Rusia dijo el miércoles que estaba “profundamente preocupada” después de que el máximo tribunal de Israel dictaminara a principios de este mes que la compra por parte de un grupo de judíos de una propiedad del este de Jerusalén a la Iglesia Ortodoxa Griega era legal.
La organización Ateret Cohanim, que promueve la residencia judía en el este de Jerusalén, compró tres edificios a la iglesia en un acuerdo cerrado en secreto en 2004. La iglesia presentó entonces un recurso contra Ateret Cohanim, alegando que las propiedades fueron adquiridas ilegalmente y sin su permiso, pero el Tribunal Superior falló a favor del grupo.
“Estamos profundamente preocupados por la situación de la presencia cristiana en Jerusalén”, declaró la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, en un comunicado.
“Tal decisión es previsiblemente perjudicial para la paz interconfesional y plantea preocupaciones legítimas sobre la posición de la comunidad cristiana en Tierra Santa”, añadió.
Los lazos entre Moscú y Jerusalén se han visto especialmente tensionados en los últimos meses desde la invasión rusa de Ucrania. Israel trató de mantener una línea fina entre Moscú y Kiev, pero se ha vuelto progresivamente más crítico con Rusia a medida que surgían pruebas de las atrocidades rusas y a la luz de la creciente retórica antisemita de los líderes rusos.
A principios de mayo, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, afirmó que “Hitler también tenía sangre judía” y que “algunos de los peores antisemitas son judíos”. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia redobló las declaraciones días después, diciendo que los judíos cooperaron con los nazis y que Israel apoya el “régimen neonazi” en Ucrania.
En abril, Rusia pidió a Israel que le entregara la propiedad de la controvertida iglesia Alexander Nevsky de Jerusalén, después de que se paralizara el traslado, aprobado por el anterior gobierno israelí.
La Iglesia Ortodoxa Griega es la mayor y más rica iglesia de Tierra Santa, y posee enormes propiedades inmobiliarias desde hace cientos de años. Se enfrenta a acusaciones periódicas de vender o alquilar propiedades a Israel en zonas predominantemente palestinas.
Israel recuperó el este de Jerusalén en la Guerra de los Seis Días de 1967 y posteriormente extendió su soberanía sobre ella, en una medida nunca reconocida por la comunidad internacional. Ahora considera la totalidad de Jerusalén como su capital debido a la conexión histórica y bíblica de los judíos.
Los árabes palestinos consideran que “Jerusalén Este”, incluida la Ciudad Vieja, es la capital de su futuro “Estado”, y ven la creciente presencia israelí como una amenaza existencial.