TOKIO (AFP) – La atleta olímpica bielorrusa Krystsina Tsimanouskaya salió de Japón el miércoles y se esperaba que se refugiara en Polonia tras decir que temía por su vida si se veía obligada a volver a casa.
La velocista, de 24 años, ha sido el centro de un drama diplomático en medio de los Juegos desde que pidió protección al personal de Tokio 2020 el domingo, diciendo que su equipo estaba tratando de meterla en un avión después de que criticara públicamente a sus entrenadores.
Y el miércoles se produjo otro giro inesperado, cuando la atleta hizo un cambio de última hora y decidió no embarcar en su vuelo a Polonia, que le ha ofrecido un visado humanitario, y tomar en su lugar un avión con destino a Viena.
Con una mascarilla amarilla y las puntas rosas de su cabello visibles en un moño, Tsimanouskaya entró en el aeropuerto rodeada por un cuerpo de seguridad.
No quiso hablar con los medios de comunicación reunidos en su puerta de embarque, pero saludó al doblar la esquina hacia su avión.
Tras pedir ayuda internacional, ha estado refugiada en la embajada de Polonia en Tokio durante las dos últimas noches, y los activistas han dicho que irá a Varsovia, pero no estaba claro si pasaría antes por Austria.
Bielorrusia se ha visto sacudida por la agitación política y la represión de la disidencia tras las controvertidas elecciones que devolvieron al poder al hombre fuerte Alexander Lukashenko el año pasado.
Tsimanouskaya fue una de las más de 2.000 figuras del deporte bielorruso que firmaron una carta abierta pidiendo nuevas elecciones y la liberación de los presos políticos.
Pero sus problemas en Tokio llegaron después de que publicara en su Instagram una crítica a sus entrenadores por haberla inscrito en una carrera sin informarle antes.
Su marido ha huido a Ucrania y se espera que la pareja se reúna en Polonia, país que critica duramente el régimen de Lukashenko y que se ha convertido en el hogar de un creciente número de disidentes.
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, dijo el martes que había hablado con la “valiente” Tsimanouskaya, que “actualmente está bien atendida y a salvo”.
“Le aseguré que puede contar con el apoyo y la solidaridad de Polonia. En los próximos días, volará a Varsovia, donde podrá desarrollarse sin obstáculos y, si lo desea, recibirá más asistencia”, escribió en Facebook.
El Comité Olímpico Internacional ha dicho que investigará al equipo olímpico de Bielorrusia por el incidente, pero los activistas han pedido que se suspenda al comité olímpico del país y que sus atletas compitan como neutrales.
El portavoz Mark Adams dijo el miércoles que el COI había recibido un informe del comité olímpico de Bielorrusia, que estaba “siendo evaluado”. Y dijo que el COI ha abierto una comisión disciplinaria “para establecer los hechos en este caso”.
La ONG Global Athlete dijo que el “presunto secuestro de Tsimanouskaya… es un ejemplo más del alarmante abuso de atletas que se produce en Bielorrusia”.
Lukashenko y su hijo Viktor han sido vetados de los eventos olímpicos por la persecución de atletas por sus opiniones políticas.
Poco antes de los Juegos de Tokio, Lukashenko advirtió a los funcionarios deportivos y a los atletas que esperaba resultados en Japón. “Pensadlo bien antes de ir”, dijo. “Si volvéis sin nada, es mejor que no volváis”.
El supuesto intento de devolver a Tsimanouskaya a Bielorrusia ha suscitado la condena, y el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken acusó al gobierno de Lukashenko de “otro acto de represión transnacional”.
Lukashenko, en el poder desde 1994, provocó la indignación internacional en mayo al enviar un avión de combate para interceptar un avión de Ryanair que volaba de Grecia a Lituania para detener a un disidente a bordo.
El viceministro polaco de Asuntos Exteriores, Pawel Jablonski, pareció referirse a ese incidente cuando se negó a confirmar si Tsimanouskaya volaría el miércoles, como se había rumoreado, alegando razones de seguridad.
La saga olímpica se produjo mientras la policía ucraniana afirmaba que un activista bielorruso desaparecido, cuya organización ayuda a sus compatriotas a huir del país, había sido encontrado ahorcado en un parque de Kiev.
La policía dijo que había abierto una investigación por asesinato y que seguiría todas las pistas, incluido el “asesinato disfrazado de suicidio”, mientras que los activistas acusaron a las autoridades de “una operación… para liquidar a un bielorruso que representaba un verdadero peligro para el régimen”. Naciones Unidas ha pedido a las autoridades ucranianas que lleven a cabo una “investigación exhaustiva, imparcial y eficaz” sobre la muerte.