Para hacerse una idea más detallada del desarrollo de los Acuerdos de Abraham, el ministro de Patrimonio, Amichai Eliyahu, mantuvo la semana pasada una serie de reuniones en los Emiratos Árabes Unidos, lo que le convirtió en el primer ministro del actual gobierno que visita el país.
En un artículo final sobre su visita, el ministro Amichai Eliyahu escribió: “Vine a los Emiratos Árabes Unidos por un sincero deseo de conocerlos y comprender la fuente de poder de un pueblo que ha logrado construir un reino inspirador en muy poco tiempo. Me quedó claro que un fenómeno así no es posible sin una profunda base moral. Es imposible llevar a millones de personas hacia un objetivo unificado si el corazón no está conectado con el objetivo. Si lo que se ofrece es solo prosperidad económica sin una profunda base de valores”.
“Es fascinante ver cómo el jeque Zayed bin Sultan, que empezó su vida en una simple tienda de campaña sin agua corriente y mucho menos electricidad, ha conseguido construir un Estado que combina una visión, unos valores y unas prácticas que crean prosperidad y tranquilidad”.
Relata el ministro: “Me sorprendió su genuino respeto por el judaísmo. Por la comprensión de que el patrimonio judío es también su patrimonio. Esto no es lo que conocemos de nuestras relaciones históricas con el mundo árabe en la última generación. Aquí suena una melodía muy distinta”.
“Los Acuerdos de Abraham crearon una enorme infraestructura para el patrimonio. Nuestro primer padre, Abraham, es también su padre y es la verdadera prueba del versículo de la Torá que dice que Abraham será una fuente de bendición para todas las naciones. Si nos fijamos bien, comprenderemos cuán grande es el potencial para crear relaciones sanas entre los pueblos”.
El ministro Eliyahu añadió en el post: En una de las conversaciones, el anfitrión me dijo: ‘Los Acuerdos de Oslo que ustedes hicieron intentaban ignorar la identidad profunda de las partes y establecer la paz sobre la base de promesas materiales, y yo le digo -dijo con seguridad- que quien pensó en eso no entiende en absoluto el lenguaje de Oriente Medio’. Con los años, nos hemos acostumbrado a pensar en términos de intereses mutuos. Les damos agua y, a cambio, obtenemos un acuerdo. Les damos el Sinaí y, a cambio, obtenemos un tratado de paz. A fin de cuentas, la paz en Oriente Medio no llegará, crecerá sobre una base superficial y no vendrá de cócteles.
La diplomacia ordinaria se basa en construir relaciones basadas en intereses comunes. Junto a esto, debe haber una diplomacia profunda basada en la identidad y la fe. La antigua herencia judía es recibida con gran respeto y buena voluntad.
“El Estado de Israel debe profundizar sus relaciones con los países del acuerdo de Abraham sobre la base del entendimiento mutuo entre los habitantes de los propios países. “De pueblo a pueblo” Y no depender solo del poder de los líderes políticos que hablan entre sí. Los valores compartidos crearán un entendimiento y unas relaciones más profundas que nos permitirán trabajar de verdad por un objetivo común”, concluía el ministro Eliyahu en el post.