El primer ministro Naftali Bennett tiene previsto viajar a Washington para reunirse con el presidente estadounidense Joe Biden el próximo jueves.
“Hacia finales de mes, se espera que vaya a EE.UU., si el coronavirus lo permite, para una importante reunión con el presidente Biden”, dijo Bennett en una conferencia de prensa el miércoles. “El tema de Irán será central”.
“Irán se encuentra en el punto más avanzado de su historia en materia de enriquecimiento [de uranio], pero tenemos un plan para hacerle frente y proteger la seguridad del pueblo de Israel”, dijo.
Bennett dijo que el gobierno ha examinado a fondo la amenaza iraní, en todas sus facetas, y ha elaborado una nueva estrategia.
“Llegaremos [a la Casa Blanca] muy centrados, con un enfoque de asociación, un enfoque destinado a detener las acciones regionales negativas de Irán -su desestabilización, el daño a los derechos humanos y el terrorismo- y a impedir que Irán se acerque a la irrupción nuclear”, declaró el primer ministro.
Las administraciones de Bennett y Biden han estado trabajando para planificar una reunión entre los líderes desde que el primero entró en funciones en junio. Bennett no quiso programar el viaje antes de que la Knesset entrara en receso, debido a su escasa mayoría y al interminable filibusterismo de la oposición.
La estrategia de Bennett en el asunto de la amenaza nuclear iraní es dramáticamente diferente a la de su predecesor, en el sentido de que está dispuesto a trabajar con la administración de Biden y los socios europeos en el asunto, incluso cuando su política es negociar una vuelta al acuerdo nuclear de 2015, al que Israel se opone firmemente.
El enfoque más internacional se puso en marcha después de que los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán lanzaran un ataque con drones contra el Mercer Street, un petrolero gestionado por una empresa de propiedad israelí, matando a su capitán rumano y a un guardia de seguridad británico.
Israel compartió información con el Reino Unido y Estados Unidos que demostraba que Irán estaba detrás del atentado, y presionó para que el Consejo de Seguridad de la ONU tomara medidas. Fotos publicadas posteriormente por el Pentágono muestran componentes de un vehículo aéreo no tripulado que coinciden con los drones iraníes.
Jerusalén y Washington coordinaron estrechamente su respuesta al atentado de Mercer Street, y el G7 condenó a Irán por ello.