En el sur de Israel, 50 niñas de las comunidades judía y beduina se reunieron en un campamento de verano único, dedicado a la pasión por el deporte y la construcción de lazos interculturales.
Un espacio para superar diferencias y desafiar estereotipos
La iniciativa, que ya cumple su segundo año, se creó bajo el programa Sports for Social Impact (SSI) de la Fundación Azrieli. El objetivo principal era animar a las participantes a superar las diferencias culturales y desafiar los estereotipos, promoviendo un ambiente de crecimiento personal y empoderamiento.
El evento tuvo lugar en la aldea juvenil de Kfar Silver, cerca de Ashkelon, con chicas de edades comprendidas entre los 13 y 15 años. Se logró una representación equilibrada entre las comunidades judía y beduina.
Las actividades del campamento abarcaron una amplia gama de deportes, talleres y experiencias culturales compartidas. Esto incluyó tenis, voleibol, natación, cursos de defensa personal, prevención de ahogamientos, turismo, conferencias, debates y comidas tradicionales del viernes y del Shabat.
Una experiencia que refleja la unidad y la colaboración
Danna Azrieli, presidenta de la Fundación Azrieli de Israel, destacó que el campamento “Un equipo” ejemplifica la esencia de la unidad y la colaboración. Además, promueve la idea de que las diversas comunidades en Israel pueden convivir en armonía.
Entre las participantes, las reacciones fueron igualmente positivas. Hala Abu Kweder, una de las niñas beduinas, describió el campamento como una “experiencia increíble”. Por su parte, Brielle Weissmann, una de las niñas judías, resaltó el ambiente integrador del campamento y cómo disfrutó aprendiendo sobre la cultura beduina.
Las actividades fomentaron no solo la conexión deportiva, sino también la comprensión mutua y el respeto entre las culturas, incluyendo la celebración del Shabat y la introducción a la danza tradicional Dabke.
Un impacto positivo en las comunidades participantes
La Fundación Azrieli expresa la esperanza de que las experiencias positivas del campamento resuenen en las comunidades de las niñas participantes. Esta iniciativa podría ser un ejemplo de cómo el deporte y la cultura pueden ser vehículos para fomentar la comprensión y la colaboración.
En un contexto social complejo, iniciativas como esta demuestran la posibilidad de acercamiento y aprendizaje mutuo entre diferentes comunidades dentro del Estado de Israel.
El campamento, en su segundo año, ha mostrado ser una plataforma eficaz para la construcción de relaciones interculturales, un legado que se espera continúe creciendo en futuras ediciones.