Gran Bretaña ha lanzado un ultimátum a Israel, advirtiéndole de que cesará la venta de armas al país a menos que permita al personal de la Cruz Roja visitar a los terroristas de las fuerzas de Nukhba retenidos por la masacre del 7 de octubre.
Este ultimátum se produce en medio de la continua negativa de Hamás a facilitar el acceso de la Cruz Roja a los rehenes israelíes capturados.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Cameron, ha declarado que, si no se cumple esta exigencia, Gran Bretaña promoverá un embargo de armas a Israel en toda Europa. La insistencia británica en permitir las visitas a los terroristas capturados subraya la acusación de que Israel está violando el derecho internacional al restringir el acceso de la Cruz Roja.
Israel, por su parte, ha justificado la restricción de las visitas por motivos de seguridad, argumentando que tales decisiones son cruciales para su seguridad nacional. El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz, ha criticado el enfoque británico, señalando que socava la posición de Israel y legitima potencialmente a Hamás, complicando las negociaciones de intercambio de prisioneros.
La postura británica no es aislada, ya que tanto Canadá como Italia han anunciado su decisión de suspender la venta de armas a Israel durante la guerra, aunque estas decisiones tienen un impacto limitado dado el reciente historial de transacciones de armas entre estos países e Israel.
Las medidas adoptadas por Canadá e Italia son más simbólicas que prácticas, teniendo en cuenta el volumen histórico del comercio de armas entre Israel y estos países.