Los textos antiguos del Nuevo Testamento usan “jrestiano” en vez de “cristiano”, términos similares en griego pero con significados distintos.
Los textos más antiguos del Nuevo Testamento, como el Códice Sinaítico, no contienen la palabra “cristiano” en pasajes como Hechos 11:26, Hechos 26:28 y 1 Pedro 4:16. En su lugar, aparece el término “jrestiano”. Aunque en griego las palabras “jrestianos” y “jristianos” son similares en escritura y pronunciación, sus significados son completamente distintos.
El griego antiguo distingue entre “jrestos” y “jristos”. “Jrestos” significa “bueno”, “útil” o “virtuoso”, mientras que “jristos” se traduce como “ungido”. En la Biblia, por ejemplo, 2 Timoteo 4:11 usa el término “eujrestos” para describir a Marcos como alguien “muy útil”. Esta distinción indica que la palabra “jrestianos” estaba vinculada a la virtud, no a la idea de un Mesías.
El Códice Sinaítico no emplea “jristianos” (con “i”), sino “jrestianos” (con “e”), lo que descarta un error de transcripción. Este término deriva de “jrestos” y no de “jristos”, lo que implica que su significado original no tenía relación con el Mesías ni con una religión en particular. En Antioquía, según Hechos 11:26, los discípulos fueron llamados “jrestianos”, lo que en el contexto de la época indicaba que eran vistos como personas virtuosas.
En aquella ciudad, los judíos de la diáspora, influenciados por la cultura griega, comenzaron a reforzar su observancia de la Torá. Quienes retornaban a la fe con más devoción eran conocidos en el judaísmo como “baalei teshuvá”, es decir, “maestros del retorno”. Su comportamiento piadoso hizo que la población griega los llamara “jrestianos”, un término que resaltaba sus cualidades positivas, sin implicar la formación de una nueva religión.
Fuera del ámbito bíblico, el historiador romano Tácito también utilizó la palabra “crestianos” en sus Anales (libro 15, capítulo 44). Este término, preservado en el Manuscrito Médici, es la adaptación latina de “jrestianos”. Su uso refuerza la idea de que, en el siglo I, este grupo no era identificado por su relación con un Mesías ungido, sino por su conducta ejemplar.
En conclusión, las fuentes más antiguas muestran que los primeros discípulos no fueron llamados “cristianos” en el sentido actual, sino “jrestianos”, un término que destacaba su virtud y compromiso con la fe. El estudio filológico confirma que la relación con el “cristianismo” surgió posteriormente, cuando el significado del término fue reinterpretado.