Según dos funcionarios estadounidenses que hablaron con CNN bajo condición de anonimato, la administración de Biden no prevé que Israel extienda su operación terrestre a Rafah, en el sur de Gaza, en el futuro cercano. Estas declaraciones surgen justo al inicio del mes sagrado musulmán del Ramadán.
A pesar de estas expectativas estadounidenses, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó en Politico su determinación de ignorar las advertencias internacionales contra una incursión en la ciudad de Rafah, considerada el último bastión de Hamás.
Israel sostiene que es crucial entrar en Rafah para desmantelar completamente la infraestructura de Hamás y rescatar a los rehenes, algunos de los cuales, junto con líderes de Hamás, se cree que están en la ciudad. De hecho, a principios de este mes, fuerzas especiales israelíes lograron rescatar a dos rehenes israelíes en un apartamento de Rafah.
Sin embargo, la planificada operación en Rafah ha generado inquietud a nivel internacional, especialmente en Estados Unidos. En una reciente entrevista con MSNBC, el presidente Joe Biden expresó su preocupación por las bajas civiles reportadas por Hamás en Gaza, y calificó cualquier operación de las FDI en Rafah como una “línea roja”.
La guerra en Gaza, desencadenada por el ataque de Hamás el 7 de octubre, ha provocado un éxodo masivo. Más de la mitad de la población de la Franja de Gaza se ha desplazado hacia Rafah, exacerbando una crisis humanitaria con escasez crítica de alimentos, agua y medicinas, y desplazando a la mayoría de los 2.3 millones de habitantes del enclave.