La administración de Biden está coordinando la entrega de armamento a Israel, que incluiría bombas y otras armas para reforzar su capacidad militar en medio de la guerra en Gaza, a pesar de las iniciativas estadounidenses para promover un alto el fuego, informaron fuentes oficiales actuales y pasadas.
Entre el material bélico a enviar se encuentran alrededor de mil bombas MK-82, municiones de ataque directo conjunto KMU-572 para mejorar la precisión de las bombas, y espoletas de bomba FMU-139, estimando el valor de estas armas en decenas de millones de dólares.
Este plan de entrega de armas aún está bajo revisión interna en la administración y podría sufrir cambios antes de ser presentado para aprobación ante los líderes de los comités correspondientes del Congreso estadounidense.
El contexto de este envío se sitúa en un momento crítico de la confrontación en Gaza, justo cuando Israel intensifica sus operaciones militares contra Hamás en Rafah, al sur de Gaza, donde más de un millón de personas se han desplazado huyendo de la guerra. Israel argumenta la necesidad de esta ofensiva para combatir a terroristas de Hamás mezclados con la población civil desplazada.
Desde la Casa Blanca, las consultas sobre este tema fueron derivadas al Departamento de Estado y al Departamento de Defensa, ambos sin emitir comentarios al respecto. Igualmente, no se obtuvieron respuestas de parte del Ministerio de Defensa ni de la Oficina del primer ministro de Israel. El ejército israelí, por su parte, redirigió las preguntas hacia el Ministerio de Defensa.
Un documento de la Embajada de EE. UU. en Jerusalén, analizado por The Wall Street Journal, indica que el pedido israelí busca “la rápida adquisición de estos artículos para la defensa de Israel frente a amenazas regionales actuales y futuras”, mencionando que la venta no presentaría problemas relacionados con los derechos humanos. Según el documento, “Israel implementa medidas efectivas para evitar violaciones graves de derechos humanos y sanciona a aquellos miembros de las fuerzas de seguridad que infrinjan estos derechos”, destacando la transparencia de Israel en investigaciones previas lideradas por EE. UU. sobre acusaciones de mal uso del material de defensa.
Financiación estadounidense de envíos de armamento a Israel
Un antiguo funcionario estadounidense reveló que la entrega de armamento a Israel se financiará con fondos provenientes de la ayuda militar que Estados Unidos brinda anualmente a Israel. Este apoyo financiero se traduce en miles de millones de dólares destinados a fortalecer las capacidades militares israelíes, siendo una fuente primordial para la adquisición de armas de EE. UU. por parte de Israel.
Las municiones guiadas de precisión que forman parte de este envío permitirían a Israel dirigir sus ataques de manera más efectiva contra líderes de Hamás y objetivos ubicados en zonas subterráneas fortificadas. Aunque las bombas MK-82 carecen de precisión inherente, Israel cuenta con kits que se pueden acoplar para mejorar su exactitud. Estos artefactos han sido empleados por Israel en el contexto de la guerra en Gaza, según funcionarios estadounidenses.
Desde el inicio de la guerra, Estados Unidos ha proporcionado a Israel aproximadamente 21.000 municiones guiadas de precisión, de las cuales Israel ha utilizado cerca de la mitad. De acuerdo con un análisis de los servicios de inteligencia de EE. UU., el arsenal restante sería suficiente para sostener operaciones militares en Gaza durante 19 semanas adicionales. Sin embargo, este período se vería significativamente reducido a solo unos días si Israel decide abrir un segundo frente contra Hezbolá en Líbano, tal como indica una fuente familiarizada con la evaluación de inteligencia de EE. UU.
La decisión de transferir más armas a Israel se inscribe dentro de un esfuerzo mayor de la administración Biden por incrementar rápidamente el suministro de armamento a Israel, especialmente después de la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás. Como respuesta, EE. UU. inició el envío de armas directamente a Israel por vía aérea poco después del incidente, y en dos ocasiones ha recurrido a normativas de emergencia para facilitar la entrega de armamento a Israel sin la aprobación previa del Congreso.
Biden y Netanyahu: tensiones y política armamentística
La relación entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha experimentado tensiones debido a los esfuerzos de Biden por moderar la campaña militar israelí contra Hamás. A pesar de estas diferencias, la administración Biden ha decidido no imponer condiciones a la venta de armas a Israel, buscando no utilizar esta vía como mecanismo de presión para influir en la estrategia bélica israelí. Israel sostiene que el armamento requerido es esencial para llevar a cabo su ofensiva contra Hamás en Gaza.
Tras el ataque de Hamás el 7 de octubre, Biden mostró un firme apoyo a Israel, aunque ha hecho llamados a minimizar las bajas civiles en Gaza y ha promovido la aceptación de un alto el fuego que incluya la liberación de rehenes a cambio de terroristas palestinos. Esta posición se da en un contexto de reelección presidencial, enfrentando a Biden a una opinión pública estadounidense polarizada sobre la guerra y divisiones internas en su partido respecto al apoyo a Israel y al suministro de armas.
La guerra en Gaza ha resultado en la muerte de más de 28,000 personas, mayoritariamente mujeres y niños, según fuentes sanitarias de Hamás, que no diferencian entre combatientes y civiles. Esta guerra se desató tras un asalto de Hamás en el que masacraron a 1,200 israelíes, en su mayoría civiles, marcando el ataque más mortífero en la historia del país.
La continuación del suministro de armas estadounidenses a Israel ha generado inquietud entre diplomáticos estadounidenses, especialmente por el uso de estas en la guerra contra Hamás en Gaza. Funcionarios de Estados Unidos han mencionado la apertura de investigaciones sobre ataques específicos en Gaza, incluido uno que resultó en 125 muertes en octubre, y el uso potencial de fósforo blanco en Líbano, subrayando la complejidad del apoyo militar estadounidense en la región.
Entregas de armas estadounidenses a Israel
La propuesta de Estados Unidos de suministrar un lote adicional de armas a Israel representa una fracción menor comparada con el volumen de la campaña de bombardeos de Israel en Gaza, que ha visto el lanzamiento de 29.000 armas en poco más de dos meses, de acuerdo con una evaluación de diciembre de la Oficina del director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos. A pesar de su escala limitada, analistas de seguridad interpretan cualquier entrega adicional como un gesto de apoyo de Estados Unidos hacia la continuación de la guerra por parte de Israel, lo que además señala una disminución de la influencia estadounidense en un contexto donde la guerra podría intensificarse.
Brian Finucane, exabogado del Departamento de Estado y ahora asesor principal en International Crisis Group, ha comentado sobre la dualidad de las acciones de Estados Unidos en la guerra, indicando que “Estados Unidos está echando leña a este conflicto regional y, al mismo tiempo, tratando de apagar las llamas”.
El aumento de la tensión se ve particularmente en la preparación de Israel para una ofensiva en Rafah, ubicada en la frontera con Egipto. Esta situación ha alarmado a la comunidad internacional, incluyendo gobiernos extranjeros, funcionarios de la ONU y líderes palestinos, por el potencial de daño y pérdida de vidas civiles en la zona. Egipto, anticipando posibles consecuencias, ha comenzado la construcción de barreras de hormigón para gestionar la posible llegada de refugiados de Gaza.
La administración de Biden ha manifestado su posición de que cualquier ofensiva debe contemplar medidas concretas para la protección de los civiles en Rafah. Aunque Israel no ha comunicado un plan detallado para los civiles, oficiales militares israelíes han mencionado la intención de reubicar a la población civil a otras áreas dentro de Gaza, buscando mitigar el impacto humanitario de sus operaciones militares.