El fenómeno de hacer fila en Israel desafía las convenciones tradicionales. La imagen de personas en orden, esperando pacientemente su turno a una distancia respetuosa, es simplemente inexistente en esta tierra sagrada. Las normas que rigen las filas aquí son únicas y peculiares, y es vital conocerlas para sobrevivir a esta experiencia única.
La verticalidad ordenada que se espera en una fila en cualquier otro lugar del mundo no se aplica en Israel. En su lugar, se encuentra un panorama caótico similar a un “mosh pit”, donde los bordes son difusos y el ritmo fluctúa intrínsecamente. Sin embargo, los israelíes tienen la capacidad innata de identificar dónde comienza y termina la fila, y quién ha intentado cortarla descaradamente.
El desafío de cortar la fila y las excepciones permitidas
Cortar la fila se ha convertido en un deporte nacional en Israel. Las excusas para hacerlo son interminables, desde el clásico “solo tengo una pregunta” hasta la desfachatez de asumir un lugar sin ninguna justificación.
Sin embargo, es importante señalar que hay ciertas excepciones aceptadas, como las personas mayores, las mujeres embarazadas y aquellos con discapacidades, quienes tienen tarjetas especiales que les otorgan el derecho a estar al frente. Evitemos avergonzar a nadie por ejercer este privilegio legítimo.
El calor y la falta de distanciamiento social
A pesar de la lección aprendida durante la pandemia, el distanciamiento social es un desafío en las filas israelíes. El calor intenso y la cercanía física son incómodos, y todos anhelamos mantenernos frescos y sin el sudor ajeno.
Este fenómeno se acentúa en los calurosos días de verano, cuando la sed es implacable. Se recomienda llevar una botella de agua fría, aunque debemos ser conscientes de no consumir alimentos con olores fuertes que puedan resultar crueles con los demás.
La espera interminable y la habilidad para entablar conversaciones
Las filas en Israel rara vez son rápidas. La combinación de la desorganización, la angustia creciente de los individuos y las discusiones apasionadas con los proveedores de servicios hace que el tiempo se dilate. Sin embargo, esta espera ofrece la oportunidad de entablar conversaciones con aquellos que nos rodean.
Las quejas sobre la cola son un tema recurrente, lo que a menudo lleva a compartir experiencias personales y establecer una conexión inesperada. Aprovechemos este tiempo para enriquecernos con nuevas perspectivas.
La falta de privacidad y la explosión de sonidos en las filas
En Israel, la privacidad en las filas es una quimera. Aquí, se puede escuchar las conversaciones más íntimas transmitidas a través de teléfonos móviles a familiares y amigos. Además, la música favorita de las personas resuena a todo volumen desde altavoces telefónicos.
Las opiniones políticas no solicitadas también encuentran su espacio en estas situaciones, sin importar quién esté escuchando. El entorno de una fila en Israel es un crisol de sonidos que desafían cualquier expectativa de tranquilidad.
La culminación de la espera y la interacción con el personal de servicio
Después de horas de espera, finalmente se llega al comienzo de la fila, solo para encontrarse con un empleado agotado y a menudo irritado. En este momento, es vital abstenerse de descargar la frustración acumulada en esa persona. Debemos recordar que han estado trabajando durante todo ese tiempo, lidiando con personas igualmente irritantes.
La cortesía y la eficiencia son esenciales en este último tramo de la experiencia de hacer fila, dejando paso libre a las cientos de personas que aún esperan detrás de nosotros.
Resumen
Hacer fila en Israel es una experiencia única que desafía las convenciones tradicionales. Aunque la falta de orden y las dificultades pueden resultar frustrantes, hay aspectos positivos en esta práctica. Las conversaciones inesperadas y la posibilidad de establecer conexiones momentáneas con aquellos que nos rodean son valiosas. Sin embargo, debemos ser conscientes de respetar las excepciones permitidas y mantener la cortesía en todo momento. Al comprender los pros y contras de hacer fila en Israel, podemos enfrentar esta experiencia desafiante con una perspectiva equilibrada y una actitud cautivadora.