, uno de los únicos vestigios que se remontan a la época en que los Hijos de Israel poblaron por primera vez la Tierra. No hay que culpar de este crimen a la asesina Autoridad Palestina, cuyas intenciones son conocidas, sino al gobierno israelí y a todos los funcionarios que podrían impedirlo y no lo hacen. La historia juzgará con severidad a quienes abandonaron los lugares históricos de Israel”, añadió.
“El gobierno debe hacer uso de su autoridad y responsabilidad según las convenciones internacionales para proteger este lugar histórico. Debe ordenar el cese de la construcción y el cierre del lugar, y declarar toda la zona patrimonio nacional. Las acciones de los gobiernos anteriores condujeron a un vacío que fue llenado por la AP, que tiene un objetivo: borrar toda prueba de la conexión del pueblo judío con el lugar”, subrayó.
El Altar de Josué en el monte Ebal fue descubierto por el profesor Adam Zartal en la década de 1980 y se calcula que data del siglo XIII a.C. Los hallazgos en el lugar y su singular construcción llevaron a los arqueólogos a la conclusión de que se trataba del altar mencionado en los libros del Deuteronomio y Josué.